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Crítica - S.W.A.T.: Los hombres de Harrelson

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'Una película más'

19/11/2006 - Por Padrino

(2/5)

El auténtico propósito de llevar a cabo una adaptación cinematográfica de una serie, de un libro, de una obra teatral, de un comic, de una novela gráfica (tan de moda actualmente gracias a autores de culto como Frank Miller con su Sin City o su 300, pendiente de estreno) debería resumirse, al menos desde mi punto de vista, en dos puntos principales. Por un lado tenemos aquellas adaptaciones que pretenden hacer una especie de homenaje al objeto adaptado en cuestión. Este tipo de películas se centran en reflejar al detalle el alma de la obra original, en intentar poner en imágenes todo aquello que expone el original, mostrar todas las aristas que conforman el universo de esa obra. El segundo tipo de adaptaciones que podemos encontrar son aquellas que pretenden adentrarse en el objeto original para mostrar nuevos puntos de vista, nuevos elementos; es decir intentan enriquecer a la obra original. El primer tipo de adaptaciones suele ser más propenso a darse en aquellas obras que son de conocimiento más o menos mayoritario, y basan su éxito en los continuos guiños y referencias a la obra original. El segundo tipo de adaptaciones expuestas suele darse de un modo más habitual en aquellas obras menos conocidas por el público en general, ya que persiguen un doble objetivo: darse a conocer entre los que no conocen la obra y profundizar y ofrecer nuevos matices a los que ya la conocen.

La película dirigida por Clark Jonson no puede englobarse en ninguno de los dos tipos de adaptación hasta ahora explicados. Debería englobarse en un tercer grupo de adaptaciones que se caracterizan por el mero interés económico. El objetivo aquí no es enriquecer la obra original ni ofrecer nuevos matices a la historia, ni muchísimo menos. Aquí el objetivo viene marcado por las productoras, cuyo único objetivo al adaptar obras muy conocidas por el público es el de ahorrarse dinero en la promoción y asegurarse un mínimo de espectadores. Se aprovechan de la curiosidad de los espectadores que tienen ganas de ver las adaptaciones de sus obras. El resultado final y la fidelidad respecto del original quedan relevados a un segundo o tercer plano. Es más, en el caso que nos atañe ni siquiera se ha incluido el nombre de la serie original en el título ni en el subtítulo; se ha optado por un título más impactante y más fácil de recordar. Fijémonos en películas como Starsky & Hutch, Los ángeles de Charlie o, sin ir más lejos, S.W.A.T. Pero fijémonos para tener claro el ejemplo de lo que no se debe hacer. ¿Qué queremos un ejemplo de lo que sí debe hacerse? Pues miremos Ghost World, Camino a la perdición, Misión Imposible (la primera entrega, dirigida por el genial Brian de Palma), El fugitivo, Hulk (quizás no guste pero es innegable el esfuerzo de Ang Lee por enriquecer el cómic y dotarlo de nuevos matices) Sin City…

S.W.A.T, además de carecer de un buen guión, carece de la intención por parte del director de reconocer de algún modo la obra original. Y eso, en cualquier adaptación que busque una mínima calidad, es imprescindible. Se creen que con poner la música de la serie de fondo y mantener los nombres de los personajes ya es suficiente, y queda claro que no lo es. ¿Qué seguidor de la serie no ha echado de menos un “T.J. Al tejado” ¿ Tampoco sentimos en ningún momento la tensión en la que conseguían introducirnos los capítulos de Los hombres de Harrelson. Además, se supone que se trata de una película de acción y ésta, desde mi punto de vista, brilla por su ausencia y por la falta de innovación y de dinamismo en el montaje. Si se supone que son la élite del cuerpo de policia, ¿cómo es que no se les ocurre sacar al detenido en un coche camuflado? ¿Y qué decir del reparto escogido? Se trata de un repertorio de estereotipos: el capitán siempre furioso, el protagonista mayor que ejerce de “padre” del resto (Samuel L. Jackson, ya se sabe: unos papeles enriquecen el alma, otros el bolsillo), el joven valor en alza (Colin Farell), el negro graciosillo (un LL Cool J que ya empieza a encasillarse en este tipo de papeles), la mujer dura y el compañero que se pasa al lado oscuro. Demasiado típico. Son este tipo de incongruencias y faltas de coherencia las que hacen que la gente no entre en la película.

S.W.A.T. acaba desperdiciando el gran potencial inicial desde el que partía para acabar convirtiéndose en una película más, una película que nos hace quedarnos con un mal sabor de boca de la serie original. Que no lo olvide el espectador: el culpable es el de siempre, el dinero.

 

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