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Crítica - La Niebla (2007)

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'Una maravilla del género fantástico'

06/03/2008 - Por johnforhereyes

(4/5)

La Niebla (2007)
Director: Frank Darabont
Intérpretes: Thomas Jane (David Drayton) / Laurie Holden (Amanda Dumfries) / Toby Jones (Ollie Weeks) / Marcia Gay Harden (Mrs. Carmody) / André Braugher (Brent Norton) / William Sadler (Jim Grondin) / Jeffrey DeMunn (Dan Miller) / Nathan Gamble (Billy Drayton) / Frances Sternhagen (Irene Reppler) / Sam Witwer (Soldado Jessup) / Alexa Davalos (Sally) / Robert C. Treveiler (Bud Brown) / David Jensen (Myron) / Chris Owen (Norm) / Melissa McBride (Mujer con hijos en casa) / Andy Stahl (Mike Hatlen) / Buck Taylor (Ambrose Cornell) / Jackson Hurst (Joe Eagleton)
Duración: 126 minutos
Sinopsis: Una violenta tormenta asola la pequeña localidad de Maine. A la mañana siguiente, sus habitantes comprueban los destrozos causados y comienzan la ardua labor de arreglar los desperfectos. Pero mientras buena parte de los habitantes están en el supermercado comprando provisiones, [...]
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Estreno en España: 30 de Mayo de 2008
Nota I.M.D.B.: 8,7/10 (11388 votos)


CRÍTICA



En “La niebla” (“The mist”) del genial Frank Darabont (“Cadena perpetua”, “La milla verde”, “The Majestic”), adaptación del relato con el mismo título escrito por, como no podría ser de otra manera, Stephen King, de una manera rápida, rapidísima, se introduce al espectador en el argumento propuesto, más o menos atractivo según se conecte más o menos con la manera de esbozar realidades mediante la ficción del escritor estadounidense: tras una tormenta brutal, una misteriosa niebla empieza a expandirse por todo un pequeño pueblo de Estados Unidos, dejando atrapadas a varias personas en un supermercado, pues, cada vez que alguien se adentra en el extraño fenómeno, simplemente muere destrozado. Una vez conocido, desde muy al principio de la película, qué es lo que se esconde en la niebla, Darabont filmará qué ocurre en el supermercado con ese grupo de personas y qué planes intentarán ingeniar para poder sobrevivir a la amenaza exterior.

Centrar el cuerpo de la película en la lucha por la supervivencia por parte de esas personas encerradas en un espacio tan pequeño, ¡y hacerlo utilizando casi dos horas de metraje de película!, suponía el riesgo o peligro de afectar sobre todo al ámbito de la verosimilitud, esto es, el poder llegar a no hacer creíble lo que ocurre ahí y caer en los clichés del género de terror y de acción si se quiere. Pero por suerte el guión de Frank Darabont da muchísimo juego, para bien y para mal, para odiar la película y para amarla; “todo”, y se dice pronto, pero es exactamente “todo” lo que se pone sobre la mesa en un espacio tan reducido. Veamos un ejemplo:
“Meten a dos personas en una habitación y tardamos poco en querer matarnos. Por eso existe la política y la religión”.
Que uno de los personajes pronuncie esas palabras durante el conflicto presente en la película para, acto seguido, empezar a establecer una conversación con los distintos personajes sobre el comportamiento del ser humano en casos de pánico extremo mientras ellos, precisamente, están viviendo una situación límite, tiene que tomarse como una declaración de intenciones por parte del director y responsables de haber decidido elegir ese relato de King y no otro para llevarlo al formato cinematográfico: la situación sobrenatural que se nos plantea, como no podía ser de otra forma con el genial escritor, sirve a Darabont para hablar sobre la naturaleza del ser humano, para poner en circulación elementos que nos atañen desde que como especie vivimos agrupados los unos con los otros: las jerarquías, los lideratos, la política, las normas sociales, la religión, sobre todo este último elemento, la esperanza, la fe, la debilidad del ser humano, la fuerza, la capacidad de decisión… Y así un largo etcétera.

¿Cómo puede aparecer todo esto en un supermercado repleto de gente pueblerina y sencilla, rodeado de algo maligno con ansias de destruir humanos? ¿Cómo puede recrearse un microcosmos reflejo del mundo real pero con un dinamismo loco y una velocidad mucho más descontrolada debido a la naturaleza de la situación vivida, en una película que mucha gente irá a ver desde la óptica del cine de “terror” pero que ya nos ocupamos aquí de decir que, para ello, mejor quedarse en casa?
Pues puede hacerse no sólo filmando lo ocurrido con maestría, aportando planos y puntos de vista simplemente geniales, sino, lo más importante, habiendo estudiado mucho cada palabra que cada personaje dice, cada reacción, cada situación puesta en escena para otorgar a la manera de proceder de los personajes una credibilidad total.
Marcia Gay Harden (“Mystic River”, “Hacia rutas salvajes”) y todos los secundarios se encargan de otorgar esa credibilidad con actuaciones más que correctas. Flaquea, no obstante, el protagonista, Thomas Jane alias “el castigador”, cuyo rostro olvida todo en cuanto a credibilidad se refiere.


(Más imágenes en su galería)



Hablamos de verosimilitud y credibilidad, y es que Darabont sabe que mantener esos aspectos en sus adaptaciones de los relatos del genio del terror es lo que realmente da valor a sus obras de carácter fantástico, obras serias y a la vez mágicas, distintas de lo que han hecho otros directores fracasando estrepitosamente. La clave, pues, el saber conservar la credibilidad y la verosimilitud.
Es desde esta perspectiva que uno disfrutará viendo “La niebla” en el cine. Pero para disfrutarla debemos ser cautos: si se espera encontrar una nueva obra maestra como “Cadena perpetua”, o un hermoso y lírico film como “La milla verde”, lo que ocurrirá es que la decepción estará asegurada. “La niebla” será amada u odiada, ya lo dije, y os invito a escoger uno u otro camino, para definiros tal como deberán definirse los personajes atrapados en el supermercado. Yo lo he escogido: “La niebla” es una buena adaptación, una maravilla del género fantástico, con nada que envidiar, desde la humildad, y aunque a muchos pueda pesarles esta afirmación, a la “Guerra de los mundos” del maestro Spielberg por ejemplo.

 

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