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Crítica - Hijos de los hombres

Poster

'Pulso y una maestría casi inusuales'

19/10/2006 - Por Irulan

(5/5)

Hijos de los hombres
Director: Alfonso Cuarón
Intérpretes: Clive Owen (Theodore Faron) / Claire-Hope Ashitey (Kee) / Michael Caine (Jasper) / Julianne Moore (Julian Taylor) / Chiwetel Ejiofor (Luke) / Pam Ferris (Miriam) / Charlie Hunnam (Patric) / Danny Huston (Nigel) / Peter Mullan (Syd) / Oana Pellea (Marichka) / Philip Herbert (Peter)
Duración: 109 minutos
Sinopsis: Año 2027. La raza humana ha perdido la capacidad de procrear, y se enfrenta a su extinción. Las noticias de que el hombre más joven del mundo (de 18 años) ha muerto se extienden como un virus y amenazan con causar [...]
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Estreno en España: 20 de Octubre de 2006


CRÍTICA



Y a mí que Alfonso Cuarón no me gustaba… ni La Princesita, ni Grandes Esperanzas, ni (¡mucho menos!) la aclamada Y Tu Mamá También. Pero llegó Harry Potter y parece que a golpe de varita lo cambió todo. Harry Potter y el Prisionero de Azkaban no es sólo la mejor película de la saga del niño mago, es que es un film que se sostiene por sí mismo, de forma independiente, y que demuestra la madurez y saber hacer del cineasta.

De manera que, ante Hijos de los Hombres, mis expectativas para con el director de origen mexicano eran, por primera vez, altas. Y, para mi sorpresa (y alegría) se han visto cubiertas. Es esta una película un excepcional ejercicio de cinematografía donde Cuarón reafirma su talento, su lugar definitivo en la meca del cine. Ojalá todas fueran así.

Pero nos engañemos, porque Hijos de los Hombres tampoco descubre la pólvora. El film posee un argumento bastante tópico, y se apoya en personajes y situaciones comunes de su género, la ciencia-ficción “realista”. Sin embargo, a veces el cine es como una tortilla de patatas: conocemos los ingredientes y sabemos cómo hacerla, pero no todas son iguales, hay algunas mejores que otras. Así que da igual que la historia de esta película nos sea más o menos conocida, o resulte más o menos convencional (es fácil saber cómo va a discurrir e incluso cerrarse), porque está tan bien escrita, estructurada, montada, fotografiada, interpretada y dirigida que sabe como el mejor de los manjares.

Theo (Clive Owen) es un hombre sin esperanza que malvive como burócrata mientras ve cómo su mundo, la Tierra del año 2027, desaparece. Hace ya muchos años –demasiados- que no nacen niños, y el caos se está apoderando de todos los países poco a poco. Sin embargo, un día su vida cambia: se reencuentra con Julian (Julianne Moore), que fuera su pareja sentimental y que en esos momentos ejerce como activista (él lo fue en el pasado). Ella le pide un favor, y él se ve arrastrado en una misión de la que depende el futuro de nuestro planeta, una misión que acepta a regañadientes pero que pronto se convierte en un motivo para vivir.

Como se ve, la cinta sitúa su acción en un futuro cercano, centrándose en Inglaterra (hogar de P.D. James, autora de la novela en que se basa). Sin embargo, y he aquí una de las peculiaridades más destacables de la misma, la ciencia-ficción de Cuarón no es de esas donde todo son muebles de estilo minimal blancos y coches que vuelan. El Londres donde tiene lugar el primer tercio del film es el mismo que podemos visitar ahora mismo. Bueno, o quizá no, quizá haya algunos matices: todo está más sucio, los plasmas publicitarios ya ocupan todas las calles (de momento van en camin) y la gente es mucho más gris y está más triste. Lo mismo pasa en las demás localizaciones (excepto la que ocupa la parte final de la película, que se ve desmejorada por los enfrentamientos y guerrillas). El film está lleno de guiños para el espectador (memorable la vieja sudadera de London 2012 que Owen luce durante gran parte de su metraje), guiños que se agradecen y que demuestran que está cuidado hasta el mínimo detalle.

Y es que Hijos de los Hombres está rodada con un pulso y una maestría casi inusuales. Dura lo que tiene que durar, tiene un muy buen ritmo y encima el montaje es sobresaliente, destacando varios planos secuencia (un par de ellos superan los 10 minutos) que son de las cosas más increíbles que se han visto en una pantalla de cine en mucho tiempo. Sólo por estos planos casi merece la pena ver la película. Pero es que si a eso añadimos la fotografía de infarto de Emmanuel Lubezki (El Nuevo Mundo o Sleepy Hollow, entre otras), unas interpretaciones de altura (¿el mejor papel de Clive Owen? Es posible, porque en el mundo no debe existir otro actor que pudiese hacer un Theo mejor que el suyo. ¿Julianne Moore? Puede que lo suyo sea casi un cameo, ¿pero cuándo ha estado mal o sobrado esta mujer? ¿Michael Caine? Se disfruta de su cambio de registro, de su viejo hippy) y las pretensiones justas, obtenemos un cóctel donde hay tiempo para el entretenimiento, para la reflexión (”¿qué nos está pasando?”, parece querer decir la película) y para la esperanza. ¿Qué más se puede pedir?

 

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