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Crítica - La Joven del Agua

Poster

'Auto-ensalzamiento'

24/08/2006 - Por Irulan

(2/5)

La Joven del Agua
Director: M. Night Shyamalan
Intérpretes: Paul Giamatti (Cleveland Heep) / Bryce Dallas Howard (Story) / Jeffrey Wright (Mr. Dury) / Sarita Choudhury (Anna Ran) / M. Night Shyamalan (Vick Ran) / Cindy Cheung (Young-Soon Choi) / Bob Balaban (Harry Farber) / Freddy Rodríguez (Reggie) / Mary Beth Hurt (Mrs. Bell) / Bill Irwin (Mr. Leeds) / Noah Gray-Cabey (Joey Dury) / June Kyoto Lu (Mrs. Choi) / Joseph D. Reitman (Fumador del pelo largo) / Jared Harris (Fumador de la perilla) / Grant Monohon (Fumador de las rastas) / John Boyd (Fumador del unicejo) / Ethan Cohn (Fumador de las gafas) / Tovah Feldshuh (Mrs. Bubchik) / Tom Mardirosian (Mr. Bubchik) / David Ogden Stiers (Narrador)
Duración: 110 minutos
Sinopsis: Cleveland Heep es el conserje de un edificio de apartamentos que un día rescata del peligro a una misteriosa joven. La chica resulta ser una [i]narf[/i], una ninfa marina que lleva un mensaje de suma importancia para alguien de nuestro mundo. [...]
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Estreno en España: 25 de Agosto de 2006
Nota I.M.D.B.: 6'3/10 (8648 votos)


CRÍTICA



Ya sé que esta no es forma de comenzar la crítica de una película, pero dada la cinta en cuestión (y, sobre todo, su autor) creo que debo decirlo: no me gusta M. Night Shyamalan. Por mucho que en su día me sorprendiera El Sexto Sentido, por mucho que esperase de él en sus títulos sucesivos, para mí es un director que con el paso de los años y los proyectos se ha desinflado, y no puedo evitar pensar que su filmografía se ha quedado en unas cuantas películas un tanto superficiales con bastantes pretensiones que me dejan una extraña sensación de ridículo. Sensación, claro está, totalmente subjetiva, ya que además Shyamalan es uno de esos directores a los que se ama o se odia.

De modo que mucho se tendría que haber “esforzado” en este caso para que me gustase su nuevo film, La Joven del Agua, una película que ni siquiera ha sido bien recibida en los Estados Unidos, país donde se profesa verdadera admiración hacia el director, y que ha supuesto un estrepitoso fracaso allí donde se ha mostrado. Quizá la taquilla española se porte mejor con ella, cosa que no me sorprendería puesto que es un film muy esperado.



Pero vayamos a la cinta en sí. Tal y como sucede en la filmografía del director, nos encontramos ante un film de corte fantástico con todo lo que ello conlleva (algún que otro susto y unas cuantas dosis de intriga). Una película que huye del terror actual y busca colocarse en un lugar aparte y próximo a lo sobrenatural. Como siempre, el guión es del mismo Shyamalan, que en este caso se basa en una historia que contaba a sus hijos cuando eran pequeños. Esta historia tiene su base en una mitología creada por él mismo (o eso es lo que yo he leído) y, aunque me parece muy loable por su parte, hay cosas que no cuadran. Principalmente por el hecho de que esta película está pensada para mayores, y los mayores no somos como los niños. Los mayores por desgracia no nos creemos todo lo que nos cuentan (y menos cosas así), y así echamos de menos una base sólida que haga que el argumento de La Joven del Agua sea algo más que una tontería. Y es que el gran problema de esta película es que ni nos la llegamos a creer ni logra atraparnos e introducirnos en su mundo, sucediendo esto seguramente por el halo de vacuidad que rodea a todo el producto en sí. Vemos lo que sucede en la pantalla y no entendemos cómo es posible que absolutamente todos los personajes sean tan ingenuos, tan simples, tan planos,... Es como si se notase demasiado que el director/guionista se quiere poner las cosas fáciles a sí mismo.

La Joven del Agua comienza con un prólogo realizado en animación (de toques étnicos) que cuenta demasiado. Cuenta tanto que en cierto modo nos cuenta toda la película, y así se quita de un plumazo casi toda su capacidad para la sorpresa que, sin esa introducción, sería considerable. Aun así, como tantas otras veces, yo prefiero contar lo menos posible: Cleveland Heep es el bonachón y apagado conserje de los apartamentos The Cove. Una noche se topa con una narf, Story, una ninfa marina que tiene una misión muy importante que cumplir, una misión que puede cambiar el mundo. Por supuesto, las cosas se complican y entra en acción un malvado crunk (que a más de uno recordará a Mork, en la versión cinematográfica de La Historia Interminable), un ser que saltándose las leyes de la naturaleza intentará acabar con Story. Así, Cleveland se convertirá en protector de la joven y siguiendo las indicaciones de una de sus vecinas (una mujer oriental que conoce la historia) intentará ayudar a Story para que pueda volver a casa y de paso se enfrentará a sus temores e involucrará a todo el complejo de apartamentos.


Sin ser complicado, el argumento de La Joven del Agua está lleno de nombres de seres extraños, de ceremonias, de tareas y labores,... y según avanza la película descubrimos más y más. Claro, que estos descubrimientos nos hacen ver cómo cada vez más lo que vemos es totalmente absurdo y carece de fuste, llegando algunos momentos a producir vergüenza ajena en una servidora (que siempre se ha considerado muy receptiva ante el género fantástico).

Sin embargo, al César lo que es del César, y es que esta película tiene sus virtudes. Empezando por su brillante factura, de la cual cabrían destacar su fotografía, la banda sonora de James Newton Howard o el diseño de producción. También está su duración, que es la justa (menos de dos horas), y el que sepa mantener la atención durante todo su metraje (que tiene lugar sólo en una localización: The Cove) además de resultar entretenida (si se entra en su juego). Del mismo modo, todos los actores están francamente bien, empezando por Paul Giamatti (Cleveland Heep), un intérprete en racha que crea un personaje ante el que es imposible no sentir empatía y cariño (a pesar de ese recurso tan manido: la tartamudez). Bryce Dallas Howard (Story) sigue confirmando su talento y aquí se nos muestra como una belleza etérea de otro mundo (contribuye un maquillaje muy acertado). Igualmente todos los secundarios, que dan vida a los distintos habitantes del complejo de apartamentos, llenan de vida a la película con sus rarezas y extrañezas.

Y un punto aparte merece el mismo M. Night Shyamalan. El director siempre gusta reservarse algún pequeño papel en todas sus películas, un rol que suele ser importante a pesar de estar poco tiempo en pantalla. Aquí, se confía mucho más y se da un personaje con algo más de entidad. Es más, se da un personaje con demasiada entidad (a pesar de que apenas hable). Revelarlo no sería justo (pues mostraría demasiado de la trama de la cinta), pero durante la película yo sólo podía abrir la boca y mirar con perplejidad. Shyamalan demuestra ser uno de los hombres con la autoestima más alta del planeta, alguien que parece quererse a sí mismo mucho, y aunque esto tiene sus cosas positivas (así me explico cómo logra sacar adelante sus proyectos descabellados) también las tiene negativas, principalmente el auténtico rechazo que provoca ver semejante prepotencia y megalomanía. Menos le convendría al director lanzarse flores y así empezar a pensar que quizá no todos le vemos como él se ve, y que lo que tiene que hacer es mirarse menos al ombligo y procurar que sus películas tengan más entidad que la de un auto-ensalzamiento.

 

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