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Crítica - Sweeney Todd. El barbero diabólico de la calle Fleet

Poster

'Excelente desde su concepción estética hasta su resolución dramática'

13/02/2008 - Por Korben D. & Veerleen

(5/5)

Sweeney Todd. El barbero diabólico de la calle Fleet
Director: Tim Burton
Intérpretes: Johnny Depp (Benjamin Barker/Sweeney Todd) / Helena Bonham Carter (Mrs. Nellie Lovett) / Alan Rickman (Juez Turpin) / Timothy Spall (Beadle Bamford) / Sacha Baron Cohen (Signor Adolfo Pirelli) / Jamie Campbell Bower (Anthony Hope) / Laura Michelle Kelly (Mendiga) / Jayne Wisener (Johanna) / Ed Sanders (Toby)
Duración: 117 minutos
Sinopsis: Benjamin Barker (Johnny Depp) era un barbero felizmente casado y con una hija en el Londres victoriano. Pero el malvado juez Turpin puso sus ojos sobre su esposa Lucy, y urdió un complot para encarcelar a Benjamin en la otra parte [...]
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Estreno en España: 15 de Febrero 2008
Nota I.M.D.B.: 8,1/10 (34094 votos)


CRÍTICA (por Korben Dallas)



Un oscuro y grave acorde de órgano abre, sobre el logotipo siniestro de la Warner Brothers, el nuevo viaje de Tim Burton, el musical de terror Sweeney Todd. De este solemne modo, seguido por unos autoreferenciales y excelentes títulos de crédito la audiencia entiende que lo que va a presenciar es la sublimación de lo que el director viene haciendo desde hace veinte años a esta parte, alambicando el estilo humorístico y grotescamente sangriento, con la partitura de excepción que adapta y maneja con la mayor soltura, guiado con una sabiduría magistral por la música, llevándola al celuloide con soltura y efectividad, viajando por los pentagramas y moviéndose por entre las notas como si se tratara de un Vicente Minelli posmoderno y todopoderoso.

Sweeney Todd cuenta la historia de una venganza, la de Benjamin Barker, a quien le fueron arrebatadas su mujer y su hija por el malvado Juez Turpin (Alan Rickman), y fuera encarcelado injustamente años atrás. A su regreso a Londres, ya convertido en Sweeney Todd, sólo piensa en encontrar a los pertrechadotes de su desdicha y acabar con ellos. Junto a él, contará con la ayuda de la Señora Lovett (Helena Bonham Carter), dueña del más sucio establecimiento de empanadas de la ciudad, bajo la barbería de Todd y que acabará enamorándose del siniestro vengador.



La carrera de Tim Burton es una de las más sólidas y sobre todo coherentes dentro de la historia del cine de los últimos años. Desde Bitelchús (1988) y con la única salvedad de El planeta de los simios (remake que uno se sigue preguntando por qué hizo), Burton ha sido fiel a su estética, y a sus tres grandes bastiones, el humor ligado con lo tétrico, envuelto todo ello en un halo melancólico ineludible. Llegando a cotas sublimes en las que (a juicio de este que suscribe) serán sus grandes obras maestras: Eduardo Manostijeras y Sleepy Hollow, sin por ello dejar en el detrimento el grueso de su riquísima filmografía. Así, a lo largo de dos décadas, la sangre y los esqueletos han curtido las manos del artífice de tantas joyas, y la madurez ha llegado al director y con ella la serenidad de adaptar un clásico de Broadway que parece haber sido por Stephen Sondheim ex profeso para él.
Así, aprovechando una línea argumental que hace las delicias de cualquier adicto a la carnicería, hilada tan fina que cada corte de navaja supone una pequeña satisfacción en el espectador, la película deambula de manera creciente, incansable y siguiendo una evolución emocional y climática de órdago, sólo surcada por una escena sobrante –que dentro de un metraje de casi dos horas es el mal menor, pero que aún así sí puede considerarse como un pastiche fuera de lugar, aunque comprensible, si se quiere contentar a una audiencia quizá no demasiado dispuesta a tanta oscuridad- culminada en la que, contra todo pronóstico es la historia que más en serio a sí mismo se toma de todo el arsenal de monstruitos y marcianos del señor Burton.

