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Crítica - Los 2 lados de la cama

Poster

'Un chiste del Lepe de hora y media'

19/12/2005 - Por Korben Dallas

(1/5)

Los 2 lados de la cama
Director: Emilio Martínez Lázaro
Intérpretes: Alberto San Juan (Rafa) / Guillermo Toledo (Pedro) / Ernesto Alterio (Javier) / María Esteve (Pilar) / Verónica Sánchez (Marta) / Lucía Jiménez (Raquel) / Pilar Castro (Carlota) / Secun de la Rosa (Carlos) / Juana Acosta (Gema) / Maite Pastor / Roberto Álamo / Diego París / Luis Bermejo / Helena Castañeda
Duración: 112 minutos
Sinopsis: Han pasado tres años y parece que nuestros protagonistas han sentado la cabeza. Javier va a casarse con Marta, una joven doctora que ha conseguido curarle el miedo al compromiso. Pedro está completamente enamorado de Raquel, su nueva novia, con la [...]
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Estreno en España: 21 de Diciembre de 2005


CRÍTICA + RUEDA DE PRENSA



Hace tres años aproximadamente apareció en nuestras pantallas una película española que, para sorpresa de todos (empezando por sus creadores) se convirtió en el mayor éxito de la temporada, récord de taquilla y excepcionales críticas la llevaron a convertirse en una de las favoritas para la entrega de los Goyas de aquel año 2002. Ahora, se presenta la segunda parte de esta comedia de enredo, dirigida también por Emilio Martínez Lázaro, y conservando al pleno los personajes masculinos interpretados por Ernesto Alterio, Guillermo Toledo y Alberto San Juan; mientras que las chicas, Paz Vega y Natalia Verbeke son sustituidas por la debutante Verónica Sánchez y la también jovencísima aunque más conocida Lucía Jiménez, añadiendo al plantel a Pilar Castro y conservando a María Esteve como la única chica que repite.

El argumento parte del matrimonio entre Marta (Verónica Sánchez) y Javier (Ernesto Alterio), que no llega a celebrarse puesto que ella está enamorada en secreto de Raquel (Lucía Jiménez), novia de Pedro (Guillermo Toledo), el mejor amigo de Javier. Por otro lado, Pilar (María Esteve) y Rafa (Alberto San Juan) también se debaten entre el amor y el odio dado que Pilar le es infiel con su mejor amigo. Sin duda, el punto de partida no presenta demasiadas diferencias con respecto a su antecesora. Para enmarañar el asunto aparece Carlota (Pilar Castro), una especie de juguetona Afrodita empeñada en enredar más a los ya de por sí confusos chicos del film. De este modo, se da pie a numerosas escenas cómicas que, en palabras de Martínez Lázaro “van desde el slapstick hasta el gag de cine mudo” y que, por supuesto se encuentran aderezadas con los números musicales que hicieron ¿mítica? a aquella primera parte.

No podemos negar que la primera parte gozaba de una frescura y originalidad casi olvidadas en el cine español, ya que el género musical (no folclórico,claro) ha sido bastante escaso en nuestro país. Así, obviando clásicos del underground como Diferente o el petardeo de los puntuales gags de Almodóvar (también bastante folclóricos, por cierto) nos encontrábamos en las carteleras una película que le lavaba un poco la cara al cine español y ofrecía algo sorprendente y nuevo, capaz de entretener y, provocar una euforia musical en el espectador que, según se decía por ahí, incluso cantaba las canciones y vibraba dando palmas en el patio de butacas –aunque este que suscribe nunca viera tal espectáculo, si se dice, será verdad-.

