Tras el envoltorio estilo Narnia con el que se vende esta película, se encuentra una historia que trasciende el actual cine infantil para llegar a conmover a los espectadores de todo el rango de edades que tengan el coraje necesario para adentrarse en este mundo de fantasía e imaginación.

Jess y Leslie, los protagonistas de esta historia, no son huérfanos con poderes mágicos ni huérfanos que sufren una serie de desafortunados eventos. Ni siquiera son huérfanos que atraviesan un armario para llegar a un mundo mágico. De hecho, no son huérfanos. Jess y Leslie son niños de lo más corrientes, y como todo niño normal y corriente son extremadamente especiales cada uno a su manera.

La vida de Jess no es muy alegre. Vive en el seno de una familia numerosa en la que el parece ser el último eslabón a la vez que se espera de él más trabajo y esfuerzo que de sus hermanas por ser el único varón de 5 hijos. En el colegio las cosas no son mejores para él, pues su situación familiar no es desconocida y le convierte en centro de burlas de los clásicos ‘bullies’ de colegio. Su única vía de escape son sus dibujos, un talento que mantiene en secreto con cierta timidez y vergüenza.

Y entonces, cuando comienza el 5º curso de primaria, llega Leslie, un torbellino de colores y alegría. Hija de escritores que se han mudado recientemente a la propiedad colindante a la de Jess, esta chica rubia que ha crecido en un hogar que fomentaba su creatividad, y cuenta entre sus favoritos los libros de Narnia, confundirá inicialmente al joven Jess, pero poco a poco logrará arrastrarlo a su modo de ver la vida. Le enseñará a expandir su imaginación más allá de su mente, hasta lograr cambiar el mundo que los rodea. Así es como juntos crean Terabithia, su propio reino mágico, donde pasan las tardes después del colegio y donde, gracias a Leslie, Jess descubre que puede afrontar sus problemas y superar las adversidades por muy dolorosas que sean. Terabithia, el mundo donde Jess aprende a querer, no solo a otra persona, sino a si mismo.

Toda esta valiosa lección que rodea a la película, la inspiración que proyecta sobre los espectadores, proviene en su mayor parte del libro, un best seller infantil de hace unos 30 años que, sin duda alguna, tendrá este año otro boom de ventas. Y, dado el carácter de la historia y la cercanía de los personajes, posiblemente sea un libro que provoque en los jóvenes lectores un nivel de empatía mayor y les influencie de un modo mucho más tangible que otros éxitos literarios para este sector.

No tengáis, pues, miedo de encontraros otro clon de Narnia si vais a ver esta película, pues encontraréis muchos menos fotogramas innecesarios y mucha más historia. Y sobre todo, no encontraréis multitudinarias batallas épicas entre criaturas digitales, pues lo que se cuenta en Un Puente a Terabithia no trata de una profecía y un destino, sino que, de un modo mucho más intimista y con un sabor entre dulce y amargo, los niños nos harán partícipes de su pequeño gran mundo fantástico (cierra los ojos y abre bien la mente, le dice Leslie a Jess), con sus alegrias, pero también con sus tristezas. Y si bien la cinta llega a su final en poco más de hora y media, los personajes de Joss Hutcherson (Jesse) y en especial el de AnnaSophia Robb (Leslie) se labran en ese tiempo un lugar en nuestro interior y los llevaremos con nosotros durante bastante tiempo.