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Crítica - Miss Potter

Poster

'Recomendable para aquellos que se precien recibirla con cariño y bondad'

08/02/2007 - Por korben dallas

(3/5)

Miss Potter
Director: Chris Noonan
Intérpretes: Ewan McGregor (Norman) / Emily Watson (Millie Warne) / Renée Zellweger (Beatrix Potter) / Barbara Flynn (Helen Potter) / Bill Paterson (Rupert Potter) / Phyllida Law (Mrs. Warne)
Duración: 92 minutos
Sinopsis: Beatrix Potter fue una mujer inteligente y carismática que tuvo que luchar contra los convencionalismos de su época. Se enamoró de su editor, Norman Warne, quien la ayudó a alcanzar la fama con sus creaciones infantiles de Peter Rabbit. [...]
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Estreno en España: 9 de Febrero de 2007
Nota I.M.D.B.: 7/10 (720 votos)



CRÍTICA



"Hay personas que dicen que la pequeña Lucía se durmió sobre la cerca, pero entonces, ¿cómo podía haber encontrado sus tres pañuelitos limpios y el delantal, sujetos con un imperdible de plata? Y además, yo he visto la puerta en la colina llamada Campanas del Gato. ¡Y además, yo soy muy amiga de la señora Bigarrilla!"

Estas líneas son el final de uno de los cuentos de Beatrix Potter. Cualquiera que se acerque a su obra, incluso a una sola frase de la misma, comprobará que se trata de literatura infantil, y en concreto, la más edulcorada y pastelosa ficción de bichos encantadores vestidos como humanos y que siempre se hacen amigos de niños encantadores de rizos dorados y buenos pensamientos. En consecuencia, cualquiera que vaya a ver Miss Potter debe contar con la absoluta certeza de que lo que va a ver es un producto cuyo nivel de azúcar sobrepasa al del guirlache. Por si fuera poco, el director de semejante proyecto hiperglucémico no es otro que Chris Noonan, quien ya nos empalagara en su momento con las aventuras del cerdito Babe, film un tanto sobrevalorado, pero cuya corrección es impecable.



Superadas estas premisas, el film se centra en el despegue de la estelar carrera de la escritora inglesa durante los primeros años del siglo veinte. Así como en la relación que mantuvo con Norman Warne, editor de sus cuentos y única persona que confió en su ambición de hacer llegar al público los cuentos que escribía. Los problemas con que Beatrix tendrá que enfrentarse no son pocos, un mercado en que no se confía en las mujeres y aún menos en la literatura infantil, una familia reacia a que se dedique a una disciplina artística en lugar de a cazar un marido bien situado, y, por tanto, opuesta a la relación con el señor Warne. Pero todos estos azotes en su contra sólo fortalecen a la convencida y decidida Señorita Potter, que luchará y se enfrentará a su destino y a las contrariedades sin titubear un segundo, acompañada en todo momento por amigos ficticios como el Conejo Perico o la Oca Carlota.

Estructurada desde una óptica absolutamente inocua, la película no se deja llevar por grandilocuencias ni por sorpresas formales, se ciñe firmemente a la figura de la protagonista y nos mantiene como testigos (algo emotivos) de los acontecimientos, nunca demasiado trágicos –o en caso de serlos, no demasiado desgarrados-. Unos cuantos flashbacks nos acercan a la juventud de la heroína y, de la mano de algunas secuencias de animación que no terminan de cuajar, son probablemente los elementos más dispensables de un film que, si no fuera por ellos, podría sustentarse en su guión como en un pilar de acero forjado. Tan correcto y medido en su tronco narrativo que resulta imposible sacarle un error, siendo esta falta de riesgo probablemente su mayor defecto. De modo que, asistimos a la vida de la señorita Potter con tanta cordialidad y fluidez que en ocasiones podría parecer anodina, carente de acción o el menor conflicto. Poniendo en manos de los actores el funcionamiento o descalabro del proyecto.



Agradecemos por ello las ricas interpretaciones de todos los partícipes, que, en contra de lo que a priori pueda parecer, no quedan eclipsadas y desplazadas ante la figura principal de una Renee Zellweger rutilante y encantadora (que, todo sea dicho, ha perpetrado el film como excelente medio para el fin de lucirse ella misma, no en balde veremos su nombre entre los títulos del film, para nada relegado a la interpretación, sino también presente en la producción). Junto a ella, como decimos, destaca Ewan McGregor, sin olvidar a Barbara Flynn y Bill Paterson, como los padres de la criatura. Aunque, resulta casi imposible no mencionar que quizá las más esplendorosas estrellas del plantel resulten las robaplanos y excepcionales Emily Watson y, la tristemente reducida, Phillyda Law, cuyos escasos cinco minutos son los más ricos y simpáticos del filme.

Con semejantes elementos a la vista y un equipo técnico engrosado casi en su totalidad por profesionales de la televisión inglesa, con un bagaje de riqueza artística y decorativa que es, cuando menos admirable, no es de extrañar que Miss Potter sea un espectáculo de imágenes bellas, detalles exquisitos y rincones elegantes. Un homenaje al intimismo y al espíritu amable de las publicaciones de la autora, que encuentra en las localizaciones fuera de la ciudad toda su plenitud y riqueza como reflejo del espíritu inconformista de su personaje.

Miss Potter es un filme recomendable para aquellos que se precien recibirla con cariño y bondad, pero cuyo espíritu de “no molestar a nadie” puede resultar profundamente molesto a aquellos que le pidan más acción que una tarde tomando el té con un conejo gamberro.

 

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