Los 2 lados de la cama cuenta con la misma premisa, los actores siguen cantando y bailando, las canciones son éxitos de la época dorada del pop español y, aunque los números sean algo más espectaculares, dado que el número de bailarines es mayor y los espacios dan más juego que los de la primera entrega, no deja de ser más de lo mismo, sin ningún avance ni vuelta de tuerca. Pero no son solo los números musicales los que demuestran ese estancamiento, sino también los personajes y las situaciones. Martínez Lázaro explicaba que “en esta segunda parte hemos querido engrandecer a los personajes, hacer que crezcan y que se conozcan más, ver como evolucionan”. El espectador que vaya al cine a buscar esta pretendida evolución se encontrará con gags y con diálogos cómicos que en nada ayudan a que sus personajes tengan más entidad que un protagonista de El club de la Comedia. En general los personajes son planos y desdibujados, y otros más parecen caricaturas, evitando que puedan tomarse en serio a lo largo del film, a pesar de que sus dramas sean o no interesantes para el espectador. El personaje de María Esteve, Pilar, sigue recitando retahílas de enumeraciones sin venir a cuento además de discutir a base de refranes con su novio Rafa (situación que por cierto Jean Pierre Jeunet ya filmara en Amelie) y si bien es cierto que puede dar pie a situaciones cómicas, no dejan de ser tan artificiosas e inverosímiles como cualquier capítulo de Friends (comedia de la que también absorbe más de una gracia). Aún a pesar de esto me gustaría señalar que María Esteve brilla en el filme, luchando con su papel con una capacidad magistral para sacarlo a flote, a pesar de que se hunda por su propio peso. Ernesto Alterio y Guillermo Toledo por su parte siguen regalando los mismos tics y gracietas a las que ya nos tienen acostumbrados y Alberto San Juan conduce a su personaje (el más alabado de la primera que ha visto crecer en mucho su intervención) hacia un nuevo Torrente que hará las delicias de los quinceañeros mientras habla histriónicamente con su zorro disecado (“metáfora de toda una España y de un pensamiento”, Alberto San Juan dixit). Las incorporaciones, Verónica Sánchez y Lucía Jiménez, se dejan ver y no desentonan, lo cual, dada la tónica del film, se agradece. Y finalmente llegamos a Pilar Castro, todo un descubrimiento de sensualidad y carnalidad, que gesticula más que actúa y que se contonea por la pantalla como si de una starlette del cine del destape se tratase, la Fedra Llorente del siglo XXI.

Martínez Lázaro se ha descrito a sí mismo en otras ocasiones como un fan de Woody Allen e incluso se escudó en Todos dicen I Love You a la hora de presentar El otro lado de la cama, esta aseveración es innegable, ya que su filmografía bebe (y mucho) del genial neoyorkino; sin embargo, los diálogos de sus películas (Todo es mentira, Nada en la nervera)no gozan de la agilidad y perspicacia del autor de Annie Hall y su ritmo y su cadencia como director también resultan planos, aún ambientando los acontecimientos en escenarios que parecen sacados de films de Allen, restaurantes, aulas de danza, o lofts de lujo que, mal que nos pese, resultan inverosímiles en un Madrid tirando a idílico. Y, entre que las procacidades y soeces de los guiones de David Serrano no le ayudan en absoluto a lucirse en su trabajo como director y que la secuenciación parece haber sido perpetrada para que no puedan apreciarse las coreografías de Pedro Berdäyes (con mucho lo mejor de la película, a pesar de haber sido mutiladas), este humilde redactor salió del cine preguntándose si realmente Emilio Martínez Lázaro tenía ganas de realizar este film, porque no lo parece.

En definitiva, otro film español que se jacta de la grosería y lo chabacano, cuyo mayor interés argumental es acerca de si Pedro, Carlota y Javi harán (o no) un menàge à trois, que entretiene y que solo entretiene gracias a la incursión de los números musicales que en lugar de reforzar las situaciones y encajar en el guión, se convierten en un giro esperpéntico y ridículo que provoca la carcajada por anacrónico y no por interesante, como si fuera un chiste del Lepe de hora y media. Y no puedo concluir sin preguntarme: ¿por qué están tan denostados los número musicales de cualquier clásico de la época dorada de Hollywood? ¿por qué son ridículas por completo On connait la chanson de Alain Resnais o 8 Femmes de François Ozony y sin embargo nos parece genial y brillante que en la cartelera española aparezca Alberto San Juan cantando por Perales –que viene a ser el George Gershwin íbero-?

 

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