Una de atracos perfectos donde nada es lo que parece.

“Mi nombre es Dalton Russel. Presten atención a lo que voy a decir porque escojo las palabras exactas y no voy a repetirlo”. Así empieza Plan Oculto, último trabajo de Spike Lee y primera incursión clara del director neoyorquino en el thriller. Después de explicarnos las últimas 24 horas de Edward Norton antes de ir a la cárcel en “La última Noche”, Lee nos ofrece ahora una de atracos perfectos, una historia en la que nada es lo que parece y en la que la sorpresa está garantizada. Arropado por un gran elenco de actores (el actor fetiche del director y ganador de dos oscars, Denzel Washington; la también ganadora de un premio de la Academia, Jodie Foster, Clive Owen (al que casi no vemos la cara en todo el film!), y los siempre efectivos Willem Dafoe o Christopher Plummer) y con una gran productora detrás (primera colaboración entre el productor ganador de un oscar Brian Grazer y Spike Lee) Plan Oculto ofrece al espectador la emocionante posibilidad de formar parte de un atraco.

Atraco que empieza cuando cuatro personas vestidas con monos de pintores entran en el concurrido vestíbulo de la sucursal de Wall Street del conocido banco Manhattan Trust. En cuestión de segundos, los cuatro falsos pintores, siguiendo un plan estudiado al milímetro, controlan la sucursal, y toman como rehenes a cincuenta personas. En este momento dos inspectores de la policía de Nueva York (Denzel Washington interpreta a uno de ellos) se ponen al mando del operativo para liberar a los rehenes y reestablecer la situación. Pero no será una empresa fácil ya que el inteligente y calculador ideador del atraco (Clive Owen) ha diseñado un plan perfecto para conseguir su objetivo, un plan sin errores ni margen a la improvisación; un plan que permite a los atracadores ir siempre un paso por delante de la policía. Intereses ocultos motivaran la entrada en escena de un nuevo jugador, la enigmática y ambigua Madeline White (breve papel interpretado por Jodie Foster) que representa los intereses del presidente del banco al cual pertenece la sucursal. Pero ¿qué quieren realmente los atracadores?

Introducida por uno de sus protagonistas y narrada a modo de flashback, la historia va dando saltos en el tiempo colocando al espectador en el atraco unas veces y en los interrogatorios posteriores otras. Este hecho, que podría provocar la confusión y la pérdida del espectador, consigue el efecto contrario, introduce aún más al espectador en la trama y le hace querer saber más detalles acerca del atraco. Inspirada en las películas de atracos de la década de los setenta (Tarde de Perros o Pelham, un, dos, tres) Plan Oculto añade nuevos ingredientes a los ya típicos de este tipo de cintas (situación claustrofóbica, atracadores inteligentes, número reducido de escenarios). Así, a lo largo de todo el film no vemos en ningún momento ningún tipo de prisa o nervios por parte de los atracadores por coger el dinero de la caja fuerte. Al contrario, los atracadores ni siquiera prestan atención a los montones de billetes que hay en la cámara acorazada, es como si quisieran robar otra cosa. Otro aspecto a destacar es la escasa violencia que encontramos a lo largo de todo la película. Se trata de un atraco perfectamente ideado en el que nadie (ni policía ni atracadores) desea ningún tipo de herido.

Con una factura visual perfecta Spike Lee fabrica un thriller tenso que, partiendo de los clásicos, logra una sofisticación y modernidad que hacen de Plan Oculto algo totalmente nuevo dentro del género de atracos. Además, el director afroamericano introduce, como bien sabe hacer, una parte de crítica social. No en profundidad como en otras de sus películas sino en forma de pequeñas pinceladas a lo largo del film. Se trata de un análisis a los problemas de racismo y discriminación étnica que sufre EEUU después del 11-S junto con el creciente gusto de los jóvenes por la violencia. Se trata, por tanto, de un thriller cargado de tensión y de giros que hacen que el espectador no pueda desconectar ni un momento. Un thriller que logra crear un intriga que va aumentando cada minuto hasta llegar al desenlace, no sin antes ofrecernos una sorpresa final que, por una parte previsible, deja con ese extraño buen sabor de boca, esa extraña sensación de “me lo podía imaginar pero, aún así, me ha sorprendido”. Dos horas de puro entretenimiento recomendadas para todo aquel al que le gusten los atracos perfectos, los intereses ocultos, los personajes brillantes e inteligentes, los giros de guión y la sorpresa final.