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Crítica - Una Historia de Brooklyn

Poster

'Muchas lecturas'

22/06/2006 - Por Irulan

(4/5)

Una Historia de Brooklyn
Director: Noah Baumbach
Intérpretes: Owen Kline (Frank Berkman) / Jeff Daniels (Bernard Berkman) / Jesse Eisenberg (Walt Berkman) / Laura Linney (Joan Berkman) / Anna Paquin (Lili) / William Baldwin (Ivan)
Duración: 88 minutos
Sinopsis: Dos jóvenes muchachos intentan asumir el divorcio de sus padres, un novelista de talento en horas bajas y una antigua ama de casa que ha descubierto sus dotes para la escritura. [...]
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Estreno en España: Viernes 23 de Junio de 2006
Nota I.M.D.D.: 7'9/10 (5757 votos)



CRÍTICA



Tras el habitual retraso al que nos tiene acostumbrados el cine independiente norteamericano de serie alta, llega ahora a nuestras pantallas la última de las cinco nominadas al pasado Oscar al Mejor Guión Original: Una Historia de Brooklyn, film que viene a ser algo así como la consagración de Noah Baumbach. ¿Y quién es Noah Baumbach?, se preguntará más de uno. Pues uno de tantos creadores de bajo presupuesto de quien nada sabríamos si no fuera por Wes Anderson. Y es que Baumbach suplantó al actor Owen Wilson en las tareas de co-autoría del guión de Life Aquatic, última cinta del citado Anderson; y fue así como se ganó su amistad y la producción de este su cuarto largometraje, así como futuras colaboraciones.

Todo fan de Anderson esperará encontrar semejanzas entre la obra de este particular director y la película de Baumbach, y aunque es cierto que ambos comparten un regusto por las familias rotas y por cierto tipo de música de corte acústico y sabor añejo, así como por el sentido del humor (entendido de formas bastante diferentes), no son muchas más las cosas que unen a ambos directores. Y es que esta cinta nos recuerda más al Woody Allen “serio” o al Ang Lee de La Tormenta de Hielo (siendo para mí este título e Interiores, del mencionado Allen, dos claros referentes de este trabajo).



Una Historia de Brooklyn es un film de corte autobiográfico, una película muy personal donde Baumbach desnuda las emociones del que parece haber sido uno de los momentos más duros de su vida: el divorcio de sus padres. Su acción, situada en unos años ’80 que más bien parecen ’70, se centra en una familia que se acaba de romper, y en las consecuencias que un divorcio mal llevado tiene en los hijos de la pareja protagonista. Como es habitual en este tipo de cine, nos encontramos con adultos que en el fondo son niños, y en este caso con Bernard y Joan (brillantes Jeff Daniels y Laura Linney, una de las mejores actrices de nuestros días que por enésima vez confirma su talento), una pareja (o más bien ex-pareja) donde cada cual piensa sólo en sí mismo y que sin darse cuenta se ha olvidado de que entre ellos no sólo hay libros y muebles, sino también dos hijos. Estos hijos, uno de ellos adolescente y el otro bastante más pequeño (interpretados con más que solvencia por los desconocidos Owen Kline y Jesse Einberg), se convierten en víctimas inconscientes e involuntarias de la guerra sucia entre sus dos padres, más preocupados en ver quién es más culpable y más malo que en cuidar de ellos. Vemos así cómo cada cual intenta manipular al niño con quien más relación tiene, vemos cómo los utilizan casi como mensajeros y vemos cómo ambos encuentran nuevas y variopintas parejas (ella en el profesor de tenis del pequeño, interpretado por William Baldwin… sí, un Baldwin, eso mismo pensé yo, pero está bastante aceptable) y él en una joven alumna (una Anna Paquin que parece casi volver a repetir su papel de La Última Noche). Y vemos también el despertar a la madurez de los dos hermanos, uno de ellos ya en desarrollo y el otro forzado a dar pasos agigantados que no le hacen sino tropezar. Y es que ambos niños se pierden y caen por clara culpa de sus padres, nos dice Baumbach, quizá intentando darnos una lección (y siendo este para mí el punto más flojo del film, pues servidora no puede evitar preferir más frialdad y distanciamiento).



Sin embargo Una Historia de Brooklyn no se queda en el retrato costumbrista de esta familia (que a veces tiene detalles a la Sollonz y cuya historia no se llega a cerrar, invitándonos esto a pensar que estas cosas nunca acaban, sólo cambian nuestras actitudes y nuestro entendimiento), sino que además se convierte en una manifestación de época, en la transmisión de un cierto modo de vida, el del “intelectual recalcitrante”. Baumbach construye una crítica muy ácida (casi feroz, si leemos entre líneas) en contra de estos especimenes -en este caso centrándose en el personaje de Jeff Daniels- que no dejan que sus hijos lean los libros que les mandan en el colegio porque son “obras menores” y que se los llevan al cine a ver Terciopelo Azul cuando deberían estar viendo Cortocircuito. Personas que no se dan cuenta de que no se nace adulto, sino que se hace, y que esto no sólo se logra empapándose de la cultura más elevada.

De este modo, se puede afirmar que Una Historia de Brooklyn es un film que tiene casi tantas lecturas como cada cual quiera darle, y eso es un punto muy a su favor, pues Baumbach consigue en menos de 90 minutos plantear tantas ideas y tantos sentimientos que no hay escena que no nos sorprenda o que no nos sacuda por su autenticidad. Y ese, de verdad, es un gran logro, el conseguir que una historia que ni mucho menos es nueva tenga tal aire de frescura y parezca totalmente sincera y sentida. Y para fomentar todos estos factores se ha buscado además una estética realista, de pocos alardes y algo de grano (y alguna que otra cámara en movimiento que no llega a desentonar puesto que refuerza el aura casi de amateurismo de la cinta). Todo ello al servicio de una historia que posee uno de los guiones más ricos que podemos disfrutar en nuestras carteleras (y sin duda es este uno de los mejores estrenos de este año) y un trabajo interpretativo de categoría. Yo no me la perdería. Otra vez.

 

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