Rodado con inteligencia y ritmo, Burton aprovecha todos los factores artísticos que podrían envolver la plasmación plástica de la historia, convirtiéndolos en las herramientas de un virtuoso artesano capaz de aunar el rojo ficticio de la sangre made in Hammer con los trucos artificiosos del Grand Guignol de hace dos siglos, decorando con guiños al Expresionismo Alemán y no por ello dejando atrás una vena bastante gore que quizá sí llegue a sorprender en alguna que otra escena. Enriqueciéndose con todos estos elementos, y valiéndose de excepcionales técnicos a su alrededor, contando en su plantel con el exquisito vestuario de Colleen Atwood, la impactante fotografía de Darius Wolski y los maravillosos decorados de Francesca lo Schiavo, la película se consolida, cuando menos, como una experiencia estética soberbia y extraordinaria.

Quizá los lares de la interpretación sean el terreno más farragoso que haya de pisar el film de Burton, puesto que, como siempre que se lucha contra un fantasma en la memoria colectiva de los espectadores más curtidos, al buscar sustitutos a clásicos de la escena, los de nuevo cuño cuentan con el desprecio a priori. Las malas lenguas dicen que la sombra de Angela Lansbury planea amenazante sobre Helena Bonham Carter y que los entendidos reconocen al unísono que ni Johnny Depp ni ella están a la altura musical del libreto. En mi modesta opinión (la de alguien que no ha conocido el musical original, pero que visto lo visto, aventura excepcional) tanto el uno como la otra podrán carecer de virtuosismo vocal, pero defienden sus personajes con credibilidad absoluta y escalofriante, haciéndose merecedores ambos de todas los encomios y beneplácitos por mi parte.

Sweeney Todd es un film de excepción, excelente desde su concepción estética hasta su resolución dramática, entretenido y aterrador, capaz de aunar lo dramático y lo horripilante a través de una partitura excelente, sin que por ello nada caiga en lo ridículo ni en lo absurdo, uno de los grandes handicaps de todo musical que se precie.



RUEDA DE PRENSA (por Veerleen)



21 de Enero, 11:40 de la mañana. Faltan 5 minutos para la aparición de Tim Burton y en la sala de prensa del Hotel Meliá de Plaza de Santa Ana ya no cabe ni un periodista más. Nadie habla demasiado y se nota el nerviosismo general; parece que estuviera a punto de llegar Papá Noel. La gente comenta en voz baja la película y una muchacha exhibe al borde de la histeria el dibujo con carta incluida que ha preparado para el director: una verdadera gruppie. A su alrededor, todos la miramos preocupados: “como el señor Burton sea un borde, la pobre chiquilla se va a llevar un buen chasco”.
Empieza a haber revuelo junto a la puerta. Los cámaras que habían ocupado las posiciones cercanas son obligados a retirarse al fondo de la sala para no agobiar y dejar visibilidad a todos. Unos momentos más…. , silencio absoluto…. y, finalmente, la puerta se abre.
Tras el intérprete y un par de responsables de prensa, aparece Tim Burton. Un poco tímido nos mira y levanta la mano para saludar. Nadie se mueve. De pronto, toda la sala prorrumpe en aplausos: desde luego, la película se lo merece: reúne lo mejor de la estética de Sleepy Hollow con la fantasía de La novia cadáver y Pesadilla antes de Navidad. Un lujo.

Y la rueda de prensa comienza:


PRENSA – Siempre ha dicho que no le interesaban los musicales y sin embargo éste le entusiasmó. ¿Por qué?

TIM BURTON – Éste es un musical único porque mezcla toda la imaginería del horror con una historia de amor trágico y la belleza de la música. Nunca se había visto algo así en el teatro, y tampoco en el cine. Me encanta.

P – Ya que el compositor del musical, Stephen Sondheim, también se encarga de la música de la película, ¿hubo presión por su parte a la hora de la adaptación a la gran pantalla?
T.B – En absoluto. Fue muy abierto a los cambios (y hicimos unos cuantos), muy positivo, siempre tuvo claro lo que estábamos haciendo y nos dejó hacer. Lo que sí tenía era derecho a elegir a los actores protagonistas pero tampoco hubo problemas en ese sentido. A Johnny incluso lo aceptó antes de hacerle el casting y oírle cantar.

P – Ésta es la sexta vez que colabora con Johnny Depp. ¿Cómo es trabajar con él? Ya deben conocerse por completo.
T.B – Todo lo contrario. Trabajar con Johnny en estas seis películas ha sido como trabajar con seis personas diferentes. Siempre aporta cosas nuevas. En realidad es como una estrella del cine de terror clásico más que el galán que a veces nos tratan de vender. Antes de Sweeney Todd nunca había cantado en pantalla. Puede que esto abra ante él nuevas posibilidades.

P - ¿Cómo fue el trabajo en rodaje con tantos números musicales y la importancia de las canciones para los actores?

