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Crítica - Elizabethtown

Poster

'Comedia romántica con aspiraciones'

10/11/2005 - Por Irulan

(2/5)

Elizabethtown
Director: Cameron Crowe
Intérpretes: Orlando Bloom (Drew Baylor) / Kirsten Dunst (Claire Colburn) / Susan Sarandon (Hollie Baylor) / Judy Greer (Heather Baylor) / Jessica Biel (Ellen) / Alec Baldwin (Phil) / Bruce McGill (Bill Banyon) / Gailard Sartain (Charles Dean)
Duración: 135 minutos
Sinopsis: Después de causar millonarias perdidas para su empresa por un error, Drew Baylor es despedido cayendo en una depresión que casi le lleva al suicidio. Su salvación, curiosamente, será la muerte de su padre y el regreso a su ciudad natal, donde [...]
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Estreno en España: 11 de Noviembre de 2005


CRÍTICA



Cameron Crowe es uno de tantos directores norteamericanos insulsos que se ha hecho merecedor de una espléndida reputación, cosa que quizá cabría achacar a su variado currículo laboral: desde sus inicios como periodista musical (llegando a trabajar para la famosa Rolling Stone) hasta su obra literaria (suya es la novela Fast Times At Ridgemont High en la que se basó la ochentera Aquel Excitante Curso), pasando por su oficio en el guión (incluido un Oscar al mejor texto original por la autobiográfica Casi Famosos), la dirección y la producción cinematográfica. Pero también es cierto que precisamente en lo que al cine se refiere, resulta ser demasiado irregular, y todas sus películas tienden a pinchar, debido esto posiblemente a las excesivas pretensiones “de autor” de las mismas.

Así llega a nuestras pantallas la esperada Elisabethtown, una película de gente guapa a la que aunque le pasen cosas malas siempre seguirán siendo guapos y todo se arreglará y será maravilloso. Porque más o menos a esto es a lo que se podría reducir lo que nos cuenta este nuevo título del director amiguísimo de Tom Cruise (que ya protagonizó Jerry Maguire y Vanilla Sky y que además en este caso ejerce como productor). El film está narrado en voz en off por su protagonista, Drew Baylor (un Orlando Bloom totalmente inexpresivo e inaguantable), un joven y exitoso diseñador de zapatillas que descubre lo que es el fracaso profesional a la par que muere su padre. Así, realizará el típico viaje iniciático (¡y dos veces además!), que le llevará desde la gran ciudad a la pequeña población de Elizabethtown (Kentucky), lugar donde se reencontrará con la extravagante (a la par que maravillosa, claro) familia de su progenitor, con la que tenía poca relación por “culpa” de su madre. Y de camino conocerá a Claire (monísima y encantadora Kirsten Dunst, como siempre), una azafata de vuelos que cambiará su vida.



La película así discurre como una especie de comedia romántica con aspiraciones a algo más (ciertas reflexiones huecas sobre la vida y la muerte), y digo especie porque de comedia tampoco tiene mucho (para este género, mucho mejor Cómo perder a un chico en diez días). Y no es que no haya situaciones que deberían ser hilarantes, que las hay, pero se quedan en eso, en “deberían”, en un quiero y no puedo (quizá por culpa de una excesiva corrección política).

Como siempre, Crowe recurre a los actores para contar sus historias, y aparte de la pareja protagonista es más que de recibo mencionar a Susan Sarandon (madre de Bloom en la ficción) y preguntarse cuándo esta gran actriz perdió la cabeza y se puso a hacer el ridículo (porque no hay otro nombre: y si no miren ustedes su “monólogo” final) en títulos como este o la pasada Alfie. Junto a ellos, se nos anuncia a bombo y platillo a un Alec Baldwin cuya aparición en la película se resume en lo que podríamos calificar como un cameo.

Aparte de esto, es imposible no mencionar la banda sonora de la cinta, dado que el director es un apasionado de la música. Cosa que aquí se nota quizá demasiado. Parece como si el pobre hubiera querido poner una de sus recopilaciones favoritas en su película (y hay temas buenos, de gente como Ryan Adams o Tom Petty) y no le diera tiempo… Suena música todo el rato, constantemente, canciones que empiezan para después del estribillo cortarse y ser ser sustituidas por otras nuevas que duran lo mismo. Realmente, es agobiante.

Y poco más da de sí Elizabethtown, que además dura la friolera de dos horas. Porque cuando uno cree que se ha acabado… vuelve a empezar (y entonces es una road-movie) para cerrarse de la forma menos original del mundo.

 

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