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Crítica - This is England

Poster

'Retrato nostálgico e irónico'

03/07/2008 - Por Hattie Carroll

(4/5)

“Estoy contemplando la posibilidad de coger a mi familia y largarme pronto de este país, dentro de un par de años. Es frío y mezquino. Y ya no me gusta vivir aquí”.

Esto es parte de lo que escribía Alan Moore en la introducción de V de Vendetta refiriéndose a la Inglaterra de los 80. Las imágenes de archivo que nos muestra Meadows en los títulos de crédito de This is England son una buena muestra de esa frialdad y mezquindad y, anticipando lo que veremos después, contrastan con la calidez de un tema reggae.

La calidez en This is England la proporciona un niño que busca su sitio, Shaun, y que se siente acogido por un grupo de skins encabezados por Woody. Hoy en día skin y neonazi son conceptos que aparecen unidos pero en sus inicios el movimiento skin no estaba politizado y no tenía nada que ver con ideas racistas. Woody es un buen chaval que encuentra la manera de enfrentarse a su mundo y reafirmarse a sí mismo mediante la estética y mentalidad skin. Es una pena que salga poco pero es un gran acierto que no se busque el contrapunto fácil con el otro skin, Combo. Cuando Combo suelta su discursito neonazi Woody simplemente se levanta y se va y respeta la decisión de Shaun de quedarse. Shaun tendrá que aprender solo y el espectador se queda sin la referencia de Woody, abrumado ante el carácter de Combo y en una tensa espera del desenlace final. Al no ser Woody un líder en el sentido estricto, al no buscar adoctrinar a nadie, precisamente por ser sólo un buen chaval no será capaz de mantener su banda unida y algunos de sus colegas se dejarán seducir por la palabrería de Combo. Algunos se dejan engañar, otros pueden dar pasos en falso pero acaban tomando el camino más sensato.

This is England se convierte en algo mucho más complejo que simple cine social de denuncia. Más que seguir denunciando una situación social injusta, que ya no hace ninguna falta, se preocupa de reivindicar el talante humano, su capacidad para tomar decisiones y hacerse a sí mismo, de buscar su lugar en un mundo que nadie puede cambiar. Y lo hace a través de los mismos ojos en distintos momentos vitales, un niño lleno de rabia y un adulto que reflexiona sobre el pasado con serenidad aunque no pueda evitar la rabia contenida y, sobre todo, no necesita de palabrería. La palabrería se la deja a los que están llenos de odio. Meadows sólo necesita un agradable tema regaae para dejar claro su mensaje. Se agradece.

Refiriéndose al apartado técnico sorprende la maestría a la hora de reflejar una época de manera tan fiel, no sólo por la puesta en escena, sino porque consigue que realmente parezca que está rodada en los 80. Un granulado grueso y sucio que le da un carácter documental, acentuado por la colocación de la cámara en algunas escenas, contrasta con el lirismo de otras, aquellas en las que el pequeño protagonista está solo. La estupenda banda sonora acompaña perfectamente y se amolda a cada momento del film, dotándolo de un ritmo poderoso y vigoroso pero pausado y mimado a la vez. El montaje episódico donde aparecen y desaparecen personajes sin profundizar en aspectos que a priori parecían interesantes puede producir la sensación de que no avanza hacia ningún lugar. La historia es predecible dado nuestro propio bagaje cultural y porque sabemos que va de skins, pero no es una debilidad del propio film y no le resta fuerza. El desenlace no deja de ser doloroso por esperado y la historia personal de Shaun avanza desde la inexperiencia hacia una madurez salpicada de errores, que más que justificados son digeridos por el espectador, experimentados y sentidos, compartidos. La dura realidad social se asume sin más, la clave está en cómo se dejan afectar sus protagonistas, en como se mueven por ese paisaje frío y mezquino del que quería huir Alan Moore. Los personajes de This is England no son un mero reflejo mecánico, sin vida, de ese mundo. Algunos sí, no dan para más, pero otros están por encima a pesar de sufrir las mismas heridas y el mismo desarraigo. Son jóvenes que han tenido que enfrentarse a la pérdida y a la desesperanza, que comparten una cabeza rapada y la fascinación por las Dr. Martens, el uso y abuso de drogas, pero no todos alimentan su desencanto con un odio que los consume y destruye, hábilmente captados por partidos de ultraderecha para que corra la sangre sin que ellos se manchen.

La tensa química entre Shaun y Combo, Thomas Turgoose y Stephen Graham, almas que se reconocen porque comparten un dolor común, nos deja algunos de los mejores momentos de una historia que ya no es necesaria pero tampoco es prescindible. La mirada dura y triste de Thomas desenmascara la soledad de unos personajes que se esconden bajo un disfraz en busca de su identidad. Creo que es la mejor interpretación infantil que he visto jamás, tan espontánea y sentida que es imposible no enternecerse con las desventuras de ese niño que se convierte en hombre. Se come a todos los demás, incluido un estupendo Stephen Graham que llena de matices su interpretación provocando muchos sentimientos encontrados en el espectador.

This is England avanza desde un retrato nostálgico e irónico, ya desde su acertado título, hasta una madura reflexión final de gran crudeza pero cargada de esperanza, sin maniqueísmos ni partidismos.

 

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