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Crítica - Zona Libre

Poster

'Muy buena'

27/04/2006 - Por Korben Dallas

(3/5)

Zona Libre
Director: Amos Gitai
Intérpretes: Hana Laszlo (Hanna) / Natalie Portman (Rebecca) / Carmen Maura (Breitberg) / Aki Avni (Julio) / Makram Khoury (Samir) / Hiam Abbass (Leila) / Uri Klauzner (Moshe)
Duración: 90 minutos
Sinopsis: Rebecca, una joven estadounidense que lleva unos cuantos meses viviendo en Jerusalén, acaba de romper con su novio. Sube al taxi de Hanna, una mujer israelí que debe ir a Jordania, a la Free Zone (zona franca), a recoger una importante [...]
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Estreno en España: 28 de Abril de 2006



CRÍTICA



Con la tarjeta de visita de haber participado en el último festival de Cannes y haber obtenido el premio a mejor actriz, llega la última obra de ficción del reputado Amos Gitai. Zona Libre parte de una historia muy simple para poder hilvanar con ella un conflicto terriblemente complejo: Una joven llora dentro de un coche, es Rebecca que acaba de dejar a su compañero sentimental con el que vivía en Jerusalén. La conductora debe hacer un viaje fuera del país, es Hanna, quien debe ir hasta la zona libre, atravesando Jordania, para cobrar una suma de dinero que le debe el Americano. Juntas emprenden el viaje, pero al llegar no encuentran al hombre que debía darle el dinero. En su lugar espera Leila, una mujer palestina que les dirá que el dinero ha desaparecido.

Quizá sea el argumento lo que menos importa en la cinta de Gitai, de modo que se convierte en un medio para el fin de narrar de una manera creíble y emotiva un conflicto que todos conocemos pero del que en realidad poco entendemos. De este modo, estas tres mujeres nos meten de lleno en la cotidianeidad de los pueblos de Israel y Jordania, mostrándonos incluso las curiosas relaciones que se establecen en un área en la que desaparecen fronteras y tendencias políticas, como es la zona libre. Pero el hecho de que el argumento sea subsidiario de un principal cometido más que evidente, no hace que el guión descuide a sus personajes y sus actuaciones, así, acompañándolas en su viaje también van con ellas los recuerdos del pasado, que son plasmados en la pantalla a través de superposiciones de imágenes, las cuales son bastante repetitivas y, a ratos, dificultan la comprensión, pudiendo llegar a cargar un poco al espectador, pero que no dejan de ser una licencia poética del director y un recurso, cuando menos curioso, para introducir los flashbacks sin caer en la obviedad. Y, como en toda road movie que se precie (porque no nos engañemos, con camellos, palmeras y coches usados en lugar del Cañón del Colorado, pero esto no deja de ser una road movie al más puro estilo viaje iniciático) las protagonistas van enseñándonos una carretera y unos paisajes que no son solo escenario de sus penurias, sino también testimonio de sus interiores desolados así como punzadas de realidad para el espectador comprometido que verá en ellas más de documental que de retórica simbología de la tristeza humana. Paisajes bellos y desérticos, tan ajados como las mujeres que conducen infatigables sobre sus lomos, en los que una puesta de sol no es sino el preludio de otro día sin esperanza, y en el que una gasolinera se convierte en el oasis de la odisea de Hanna.

Particularmente, yo reseñaría como lo mejor de la película las dos escenas consegutivas en que Hanna y Samir (el marido de Leila) narran los avatares e incertidumbres pasadas por sus familias a lo largo de los años hasta ir a parar al corazón del conflicto. Sendos testimonios, monologados en su totalidad, son presentados al espectador de dos formas muy distintas, el primero, de Hanna, recostada en su coche, presentado en plano secuencia; mientras que para el segundo, Gitai esconde la cámara entre las palmeras y persigue a Samir y a Rebecca deambulando junto a ellos en su paseo, sin perderles de vista, pero siempre como una mirada ajena, apartada de aquella realidad que no es la del director. Tal vez sin estas dos escenas, el film carecería de la entidad moral que posee y se diluiría en otros intentos algo más frustrados que a veces hacen que su guión haga aguas y a punto esté de hundirse, sin embargo, con ellas como colofón, a lo que no deja de ser una especie de documental dramatizado, todo el resto del film cobra importancia y se convierte en una no excelente pero sí muy buena película.

Ahora bien, no podemos dejar de valorar uno de los grandes empujes del film, las potentes y contundentes interpretaciones de todos y cada uno de sus protagonistas, entre los cuales, a pesar de haber ganado la palma de oro, no brilla especialmente Hanna Laslo, sin querer decir con ello que su interpretación no sea soberbia, sino que todos están a la altura en el plantel de actuaciones. Natalie Portman nos demuestra su capacidad para componer personajes creíbles con la maestría sorprendente que demostraba -aún siendo una niña- en Leon y Beautiful girls y no se deja eclipsar por las interpretaciones de sus compañeras (mucho más comprometidas, eso sí) e igualmente destaca Hiam Abbas (a quien también podemos ver en la recién oscarizada Paradise now).

 

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