Una narración que es una ración generosa de militarismo y nostalgia de un subproducto pestilente como lo fue la primera entrega.
Y aún así es cojonuda. No me lo explico. Redondea todo lo que la de Tony Scott dejaba desdibujado, elimina la grasa, tonifica los músculos y amplia las escenas de acción, los diálogos tienen bastante sentido, los personajes son interesantes cada uno en su dimensión, no sólo Maverick, que es lo que ocurría en la primera. Era el enano cipotudo contra el mundo, era tan machorro que al final parecía una comedia involuntaria gay y era tan valiente que su gran enemigo era él. Además, tampoco había demasiada trama. En Maverick sí que la encontré: cerrar heridas del pasado y la lucha contra la escalada nuclear. En ese sentido, no se le puede reprochar a Joseph Kosinski que no haya dado en el clavo y en verdad toca una tecla sensible que a día de hoy flota en el ambiente.
En fin, emocionante, espectacular y te manipula de tal forma que te comes su basura aplaudiendo y con una sonrisa