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Crítica - Inside Deep Throat (Dentro de Garganta Profunda)

Poster

'Estupenda manera de contar la triste historia'

08/06/2006 - Por Hattie Carroll

(4/5)

Dentro de Garganta Profunda no es sólo un documental sobre el proceso de creación de esta conocidísima película porno dirigida por Damiano ni sobre la poderosa garganta de su protagonista, Linda Lovelace. Así empieza y a medio camino tira por otros derroteros, más trágicos pero, quizás, incluso más estimulantes. Era inevitable hablar del alcance que supuso el estreno en salas comerciales de Garganta Profunda, de la cruzada para prohibirla durante el gobierno de Nixon (utilizando las artimañas más sucias que uno pueda imaginar), de las posteriores reacciones feministas durante el gobierno demócrata de Jimmy Carter y era inevitable hablar también de la evolución de ese género cinematográfico (lo llamo género porque un día pudo serlo) llamado porno. Curiosamente, o no, más se pervierte algo cuando se persigue y se condena, más se ensucia y pierde toda su inocencia inicial.

Garganta Profunda llegó en un momento de despertar, de rebeldía, en el que se intentaba liberar ataduras, los setenta, claro, y su estela fue continuada por películas como Tras la puerta verde o El diablo en la Srta Jones. La imagen más hermosa del documental es esa venerable anciana vestida de rosa con su collar de perlas que dice con plena sabiduría que nadie tiene el derecho de impedirle ver “guarrerías” si a ella le apetece. Nadie tenía derecho… pero lo hicieron. La hipocresía y la falsa moral son difíciles de derribar, imposible si nos ponemos pesimistas… o realistas, y no fueron derribadas. La imagen más escalofriante es ese fiscal afirmando rotundamente que el porno afecta la mente de las personas y que él todavía se siente impactado ante ciertas imágenes de Garganta Profunda. Y uno se siente tentado de preguntarse, ¿cuántas veces la habrá visto? ¿y qué hacía mientras la veía? … Siento la grosería, pero lo que hicieron los “defensores de la moral” iba más allá de la mala educación, era un acto malintencionado y perverso y no hay manera de perdonar ni disculpar el intento de meter en la cárcel a un hombre que no ha cometido ningún delito. El actor principal de Garganta Profunda fue la cabeza de turco de una cruzada absurda que nos dice cómo tenemos que sentir o pensar, que condena a esa anciana que disfruta, como todos, viendo “guarrerías”.

La cruzada feminista en pro de la dignidad femenina no se queda corta y, aunque pueda alcanzar a vislumbrar sus motivos, difiero totalmente en su manera de plantear las cosas. Y me saca de quicio ese ramalazo censor y puritano que no beneficia a nadie. Las declaraciones de Linda Lovelace en las que afirma haber sido violada son durísimas y es fácil comprender que no son suyas, como tampoco eran suyas aquellas que afirmaban alegremente que esperaba que algún día el cine comercial se fundiera con el porno. Linda parece en sus declaraciones, en su manera de expresarse, una mujer de personalidad bastante frágil, que se creyó su papel de garganta profunda y disfrutó haciéndolo, y luego se creyó su papel de mujer ultrajada, y después volvió a disfrutar sintiéndose sexy cuando la falta de dinero acuciaba, aunque para aquel entonces ya estaría demasiado confundida como para disfrutar de nada. Linda fue víctima de la hipocresía que dice que una mujer es una “guarra” si hace determinadas cosas a la vista de todos, se sintió degradada porque muchos dan por sentado que eso es degradante. Acaba siéndolo cuando se condena, a golpe de humillaciones, pero no lo es en sí mismo. No debería serlo.

La evolución del género después del fenómeno de los setenta era la esperable pensándolo fríamente. El espíritu rebelde del porno fue fagocitado por la falsa moral y se escondió debajo de la alfombra para echar mano de él cuando hiciera falta, convirtiéndolo en una rentable manera de hacer dinero pero sin renunciar a la hipocresía. La sociedad no lo aceptó como algo natural y se le negó el derecho a nuestra anciana de rosa a verlo en los cines, entrando tranquilamente en una sala a plena luz del día.

Triste historia la que nos cuenta Dentro de Garganta Profunda y estupenda la manera en que lo hace.

 

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