Cliente: Quiero quejarme de este loro que compré no hace ni media hora en esta misma tienda.
Dependiente: Ah, sí, el noruego azul. ¿Qué le pasa?
Cliente: Yo le diré lo que le pasa. Está muerto. Eso es lo que le pasa.
Dependiente: No, no, está descansando. Mire.
Cliente: Oiga, amigo, yo reconozco un loro muerto cuando lo veo y estoy viendo uno ahora mismo.
Dependiente: No, no, señor, no está muerto, está descansando.
Cliente: ¿Descansando?
Dependiente: Sí. Un pájaro extraordinario el noruego azul. Bonito plumaje, ¿verdad?
Cliente: El plumaje no tiene nada que ver. Está muerto.
Dependiente: No, no, está descansando.
Cliente: Está bien. Si está descansando, le despertaré. [Gritándole al oido] ¡Hola, Pollyyyyyyyyyy! Tengo una bonita sepia para ti cuando te despiertes, loritoooooooooo.
[El dependiente golpea la jaula]
Dependiente: ¿Ve? Se ha movido.
Cliente: No se ha movido. Usted ha empujado la jaula.
Dependiente: No es verdad.
Cliente: Sí es verdad. [Lo saca de la jaula] ¡Hola, Polly! ¡Poooooooooolly! [Lo golpea contra la mesa] ¡Lorito, despiertaaaaaaa! [Lo vuelve a golpear] ¡Loritoooooo! [Lo lanza al aire y cae al suelo] A eso es lo que yo llamo un loro muerto.
Dependiente: No, no, está aturdido.
Cliente: Oiga, amigo, ya me estoy hartando de esto. Ese loro está definitivamente fallecido. Y cuando lo compré no hace ni media hora usted me aseguró que su falta de movimiento se debía a que estaba cansado y hecho polvo tras un largo graznido.
Dependiente: Probablemente añora los fiordos.
Cliente: ¿Añora los fiordos? ¿Qué está diciendo? ¿Por qué cayó tieso panza arriba en cuanto llegué a casa?
Dependiente: El noruego azul prefiere dormir boca arriba. Es un bonito pájaro, precioso plumaje.
Cliente: Oiga, me tomé la libertad de examinar al loro y descubrí que la única razón por la que estaba sentado en su percha era porque había sido clavado en ella.
Dependiente: Pues claro que estaba clavado, de lo contrario habría subido a esas barras y... ¡Bum!
Cliente: Oiga, amigo. Este loro no haría "Bum" aunque le diera una descarga de 4000 voltios. Está difunto.
Dependiente: No. Tiene añoranza.
Cliente: No tiene añoranza. Ha expirado. Este loro ya no existe. Ha dejado de existir. Ha ido a encontrarse con su creador. Es un difunto loro. Un fiambre. Privado de vida. Descansa en paz. Si no le hubiera clavado a la percha estaría criando malvas. Ha bajado el telón y está con el coro invisible. Es un ex-loro.
Dependiente: Bueno, entonces tendré que cambiárselo.
Cliente: Si quieres que se haga algo en este país, tienes que quejarte hasta ponerte morado.
Dependiente: Lo siento, amigo, no nos quedan loros.
Cliente: Ya veo, ya veo, me doy cuenta.
Dependiente: Tenemos una babosa.
Cliente: ¿Habla?
Dependiente: La verdad es que no.
Cliente: Entonces no es muy bien cambio, ¿no?