Yasujiro Ozu, nacido el 12 de Diciembre de 1902, apasionado por el cine de Estados Unidos y de Europa empezó a realizar filmes al más puro estilo cómico Americano siguiendo la estética de estrellas como Harold Lloyd, Lubitsch y otros. Tiempo después el director Nipón fue demostrando su gran valor personal depurando film a film sus películas cada vez más sencillas y naturales. Nos empezó a hablar de como los acontecimientos y sobre todo el tiempo deshace a las familias, cambia la forma de vivir la vida, de las pasiones, y de sus valores. Y no existe una manera más apacible de tratar dichos temas que la suya propia, tan universal, tan nuestra.

Cuentos de Tokio es más que la afirmación de lo revelado anteriormente, nos relata la historia de una familia distante, cuyos principales protagonistas son los ancianos de la misma los cuales emprenden un viaje para reunirse con sus hijos y nietos los cuales tuvieron que abandonar el campo, al igual que millones de personas debieron adoptar la forma de vida urbana que se estaba construyendo en pleno siglo XX. La visita no será nada inesperada para la familia que verá durante los días que los ancianos descansen en Tokio el gran cambio que resulta tanto tiempo conviviendo con las costumbres urbanas.

Como ya he hablado con anterioridad, Ozu, era un gran admirados del cine clásico Americano y Europeo, por lo que su dominio de la forma fotográfica de dichas culturas las había captado a la perfección, claro está, bajo su punto de vista. Para este film Yasujiro empleará a toda costa la cámara en plano fijo, la estructura de la fotografía muestra la gran sabiduría cinematográfica del director Nipón, ya sea por esos dos travelings que aparecen en el mayor momento de abandono de sus protagonistas o esa escena tan única del monólogo de la abuela con su nieto y sus respectivos fondos, el de la abuela nos muestra un rostro campestre y el del nieto un gran puente ferroviario en el que un tren pasa fugazmente. Ozu quiere demostrar de esa manera los cambios y los movimientos de la vida frente a el inexorable destino.

No podemos valorar la película por las actuaciones de los personajes que intentan ser lo mas humanos y naturales posibles, y bien lo expresan en la pantalla. La fotografía para mi es la mayor virtud de este film después del desarroyo de su creador. Técnicamente se convierte en una película sólida de principio a fin, de hecho ni te das cuenta por la calidad de lo filmado, es inmejorable tecnicamente.

Como ferviente seguidor del cine Oriental, recomiendo esta película no solo por el valor que pueda representar por si sola, puede que sea la obra culminante de Ozu, un gran maestro del cine clasico Japones, que nada tiene que ver con el otro gran monstruo Kurosawa, polos totalmente opuestos que espero que al visionado no desorienten al personal acostumbrado al cine de aventura, o Thriller de este último. Yo también espero encontrar más grandes obras maestras del director nacido en Tokio (Yasujiro Ozu) y espero poder compartir mi experiencia de nuevo con vosotros.