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Crítica - Harry Potter y el Cáliz de Fuego

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'Esperando la siguiente'

25/11/2005 - Por morneo

(4/5)

Primero he de aclarar que no he leído ninguno de los libros, con lo cual no puedo decir si la película es fiel al libro, pero el resultado cinematográfico final es plenamente satisfactorio. Asistimos a la entrega más espectacular de las cuatro aventuras que de momento se han llevado de Harry Potter a la gran pantalla. A la hora de ver esta película, no me he creado ninguna expectativa. Ni he visto ningún trailer, ni leído el argumento, sólo he sabido la fecha de su estreno. He querido que me impacte, que me sorprenda y lo ha conseguido con plenitud casi absoluta. “Harry Potter y el Cáliz de Fuego” es más épica, más aventurera, más reveladora, más graciosa, es más que las anteriores partes. La saga va “in crescendo” en todos los aspectos. En particular observamos que se va adquiriendo más y más madurez argumental, con unos personajes repletos de complejidades adultas. Se van estableciendo relaciones afectivas, de sentimientos más reforzados de amistad, compañerismo, bondad… y van apareciendo los primeros efectos del amor e incluso de celos. El momento del baile diríamos que es más propio de una típica película de adolescentes en el baile de fin de curso que de una película repleta de fantasía y aventura. Esa madurez que van adquiriendo los personajes es lo que confiere a la película ese digamos tono serio que carecían las dos primeras entregas.

Una de las ventajas de ser ya una cuarta parte, es que ya se puede prescindir casi por completo de la presentación de los personajes, ya que solamente se les perfila o se crea conflictos entre ellos. Como era de esperar, el eje central de la película es Harry Potter, un Potter que va entrando en la adolescencia, definiendo su carácter y descubriendo poco a poco su importancia y valía en este mundo mágico. No pueden faltar sus inseparables amigos Hermione y Ron, aunque sus papeles en esta ocasión no resultan tan determinantes como en las anteriores entregas. Michael Gambon se asienta definitivamente como Dumbledore, aunque siempre echaremos de menos al entrañable y tristemente fallecido Richard Harris. Con todos esos personajes ya presentados, asistimos en esta entrega a un torrente de nuevos personajes. Por mi parte, desconocía que hubiera más escuela de magia aparte de Hogwarts y dado el desarrollo argumental de la película, vemos que hay dos más y ciertamente son bastante peculiares. Vemos a las integrantes de una escuela de chicas (muy sugerentes, la verdad) y otra de chicos, con pinta de fornidos. Cada una de ellas aporta personajes variados, como sus respectivos directores o más concretamente los jóvenes participantes de cada escuela en un torneo de magos en el cual Potter se ve misteriosamente involucrado. Vemos que cada uno de estos personajes tiene una particularidad que los distingue, como la enorme y altísima (más que Hagrid) profesora Maxime o el siniestro profesor Karkarov, antiguo mortifago, de la escuela de chicos. También vemos la genial interpretación de uno de los mejores actores secundarios de la actualidad, Brendan Gleeson, en el papel de cazador de magos siniestros y nuevo profesor de Hogwarts Alastor Moody. Pero todos estos personajes quedan ensombrecidos por la figura de Lord Voldemort, quien lleva camino de convertirse en uno de los malos más carismáticos de la gran pantalla. No voy a desvelar ningún dato sobre él… hay que verlo.

En esta parte apenas hay descanso. La trama, tan llena de acción, no desaparece bajo ese efectismo, es sencilla de entender. Además podemos decir que la película no tiene un principio y un final, parece que funciona de manera introductoria a la siguiente parte, que se presupone aún mejor que esta. A pesar de los 140 minutos que dura el film, no se hace pesada. Mike Newell, anterior director de películas como “Cuatro bodas y un funeral” o “Donnie Brasco”, dirige de manera estupenda, creando un ritmo muy apropiado, que no decrece, creando el interés del espectador. Newell se desenvuelve con soltura en las escenas de acción, pero no descuida el trato de los personajes. Es una cierto su elección.

El aspecto visual y técnico de la película es sencillamente impresionante. El diseño de producción es avasallador, con el detallismo habitual de toda la saga. Los efectos especiales, imprescindibles en una película de este género y características, son una maravilla. Su uso es generalizado, pero no es abrumador, no es un recurso más ya que forma parte de la historia. Donde apreciamos más variedad es en el vestuario, más si cabe con la inclusión ocasional de dos escuelas de magia más, cada una con un particular y distinto estilo, lo que le da más riqueza visual y de colorido a la oscura escuela de Hogwarts. Se produce un ligero cambio en la banda sonora. No es que varíe mucho de la estupenda música de John Williams, de la cual se recogen los temas principales. Patrick Doyle ofrece una composición con un tono más epico, aventurero, pero mantiene esa “magia” (nunca mejor dicho) en todas sus notas. En definitiva, este “Harry Potter y el Cáliz de Fuego” no defraudará a los incondicionales de Potter. Es posible que quien haya leído el libro eche en falta varios detalles, pero tanto niños, mayores y cualquier persona disfrutará con esta película. Yo ya estoy esperando la siguiente parte.

 

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