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Crítica - Cabaret

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'La encargada de modernizar el género musical'

29/08/2003 - Por Veerleen

(5/5)

Si durante las primeras décadas del cine los musicales representaban gran parte de las producciones que se ponían en marcha, a partir de la caida del sistema de estudios el género pareció haberse perdido. Muy pocas películas trataron de retomar las posibilidades del cine musical sobre todo porque el público tenía una idea de éste ñoña y muy cursi. Aquellos musicales de Judy Garland o Gene Kelly sin duda eran algo bobalicones y simplistas para una década, la de los 70, que clamaba por el cine social y las películas de Vietnam.

Pero en 1972 Bob Fosse vino a revivir el género, y de la mejor manera que podría haberse pensado. Revitalizó no sólo la temática, más acorde con los nuevos tiempos, sin moralejas ni ñoñerías, sino la estética, la interpretación, el punto de vista y, en resumen, la forma de entender un género. Si antes los números musicales se incluian de pronto, en medio de la trama y como remiendos necesarios para el lucimiento de una estrellita, Fosse, con el entorno del Cabaret consigue la perfecta coordinación de trama y canción.

La acción transcurre en el Berlín de los años 30, con el trasfondo del ascenso del`partido nazi en Alemania. El joven inglés Brian Roberts (Michael York) llega a Alemania en busca de nuevas experiencias y dispuesto a ganarse la vida como profesor de inglés. En la pensión en que se aloja conoce a la hiperactiva Sally Bowles (Liza Minnelli) cantante en el cabaret de dudosa reputación que sueña con convertirse en una actriz afamada. De su mano, Brian, además de descubrir aspectos de sí mismo que no conocía se irá introduciendo en los bajos fondos del Berlín del momento y en el modo de vida de una ciudad que, pese a no querer darse cuenta, avanza hacia el drama.

Los números musicales son simplemente increibles. No sólo destacan técnica o visualmente, sino por su importancia en la trama. La historia de Brian y Sally queda intercalada por las actuaciones que parecen hacer avanzar la acción. En una sociedad en que nadie dice lo que realmente piensa (todo son medias verdades), el irreverente ambiente del cabaret Kit Kat Club se convierte en el escenario perfecto para que desde sus tablas se diga lo que realmente la sociedad quiere gritar.

Por un lado tenemos los números que nos hablan de los personajes: como el Mein Herr de Liza que nos dice claramente cómo es el personaje, y por otro los números de trasfondo social como el insuperable "If you could see her through my eyes" que canta el maestro de ceremonias Joel Grey y que ridiculiza el rechazo a los judios. Esa alternancia de trama-actuación en perfecta sintonía da un valor impresionante a la película.

Respecto a los actores, sin duda quien más flojea es Michael York, aunque su papel se limita al de mero espectador, no da la relevancia suficiente a un personaje que, sacado de un contexto rígido, ordenado y snob, Inglaterra, va a parar a este Berlín alocado, exagerado y en muchas ocasiones ridículo. Este contraste habría dado para más al personaje.

Si hubiera que definir el personaje de Sally Bowles con una palabra sería patetismo. Cantante en un cabaret de mala muerte, no pierde la esperanza de que un gran productor teatral traspase un día la puerta y la convierta en una gran estrella. Este sueño infantil que ella llena de alegría (como si el mundo fuera una gran fiesta) se oscurece siempre que Sally acaba en la cama con cualquier personajillo que afirma poder ofrecerle un papel.

Pero lo más patético es que ella sabe que su sueño es imposible. Se lo confiesa a Brian y se lo confiesa a sí misma aunque en el último momento el "y si hoy..." acaba venciéndola. Tres canciones definen su personaje: "Mein Herr" nos muestra a una loca soñadora, "Maybe This Time" al ángel caido que parece ver en el amor quien pueda salvarla y en "Cabaret", un regreso a los infiernos con plena conciencia y con una amargura en plan "the show must go on" que no deja sin conmover.

No es solo que el personaje sea redondo sino que la actuación es increible. Bajo ese maquillaje exagerado entre prostituta barata, payaso de circo y femme fatal Liza Minnelli hace el perfecto retrato de una patética, seductora y entrañable perdedora.

El otro pilar de la película es el genial Joel Grey. Como el maestro de ceremonias hace la función de coro griego, voz de la conciencia, chulo, enlace con la realidad... todo tras una magistral interpretación que convierte a un personaje secundario en elemento imprescindible encargado de desenmascarar la hipocresía y lo oculto en el resto de los personajes.

Perfecta puesta en escena, cuidadísima realización, inmejorable fotografía, increible banda sonora, grandes interpretaciones... sin duda 8 oscars indiscutiblemente merecidos: Director-Bob Fosse / Actriz-Liza Minnelli / Actor Secundario-Joel Grey / Fotografía-Geoffrey Unsworth / Banda Sonora Adaptada-Ralph Burns / Sonido-Robert Knudson y David Hilyard / Montaje-David Bretherton .

Fue Cabaret la encargada de modernizar el género musical para el espectador actual y es imposible negar que películas aclamadas en los últimos años como Moulin Rouge o Chicago beben de cada imagen de Fosse.

 

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