T.B – Ha sido una forma muy diferente y estimulante de trabajar. Siempre teníamos presente la banda sonora y ensayábamos y rodábamos con ella. Eso da oportunidad a los actores a expresarse de nuevas formas, dan más de sí, son capaces de llegar más lejos reaccionando directamente a lo que oyen y cantan. Todo el equipo se sentía más implicado en la película, todos se sumergían en el mismo ambiente. No hubo que hablar de los personajes para definirlos porque con escuchar la música ya se sabe cómo son; eso es algo poco usual.

P – En cuanto a los decorados, en principio se habló del uso de imagen digital. ¿Por qué al final se optó por la construcción de los sets?

T.B – Se pensó en la imagen digital porque el presupuesto era modesto, pero no se imagina lo desagradable que resultaba tener a los actores actuando delante de esa horrible pantalla verde ¿alguna vez ha visto un color más feo? Ese método de filmación hace muy difícil a los actores meterse en su papel y resulta un entorno incómodo de trabajo para todo el equipo. Además, habría sido una pena desperdiciar el enorme talento del director artístico Dante Ferretti. Sus diseños son maravillosos. Al final sólo hay efecto digital en la secuencia de la playa.

P – Sus películas están siempre marcadas por un sello muy personal ¿Le preocupa que la atención se centre más sobre usted que sobre sus films?
T.B – La verdad es que yo no quiero atención sobre mí. Por eso ya no vivo en Los Ángeles. Cuando empezó mi carrera muchos me criticaban esa manera personal de hacer las cosas. Al final me di cuenta de que debía alejarme de allí para mantenerme fiel a mí mismo.

P – Usted empezó su carrera en el mundo de la animación y sigue estando muy presente en sus películas. En Sweeney Todd por ejemplo es la protagonista de la secuencia de títulos de crédito.
T.B – Lo que me fascina de la animación es que hay que diseñarlo todo, cada pequeño detalle. Eso da unas posibilidades increíbles porque hay que partir de cero. En cambio lo que ya no hago nunca son story boards porque hay que dejar a los actores que aporten en la escena, que sean espontáneos y no anclarles con una planificación previa.

P – Después de los Globos de Oro y las nominaciones a los oscar, se sentirá orgulloso de que la película haya despertado tanto interés...
T.B – A mí lo que me importa es divertirme. Me siento afortunado de poder ganarme la vida con lo que me gusta y hacer las películas que quiero. Claro que me hace ilusión ser reconocido, pero no tengo expectativas de ganar nada más. Francamente, los premios no suelen darse a películas musicales de terror.

P – Una vez dijo que sus películas estaban hechas para adultos, niños y perros...
T.B – Sí, y para algunos gatos también (risas).

P - A pesar de la sangre, ¿cree que la película está hecha para todos los públicos?

T.B – Sí, aunque puede que para niños extraños. Yo de niño vi montones de películas de terror que me encantaban. Sí que creo que tanto ésta como Sleepy Hollow son perfectas para niños.

P - ¿Y por qué la Fantasía como género recurrente en su carrera?
T.B – La Fantasía lo reúne todo, toca todos los temas que nos preocupan: lo oscuro, lo claro, el dolor... La vida es una mezcla parecida.

P - ¿Introduce entonces elementos autobiográficos en sus películas?

T.B – Sí, claro. De hecho, el diabólico y asesino Sweeney Todd es todo yo. La única diferencia es que yo no sé cantar.

P – Y en cuanto a sus próximos proyectos, ¿nos puede adelantar algo sobre Frankenweenie y Disney?

T.B - La verdad es que siempre tengo varios proyectos rondándome la cabeza, pero prefiero no dar muchos detalles porque nunca se sabe cuál saldrá adelante y cuál no. Sí es cierto que una idea es convertir Frankenweenie en largometraje, pero esta vez con el método de la animación, que creo que es la única forma de captar el espíritu de las ilustraciones de las que viene el personaje.

Y después de media hora, los encargados de prensa deciden que ya es hora de dar la entrevista por terminada y llevarse a Tim a descansar para la premiere de la noche. Con lo que no contaban era con la avalancha de periodistas que de pronto le cierra el paso al director en busca del ansiado autógrafo. De Bolsos, mochilas y bolsillos aparecen como por arte de magia, todo tipo de merchandising de las películas de Burton y unas cuarenta personas le rodean. La primera de ellas, la muchacha del dibujo y los nervios. Después de comprobar que el director recibe entre abrumado y sorprendido a la chica, abandonamos la sala contentos de haber conocido de cerca a Burton. Después de comprobar su sencillez, simpatía y timidez, aún somos más fans de él y por supuesto de sus películas. Sweeney Todd es otro 10.

 

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