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Crítica - En el Punto de Mira (2008)

Poster

'Parchis de piezas'

28/02/2008 - Por johnforhereyes

(2/5)

En el Punto de Mira (2008)
Director: Pete Travis
Intérpretes: Dennis Quaid (Thomas Barnes) / Forest Whitaker (Howard Lewis) / Matthew Fox (Kent Taylor) / William Hurt (Presidente Ashton) / Sigourney Weaver (Rex Brooks) / Eduardo Noriega [II] (Enrique) / Édgar Ramírez (Javier) / Ayelet Zurer (Veronica) / Saïd Taghmaoui (Suarez) / Zoe Saldana (Angie Jones) / Richard T. Jones (Holden) / Bruce McGill (Phil McCullough) / James LeGros (Ted Heinkin) / Holt McCallany (Ron Matthews) / Shelby Fenner (Grace Riggs) / Leonardo Nam (Kevin Cross)
Duración: 90 minutos
Sinopsis: El presidente de los Estados Unidos viaja a Salamanca para dar una conferencia. En medio del mitin, alguien atenta contra su vida. La historia está contada a través de los ojos de 8 de las personas que estaban ahí en ese [...]
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Estreno en España: 29 de Febrero de 2008
Nota I.M.D.B.: 6,9/10 (3261 votos)


CRÍTICA



Vamos a jugar a un juego, porque la cosa hoy irá de juegos, ya os aviso. ¿Qué tienen en común películas en principio tan dispares como la adaptación de la novela de Agatha Christie “10 negritos” (la del 45 o la del 74, no importa), “Identidad” de John Cusack, la argentina “Nueve reinas”, la sorprendente y agradable “Confidence” de James Foley, la mágica “El ilusionista” o la consistente “The prestige” de Nolan, cualquier obra de David Lynch… por ejemplo? Y a su vez, ¿qué tienen estas películas en común con series televisivas como “24” o “Lost”, o Twin Peaks… entre muchas otras?
Aunque se tratan de obras sin relación alguna en cuanto a calidad cinematográfica se refiere, de algún modo todas ellas se caracterizan por demandar del espectador un algo más, una atención extra, una activación de los cinco sentidos para poder, mediante la agudización del ingenio, descubrir ese factor escondido, ese ingrediente mágico que resta escondido tras el puzzle o misterio por piezas que se nos presenta, sea más o menos complejo, sea en hora y media o en varias temporadas televisivas.

“En el punto de mira” o “Vantage point” (no confundir con “En el punto de mira ”o“ Liberty Stands still” de Wesley Snipes) es el segundo film de repercusión internacional del director Pete Travis, responsable de la modesta cinta pero magnífica a la vez por su sobriedad y seriedad titulada “Omagh”, donde de una manera muy consistente se nos aproximó al mundo del terrorismo en Irlanda y, lo más importante, al sufrimiento y a la lucha de las víctimas de un atentado real sucedido en el año 1998, que acabó con 31 vidas.
Repite Travis ahora su incursión en el mundo del atentado terrorista pero, esta vez, desde una posición totalmente distinta: no sólo el acontecimiento es totalmente ficticio, pues estamos ante un supuesto asesinato al presidente de los Estados Unidos en Salamanca, sí, Salamanca España, durante una cumbre cuyo objetivo es garantizar la paz entre oriente y occidente (así de pretenciosa es esa cumbre), sino que ya desde los títulos de crédito, dignos de cualquier película de acción de los 90 o de la estética de la serie “24”, percibimos ese olor a cinta desenfadada donde vamos a ver disparos, explosiones, situaciones incoherentes y altamente improbables, adrenalina por doquier y, lo más importante, héroes y antihéroes. Dicho de otro modo: “En el punto de mira” se presenta, desde los primeros minutos, como otro juego más insertado en el marco de la acción hollywoodiense. Pero, ¿en qué consiste el juego que Travis nos propone?

Cuando uno juega al Monopoly encuentra nombres de calles más importantes
que otras, y por lo tanto valen mucho dinero falso; el objetivo será pues ir visitando con la fichita una y otra vez estas calles con más valor para poder comprarlas, construir, invertir y, si se da, luego venderlas para tener la vida solucionada. Algo similar ocurre durante el visionado de “En el punto de mira”: el espectador se sitúa en un tablero, la Plaza Mayor de Salamanca, donde tendrá lugar el trascendente atentado; junto a todos los extras (algunos construidos digitalmente, sobre todo en planos aéreos tanto de la plaza como de la ciudad al completo) que agitan desaforadamente sus banderitas españolas mientras vitorean más en español sudamericano que en español salmantino, encontramos un excelente reparto de actores y actrices, Dennis Quaid, Sigourney Weaver, Matthew Fox, Forrest Whitaker, William Hurt, Eduardo Noriega… entre otros y otras, profesionales que, si seguimos con el símil del “monopoly”, suponen todas esas “calles importantes” en las que el espectador tendrá que detenerse para intentar encontrar “la verdad de lo ocurrido”, tal como reza el subtítulo del film.



En efecto, Pete travis propone hasta 8 puntos de vista diferentes de un mismo suceso, puntos de vista que se materializan centrando la cámara tras o frente a cada uno de los personajes principales que formarán parte del puzzle que supone el atentado ocurrido. El espectador, por lo tanto, irá llenando su bolsa mental de información nueva cada vez que un nuevo punto de vista sobre lo ocurrido se le presente, y cuando esa bolsa esté llena y todo cuadre, entonces recibirá el premio que todo juego requiere: un clímax en forma de final que, sin lugar a dudas, ya se ve venir desde el principio de la película. Pero esto no tiene por qué ser negativo, pues, ¿no sabemos ya el final cuando nos disponemos a jugar al parchís?

Si a priori el elemento de la “multiperspectiva” junto al gran reparto de actores constituía un atractivo para acercarse a los cines a ver este film, la gran cantidad de puntos de vista hacen que la presencia de los actores más reclamados por el público en ocasiones quede muy mermada y llegue a ser totalmente intrascendente, por ejemplo, Sigourney Weaver no sale más de 10 minutos en el film, y si llega, y su presencia es totalmente innecesaria. Por otro lado, tanto Dennis Quaid, como William Hurt, como Matthew Fox, como Forrest Whitaker, aunque totalmente correctos, sobre todo Whitaker, quien se convierte en el personaje más entrañable de toda la película, el guión no respalda sus buenas expresiones, ya que más de una vez sus frases son tan tontas, estúpidas y esperables como lo serían los diálogos de una mala película de sobremesa.
A esta falta de atractivo en la palabra, debemos añadir que Salamanca tiene un aire sudamericano, concretamente mexicano, que elimina, sobre todo para nosotros los españoles, todo tipo de credibilidad en cuanto al realismo del lugar donde transcurre la acción se refiere, algo que por lo tanto se expande, por extensión, a la credibilidad que otorgaremos a la historia. Es cierto que la Plaza Mayor está muy bien recreada, pero cuando es hora de salir de la plaza…

Pero siendo coherente, pues dije que esto era un juego, no voy a seguir criticando estos aspectos negativos. Si os acercáis al cine conscientes de que lo que os vais a encontrar es eso, un juego, y estáis predispuestos a jugar, posiblemente saldréis satisfechos de haber pagado para ello. No obstante si debido al atractivo reparto, si debido a la confianza que tenéis en Pete Travis porque su otra película fue cine serio y consistente, de calidad, esperáis algo más que tres o cuatro buenas escenas de acción, entonces la película no es para vosotros.

Jonathan Alberti Cayero. 28 de febrero de 2008.

 

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