La acabo de revisionar después de bastantes años y me ha gustado mucho. No llega al nivel de genialidad de Los caballeros... pero tiene momentos brillantes, sobre todo la sátira de los grupos rebeldes, más preocupados por competir entre si que contra el enemigo común, y de los fanáticos religiosos ("Sigamos a la calabaza", "no, no, a la sandalia, es un signo del profeta" ).
Eso sí, la puesta en escena es un poco tosca, pero da igual, se le perdona.