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Crítica - Memorias de Queens

Poster

'Honesta'

08/06/2007 - Por Mrs de Winter

(3/5)

Memorias de Queens
Director: Dito Montiel
Intérpretes: Robert Downey Jr. (Dito) / Rosario Dawson (Laurie) / Shia LaBeouf (Joven Dito) / Melonie Diaz (Joven Laurie) / Channing Tatum (Antonio) / Chazz Palminteri (Monty) / Dianne Wiest (Flori) / Martin Compston (Mike O'Shea) / Eric Roberts (Antonio viejo) / Olga Merediz (Tía Mary)
Duración: 98 minutos
Sinopsis: Cuenta la historia de un chico en la década de los 80 que cree que está tocado por los santos. Su vida, repleta de momentos trágicos por la muerte de sus amigos a causa de las drogas, es toda una afirmación [...]
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Estreno en España: 8 de Junio de 2007
Nota I.M.D.b.: 6'9/10 (2392 votos)



CRÍTICA



“Mi nombre es Dito y voy a abandonar a todo el mundo en esta película”. Memorias de Queens comienza con esta confesión del protagonista, mirando a cámara, que deja claro el carácter marcadamente subjetivo de la historia, e invita al espectador a implicarse desde el principio. Y aunque el guionista/director Dito Montiel reconozca haberse tomado muchas libertades a la hora de llevar a la pantalla su propia vida, lo hace con tal sinceridad que resulta inevitable empatizar con el personaje que crea, a pesar de las diferencias sociales y culturales que sin duda nos separan.

A priori podría parecer la típica película de chico que vive en un barrio marginal. De hecho, la historia no es nada nuevo, con los ineludibles conflictos entre bandas, celos, discusiones padre-hijo, muertes en las calles, encarcelamientos y un poco de tensión sexual. La narración se construye desde el punto de vista del Dito adulto, un escritor de éxito que, debido a la enfermedad de su padre, ha de volver al barrio de Queens en el que se crió. El regreso a su antigua vecindad y el reencuentro con las personas que dejó atrás hacen aflorar recuerdos de juventud, que aparecen a modo de flashbacks. Esta revisión del pasado resulta ser un 80% de la película, que se centra en la relación de Dito con sus padres, sus amigos y enemigos, su novia… y así veremos cómo se va cumpliendo la advertencia que lanzaba al comienzo del film, hasta que logra escapar del caos que le rodea.



La trama resulta previsible en todo momento, pero aún así consigue mantener el interés casi todo el metraje. Y es que la verdadera fuerza de la película reside en la construcción de los personajes. Unos personajes por los que el autor muestra verdadero cariño, y lo transmite con intensidad a través de un reparto que pone todo su empeño en exponer esa misma fe en ellos. Y vaya si lo consigue. Las interpretaciones son soberbias. Robert Downey Jr. (Dito adulto) demuestra una vez más lo buen actor que puede llegar a ser, aun con sus escasas apariciones, ya que el protagonismo recae sobre el joven Dito, un Shia LaBeouf inmenso, que conmueve con el modo esquivo en que se enfrenta a cada situación. La incomprensión paterna, también típica en este tipo de filmes, la encarna Chazz Palmintieri, en este caso con un papel opuesto a el que interpretara en la Historia del Bronx de De Niro, mezclando dureza y sufrida preocupación a partes iguales. Pero no solo ellos brillan en la película. Me atrevería a decir que todo el reparto (Dianne West como la madre, Channing Tatum increíble en la piel del ‘duro’ de la pandilla, Melonie Díaz, Martin Compston, Rosario Dawson…) hace un trabajo excelente, de modo que cualquier secundario disfruta de su pequeño instante de gloria aportando gran cantidad de matices a las relaciones que se establecen entre ellos, consiguiendo que nos enamoremos de cada carácter, de cada gesto. Destaca la gran sensibilidad con la que Montiel aborda la historia, con los toques precisos de humor, tensión y drama, con una emotividad que mucho tiene que ver con la nostalgia con que se recuerdan la inocencia, los conflictos, desorientación e ilusiones de la juventud.



En el plano técnico, Dito Montiel despliega un amplio abanico de recursos que se alejan del clasicismo, quizás de manera demasiado obvia. De este modo, recurre a un montaje poco lineal, fragmentado, con superposiciones de texto (no olvidemos que se basa en un obra literaria del autor), steadycams… Realzado por un fotografía que no presenta Queens como el típico suburbio hediondo que mucho han representado antes, sino como un lugar bonito en su dureza, suavizado por los recuerdos del autor.

Memorias de Queens no es una película sorprendente, pero la honestidad emocional que transmite basta para que quede grabada en el espectador que se acerque al cine con un mínimo de sensibilidad. Y cualquiera se puede ver interpelado por la idea de que al final nadie nos abandona del todo.

 

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