Empezar la crítica de una película diciendo que es probablemente la más floja de una trilogía no beneficiará mucho a esa película, pero cuando sabemos con qué la estamos comparando lo cierto es que ¿qué más da cuál de entre tres obras maestras es la mejor obra maestra? Y es que, no nos pongamos sibaritas, cuando se consigue que una película guste a media humanidad se tiene una obra maestra. Puro cine de aventuras; del de verdad.

Su problema principal es la debilidad del guión. Spielberg y Lucas afirman que Indiana Jones nació cómo una serie de tres películas pero realmente no tenían tres historias. Tenían un personaje y un mundo por el que moverlo así que la clave era seguir el esquema de la primera y elevar al cuadrado todos sus puntos fuertes: más acción, más persecución, más Indiana. La película es enormemente entretenida y tiene secuencias inolvidables pero bien analizada es en realidad una serie de secuencias y gags encadenados. De hecho, varias de las secuencias de la película fueron descartes de En busca del arca perdida.

La India es esta vez el escenario de las aventuras de Jones que debe enfrentarse a los thuggees seguidores del sangriento culto a la diosa Kali. Mismo esquema que en la anterior: búsqueda de un objeto arqueológico con implicaciones sobrenaturales. Pero imitar a su predecesora no tiene porqué ser negativo. Muchas secuelas han tratado de innovar y se han convertido en completos fracasos. El templo maldito gana en humor y valentía con respecto al Arca perdida. Spielberg se autoparodia y lleva más allá la personalidad de Jones, se atreve a convertirle en el golfo que sólo se insinuaba en la primera. Jones sigue siendo el soporte de la película puesto que el personaje es tan sólido que el argumento fluye a su alrededor. Una especie de James Bond de los años 30.

El templo maldito es mucho más oscura, menos infantil y puede compararse a El imperio contraataca en su evolución. Las trilogías de Star Wars e Indiana Jones tienen más puntos en común de lo que parece y es que Lucas tuvo mucho que ver en ambas y son además casi paralelas en su rodaje. El mismo Lucas admite que su divorcio, en marcha por aquella época, pudo ser el causante del giro hacia el “lado oscuro” de las trilogías.

En cuanto a los actores, Harrison Ford sigue siendo el único e inimitable Indiana Jones. Esta es una de esas raras ocasiones en las que el personaje parece haber gritado desde las páginas del guión quién debía encarnarle. Kate Capshaw (Willie Scout)pierde fuerza como personaje femenino con respecto a Karen Allen (Marion en En busca del arca perdida) y, sin embargo, la película gana en comicidad puesto que la remilgada Willie da más juego con sus chillidos y quejas. La otra novedad en el reparto es Ke Huy Quan (Tapón o Short Round), un completo acierto. La energía que desprende y su química con Harrison Ford añaden el punto que equilibra la película, impidiendo que se aleje por completo del tono familiar original.

Coge tu cubo de palomitas y prepárate a disfrutar. Indiana Jones ha vuelto