El Telefilm que quiso ser película

Dennis Weaver interpreta a un viajero hombre de negocios que sale de su casa sin saber que va a sufrir el peor día de su vida. La historia comienza cuando el personaje de Weaver abandona la ciudad y en una carretera secundaría del interior de los Estados Unidos un camión viejo y sucio le empieza a hacer largas para adelantarle, el hombre de negocios le hace señales para que pase. Y lo que parecía una simple maniobra tan común en nuestras carreteras se convierte en una pesadilla para el hombre de negocios, que ve convertido su tranquilo viaje en una auténtica pesadilla de la que tendrá que luchar a muerte para poder escapar, como bien indica el titulo original, DUEL, nos encontramos ante una lucha por la supervivencia entre el hombre y la máquina.

Steven Spielberg fue designado por universal, después de haber rodado también para dicha productora algunos capítulos de Colombo y de night Gallery, para dirigir este Telefilm que estaba incluido en un programa semanal de películas de suspense. Lo que nunca pudo prever la productora es que esta obra sería con el tiempo considerada “película de culto” por algunos e incluso, para muchos otros, la mejor película de su director. Debido a la repercusión y al tremendo éxito de la obra, se decidió estrenarla en cines en Europa.

La película tiene todos los elementos de una buena cinta de suspense e incluso en algunos momentos se nota mucho la influencia del maestro del género, Alfred Hitchcock. Por un lado tenemos a un ser inhumano, terrorífico que amenaza a un conductor cualquiera y con el que nos podríamos sentir identificados, si no fuese por la poca profundidad que se le da al personaje. Por otra parte tenemos giros imprevistos, momentos de angustia y tensión perfectamente conseguidos (el momento de la cafetería es magistral) y un final magnífico.

Spielberg sabe lo que es entretener y mantener al público atento a la pantalla, y le nos da lo que estamos buscando, acción y suspense 100%, aunque esto repercuta negativamente sobre el personaje, del cual al final de la película no sabemos nada, y esto puede hacer que con muchos espectadores no conecten con él. Tampoco se nos explican las razones ni el porqué del camión “asesino”, pero como ya he dicho eso no importa mucho si la historia es buena, está bien contada y sabe dejarte pegado a la butaca.

Quizás sorprenda la película, por lo anecdótico de la situación, ya que en este caso nos encontramos con una de las dos películas (la otra es El Color Púrpura) de Steven Spielberg que no tienen Banda Sonora de John Williams. En este caso tenemos a Billy Goldenberg que compone una banda sonora sin grandes artificios, que sirve sobretodo para subrayar los momentos de más tensión y suspense, pero que el resto de la cinta casi no aporta nada.
Otro de los elementos impactantes de la cinta, es el paisaje y lo poco transitadas que están las carreteras, hecho que aumenta todavía más la angustia del espectador, ya que ve como el protagonista, no encuentra a nadie a quien pedirle ayuda.

Viendo esta película a mucha gente se le puede venir a la cabeza la película de Tiburón, y viceversa, ya que las dos tienen como co-protagonistas a un ser monstruoso, del que no sabemos nada y que acecha a los personajes de la película. Y como Tiburón podríamos decir que nos encontramos con un referente claro de cómo hacer una auténtica joya del cine de suspense.

Un 9/10.