A Elena Anaya no le hacía ninguna gracia trabajar con armas, le tenía bastante miedo. Después del rodaje y de tener que familiarizarse con ellas, entiende porqué en EEUU hay tanta demanda. Ahora le encantan...

Los puti-clubs del film no cerraban sus puertas mientras se rodaba. Más de una vez los técnicos de sonido tenían que parar el rodaje debido al ruido de las habitaciones contiguas. Todo el equipo debía esperar pacientemente hasta que acababan la "faena"

El director no quería que se reflejara ninguna localización en la película para dar a entender que podría suceder en cualquier lugar de España. Si os fijais se les escapó un par de furgonetas con matrícula de Mataró (Pese a que está rodada íntegramente en Madrid)