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Crítica - Tú, yo y ahora... Dupree

Poster

'Mala'

11/10/2006 - Por Korben Dallas

(1/5)

Tú, yo y ahora... Dupree
Director: Anthony Russo / Joe Russo
Intérpretes: Matt Dillon (Carl Peterson) / Owen Wilson (Randy Dupree) / Kate Hudson (Molly Petersen) / Michael Douglas (Mr. Thompson) / Suzanne Ford (Margaret) / Bill Hader (Mark) / Amanda Detmer (Annie) / Seth Rogen (Neil) / Todd Stashwick (Tony) / Eli Vargas (Aaron) / Pat Crawford Brown (Tía Kathy) / Claudia Choi (Secretaria de Carl)
Duración: 108 minutos
Sinopsis: Un hombre se queda como invitado en una casa de recién casados, pero éstos prefieren estar solos... [...]
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Estreno en España: 11 de Octubre de 2006


CRÍTICA



Dupree es el mejor amigo y padrino del arquitecto Carl Peterson. Su novia, Molly, es la joven y encantadora hija del jefe de Carl, el Sr. Thompson. Por una serie de desgracias ocurridas al pobre Dupree, el joven matrimonio se verá obligado a compartir su recién estrenada vida conyugal con el escandaloso, molesto e inconveniente “amigo” de Carl.



Como vemos, el argumento del film no plantea ninguna novedad, se trata de una más en un montón de historias de simpáticos matrimonios que no pueden disfrutar de su vida en pareja, ya sea por casas destartaladas, una vecina coñazo o un interminable desfile de parientes cuyo único cometido es el de torturar a los protagonistas (así como de encargarse de todos los gags y situaciones cómicas). En este caso es Dupree un Owen Wilson al que pretenden pintar como encantador y dicharachero, quien, probablemente, hará las delicias de los adolescentes y post-adolescentes en las salas de cine... ¿qué digo?, ¡a todos los hombres en general! El típico camastrón que tan buena prensa tiene en Hollywood y que tanto empeño tiene en convertirse en el modelo de vida masculino en Estados Unidos. Un niñato sin oficio ni beneficio, con la gracia en el culo... y lo digo literalmente, porque muchos de los chascarrillos que enriquecen el personaje salen de o tienen que ver con su culo. El señor Wilson, a pesar de contar en su currículum con algunos títulos ya míticos e indispensables del género cómico (Zoolander, por ejemplo) y de haberse hecho un nada despreciable hueco en la industria independiente como guionista y actor fetiche de (a mi juicio sobrevalorado) Wes Anderson, dibuja un personaje absurdo, vacío y sin gracia, incapaz de salir de los lugares comunes y gesticulaciones ya explotadas hasta la saciedad en filmes anteriores. Eso por no hablar de los hombres adultos que presenta el filme, una caterva de subnormales gritones dominados por sus mujeres liderados por el tal Dupree, quienes, por supuesto, caerán a las mil maravillas entre los novios que se vean “obligados” a acompañar a sus respectivas al cine a ver “una de chicas”.

-Inciso: ¿qué les pasa a los hermanos Wilson? tan prometedores como parecían-



Por otra parte, el padre de Molly, el Sr. Thompson, interpretado con magistral apatía por parte del oscarizado Michael Douglas, se empeña en hacerle la vida imposible a Carl, aunque nunca llegamos a entender muy bien por qué. Simplemente le odia porque es el malo de la película y no es capaz de levantar en el espectador ni una tímida sonrisa. Matt Dillon no destaca con una gran interpretación, pero hay que reconocerle el mérito de defender a su personaje, oscilando entre lo clown y lo plano, sin llegarse a entender demasiado bien por qué nunca se comunica abiertamente con su esposa, algo incongruente, puesto que desde el principio son pintados como un matrimonio super-compenetrado y comprensivo. Pero el mejor de todos los papeles es el de Molly, cuya única función es la de ser guapa. Y eso, señores, mola mogollón. Kate Hudson está guapa en su boda, en la escuela en la que da clases a niños, incluso está guapa bajo la lluvia y en un incendio. Aparte, se ve que Molly es imbécil crónica o al menos padece algún tipo de enfermedad por el cual no sabe o no puede reaccionar ante los estímulos de su desquiciada vida... Molly abre la boquita y pone cara de pasmada, y con eso lo tiene todo arreglado.

Desengañémonos, Tú, yo y ahora... Dupree es una película mala. Algo calificable con una estrella de esas tan monas que ponen en los diarios y en las revistas de cine. Que nadie esperaba que fuera buena, eso es cierto, pero lo malo, lo verdaderamente malo, es que es aburrida. Y larga como un día sin pan, porque desde el principio se ve tan claramente cuál es el conflicto y es tan obvio que no va a suceder nada que atraiga la atención del espectador –al menos no a uno con más de dos neuronas- y cuyos únicos golpes graciosos, ya han sido destripados en el tráiler. A veces me pregunto si en ocasiones, los estudios no hacen primero el trailer y luego lo desarrollan con paja, alargando treinta segundos hasta cerca de dos horas.

 

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