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Crítica - Sin Control (2005)

Poster

'Pretenciosa y apagada'

09/02/2006 - Por Korben Dallas

(2/5)

Sin Control (2005)
Director: Mikael Håfström
Intérpretes: Clive Owen (Charles Schine) / Jennifer Aniston (Lucinda Harris) / Vincent Cassel (Philippe Laroche) / Melissa George (Deanna Schine) / RZA (Winston Boyko) / Tom Conti (Elliot) / Giancarlo Esposito (Detective Church) / David Morrissey (Sam)
Duración: 107 minutos
Sinopsis: Dos brillantes ejecutivos mantienen una relación extramatrimonial que pondrá en peligro sus vidas y las de su familia cuando un violento criminal se cruce entre ellos para extorsionarlos y convertir sus vidas en un calvario. [...]
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Estreno en España: 10 de Febrero de 2006
Nota I.M.D.B.: 5’8/10 (2330 votos)


CRÍTICA



La segunda película del casi desconocido en nuestro país Mikael Håfström cuenta una enrevesada historia de extorsión sufrida por un exitoso publicista. Charles (Clive Owen) vive una tormentosa existencia en su casa de las afueras con su esposa y su hija enferma. El matrimonio está en crisis y la única ambición de ambos es ahorrar la mayor cantidad de dinero posible para realizar una costosísima operación a su hija, con la esperanza deque de este modo pueda sobrevivir a la diabetes. En su rutinario viaje matutino a la ciudad, Charles conoce a una extraña desconocida, Lucinda (Jennifer Aniston), que cautiva su atención al instante. Así comenzarán a tener una relación adúltera que no llega a consumarse hasta que, en un hotelucho de mala muerte, en el momento en que van a mantener relaciones, aparece un asaltante que viola repetidas veces a Lucinda y que golpea incansablemente a Charles. A partir de ese momento, el atormentado protagonista comienza a recibir llamadas de “El Franchute” (apodo que hace referencia sutilmente al origen del personaje, interpretado por Vincent Cassel) quien le pide grandes cantidades de dinero a cambio de no decir nada a su esposa.

A grandes rasgos asistimos a una película de lo que en otra época se hubiera llamado cine negro y que ahora denominamos thriller, es decir, ese batiburrillo de géneros que van desde el psicokiller adolescente hasta los magnates de finanzas que roban dinero por ordenador, y que, aunque en condiciones normales su argumento podría haber generado un producto entretenido, a pesar de ser predecible y en ningún caso sorprendente, se estanca en un producto indeciso y flojo que no arriesga y que no llega al espectador. En primer lugar por un planteamiento demasiado largo en el que cualquiera acaba por pensar que lo intrigante de la trama es la relación extramarital de Clive Owen dada la importancia que se le otorga, no solo en cuanto al metraje dedicado a las tribulaciones amorosas de los protagonistas, sino al énfasis emocional que recae en sus diálogos y planteamiento formal. Tanto es así que a ratos recuerda (muy levemente) a otros momentos antológicos del cine adúltero tales como Breve Encuentro o Enamorarse. Sin acercarse claro está a la brillantez de éstas, este punto de partida más dramático o romántico no tiene sentido en el contexto general del film que se alarga hacia una sucesión quizá demasiado pretendidamente sorprendente pero que cualquier espectador que se precie un poco avispado descubrirá en el primer plano tras los títulos de crédito (plano que hace cuestionarse el porqué de la elección de una narración en flashback, tan inútil como poco inspirada). De este modo, una vez superada la primera parte, el film se torna más oscuro con las llamada de Vincent Cassel, y como de la noche a la mañana el estilo narrativo da un giro de 180 grados con tan poca destreza como intriga, para convertirse en un capítulo de Se ha escrito un crimen con tintes de underground kitsch (como la escena de la prostituta, desangelada y sin fuste cuya tensión es nula). En esta segunda parte se manifiesta un hedor a intento de “inspiración” hitchcockiana que, de haber sido encaminada hacia un ritmo más fluido y que pudiera haber tomado influencias del Billy Wilder de Perdición, podría haber planteado un producto algo más inteligente y, sin duda alguna, más entretenido.

Así, lo que podría haber sido un híbrido entre Extraños en un tren y la mencionada Perdición se convierte en una aventurita muy pesada de casi dos horas pretenciosa y apagada. Pero en definitiva solo se puede hablar de lo que podría haber sido esta película, puesto que lo que el producto final es, en sí, no es más que una serie de ideas que no llegan a puerto, ni bueno ni malo, solo quedan a la deriva: la relación del matrimonio no pasa de la que aparezca en un spot de leche; el personaje de Clive Owen (gracias a una interpretación de anuncio con cara de tormento durante todo el metraje, haciendo pensar que su talento en Closer fuera fortuito); la desafortunada suerte del personaje de Lucinda (aún mas desafortunada por la interpretación de una Jennifer Aniston que a ratos causa vergüenza ajena); los personajes colaterales que entran y salen aportando perlitas de presumible importancia y que de pronto desaparecen.... todo ulula a lo largo del metraje y no conduce a nada, más que al aburrimiento del espectador.

 

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6.48

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