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Crítica - Jarhead. El Infierno Espera

Poster

'Convincente'

08/01/2006 - Por morneo

(4/5)

“Todas las guerras son iguales, todas las guerras son diferentes”

Después de varios años de ausencia desde que nos dejara la maravillosa “Camino a la Perdición”, Sam Mendes vuelve para ofrecernos una película que, sabiendo como eran sus trabajos anteriores, resulta sorpresiva el verla en manos de este director. En Jarhead, este director que fue premiado con el Oscar al Mejor Director por su primer trabajo, American Beauty, nos muestra las vivencias y desventuras de un joven soldado americano que se alista en los Marines americanos y que poco después se embarca hacia la primera Guerra del Golfo. El eje central de la película se centra en él, desde la instrucción en los duros campos de entrenamiento, llegando a la guerra como tirador de élite de una unidad de marines.

Lejos de ser una película de efecto propagandístico para animar a los jóvenes a alistarte en el ejército, Mendes nos da la particular visión de uno de ellos, Anthony Swofford, de cuyo libro se basa la película. A su papel le da vida Jake Gyllenhaal, un actor al que ya vimos en Donnie Darko y que veremos de nuevo dentro de poco en Brokeback Mountain. Su relato puede ser el de cualquier soldado que inocentemente entra en el ejército y que cada día que pasa se arrepiente de haberlo hechos. Se diferencia de la mayoría de películas bélicas en el enfoque de esa experiencia personal. Gyllenhaal hace una interpretación creíble y compleja. En los Marines conoce a Troy, quien será uno de sus mejores amigos, alguien que se siente a gusto en el ejército, al contrario que él. Jamie Foxx es el Sargento Mayor Sikes, un suboficial que se siente a gusto siendo lo que es, un soldado profesional. Chris Cooper tiene una pequeña intervención como el Teniente Coronel Kazinski y Dennos Haysbert es un comandante, con una primera intervención memorable en las letrinas. Junto a todos ellos se encuentran también un grupo de jóvenes soldados como ellos, para quienes la única cosa peor que luchar en una guerra es esperar en el desierto con esas temperaturas de 44 grados. En la narración que hace Swofford de la vida de diario nos cuenta la rutina tediosa: entrenar, dormir, mirar la tele, ver vídeos, peleas, leer cartas de casa, escribir cartas a novias que le han abandonado, pero sobretodo, masturbarse

La mayor cualidad de “Jarhead” es que sabe reflejar casi perfectamente lo que es la vida militar, siendo la Guerra del Golfo un protagonista secundario, ya que a lo largo del film no vemos secuencias de batallas claramente definidas, más bien sus consecuencias. Vemos que el ser soldado es también una profesión, mal vista pero lo es. Observamos además las extrañas costumbres de los cuarteles, sus novatadas, sus reglas sin sentido, pareciendo todos como enloquecidos, sobrexcitados. También se plantea un dilema moral sobre lo que quieres y echas de menos, de quienes son en verdad las personas que estimas, dándote cuenta de que esos soldados a la larga se convierten en casi tus hermanos. Muchos soldados odian estar en el ejército, pero cuando lo dejan es algo que echan en falta.

La película también nos muestra como la guerra y la manera de combatir ha cambiado. Ya no hace falta el adiestrarse para manejar un fusil o una ametralladora, todo eso es sustituido por digamos un simple botón, es hacer la guerra a distancia, sin ver la cara del enemigo. Para estos soldados resulta frustrante el estar meses y meses preparándose para luego no llegar a disparar ni un tiro. Son hombres que están agotados, aburridos, solos, entrenados hasta el punto de la obsesión y cuando tienen la oportunidad de utilizar su entrenamiento, se la arrebatan, como cuando Swofford tiene a un oficial enemigo en el punto de mira y le deniegan el que efectúe su disparo y su observador de tiro Troy insiste en que le dejen disparar, como una compensación al infierno de la instrucción, la arena y el calor del desierto, la tortura de esos meses de espera o la visión de esos coches quemados con cadáveres carbonizados. Un disparo para eliminar durante un segundo la lluvia de pequeñas gotas de petróleo, la ausencia de Sol, con un horizonte oscuro y rayado con esos surtidores de petróleo ardiendo.

Desde el principio también podemos ver que Vietnam y sus películas han sido una clara referencia para “Jarhead”. En la secuencia de apertura vemos una escena que parece sacada claramente de “La Chaqueta Metálica”, con un instructor igual o más duro que R. Lee Ermey en el film de Kubrick. Citando más puntos de referencia cinematográficos, resulta curioso ver como los reclutas chillan como locos cuando están viendo en un cine la espectacular secuencia de “Apocalypse Now” del ataque de helicópteros, sonando la Cabalgata de las Walkyrias o también cuando se predisponen a ver “El Cazador”. Esas películas les sirven digamos que para inspirarse, aunque viendo esas películas saben de la carencia de films que retraten su guerra. La Guerra del Golfo no era Vietnam, ni “Jarhead” es “Platoon”.

La factura técnica de la película es magnífica, con una impecable fotografía en la que percibimos la inmensidad del desierto, con esas cámaras sobre el hombro pero que no marean, sintiendo su calor, apoyada con la siempre buena dirección de Mendes, quien se mueve con excelente soltura en las escenas de acción y no acción, aportando en varias escenas muestras de su buen hacer como director (esa visión retrospectiva que hace Swofford de su familia, su novia o cuando en pleno ataque de artillería se queda de pie, estallando las bombas alrededor y se queda impertérrito queriendo sentir la emoción de ese momento). Mendes además invierte mucha energía en desarrollar el campo de batalla como un ambiente ajeno, desconocido. En ese sentido logra un nivel impresionante de verosimilitud, ya que Mendes contó para la película con un montón de asesores militares y exmarines, que le ayudaron a definir el entorno. Mendes tampoco entra dentro de lo que pudo o debió de hacer Estados Unidos en esa guerra.

Otra de las características más destacadas de “Jarhead” es la utilización de una voz en off, un recurso cinematográfico usado a veces como muletilla innecesaria pero que aquí funciona estupendamente. Nos proporciona la información necesaria para comprender los pensamientos y la situación moral de Swofford, no siendo una distracción y proporcionándonos además frases de gran contenido.

Jarhead es convincente en todo lo que expone, dando una nueva faceta en el género. Aún conteniendo elementos comunes con otras películas bélicas, el enfoque es diferente. Trata sobre la pérdida, pero no la pérdida de vida. En cambio, es sobre la disipación de la identidad que tenían esos soldados. Los que se alistaron en el ejército y fueron enviados a Kuwait, perdieron toda su vida anterior: mujeres, novias, amigos, empleos, familias. En retratar estas transformaciones de personalidad es donde Jarhead sobresale. En definitiva, una buena película para iniciar este año y…. Welcome to the suck!!!

PD: Por cierto, la he visto en V.O.S.E y la he disfrutado aún más

 

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