Lo que más me ha sorprendido de esta película, aparte de su desbordante imaginación y su asombroso dominio de la técnica, es que Keaton no deja nada al azar. Si la novia de Johnnie Grey le impone como ultimátum no volver a verle hasta que consiga un uniforme, él cumple su palabra (aunque se trate de un uniforme unionista
). Si uno de los generales quema accidentalmente el mantel con su cigarrillo, Keaton aprovecha esta circunstancia de modo que desemepeñe una función narrativa. Si Grey y su amada sorprenden a un oso en el bosque, inmediatamente caen en una trampa para osos, etc.
Todo lo anterior, por sí solo ya estaría muy bien. Pero es que además la cinta cuenta con un ritmo de primera, unas secuencias de acción exquisitas, unos gags de aplastante comicidad, y una composición de plano que nada tiene que envidiar a los maestros soviéticos. Estupendo regalo para la vista. En el fondo da igual el rumbo que tome la historia, porque sabemos que minuto a minuto, escena a escena, los recursos cinematográficos empleados por Buster Keaton y su co-director van a resultar atrevidos y originales. No se la pierda.