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Crítica - Smoking Room

Poster

'Se queda a medio camino'

20/09/2005 - Por Sycamore

(3/5)

El mundo laboral, como tal, ha sido siempre bastante ignorado por el mundo del cine, más concentrado en el mundo de la oficina para otros menesteres como las relaciones laborales como en El apartamento o Armas de mujer. En el cine español la cosa se agrava y poco se puede encontrar, hasta que los directores Roger Gual y Julio D. Wallovits decidieron abordar un ecosistema tan particular como el de los trepas, los rebeldes, los explotadores y demás especies animales con los que muchos conviven más que con su familia cinco días a la semana. Smoking Room cuenta la nada interesante, a priori, historia de un trabajador con cierto punto rebelde que trata de movilizar a sus compañeros. Por el camino podremos ver a todos los tipos distintos de personalidades con las que uno se puede enfrentar en una oficina.

La historia es principalmente para Eduard Fernández y su reivindicación. Se trata de algo tan simple como que la empresa para la que trabaja ha sido absorvida por una multinacional americana y, con los nuevos vientos, se ha impuesto la regla de prohibición de fumar en toda la oficina. Los fumadores se ven obligados a salir a la calle y pelar frío, cuestión que termina de enervar a un ya de por sí suspicaz currillo que inicia una lucha quijotesca para recabar firmas y tratar de presionar a la dirección. Su objetivo es tan simple como que instalen una habitación para fumar, la smoking room del título. Su cruzada va tomando tintes de epopeya cuando observa que algo tan simple es mirado con malos ojos por sus superiores, que ven un acto de rebeldía necesitado de ser cortado, y sus compañeros, que sospechan de sus intenciones y le niegan repetidamente las firmas. En una escena memorable y que culmina lo mejor de la película, nuestro protagonista se tiene que enfrentar a los compañeros que habían firmado la petición y ahora, visto el poco éxito, se lo piensan mejor y quieren eliminar toda prueba de su participación.

Éste es sin duda el hilo conductor de mejor resultado en Smoking Room. Las demás subtramas se pierden en la poca efectividad, poco interés e incluso no finalización. Intentan representar momentos típicos de una oficina pero el guión se olvida del clásico presentación-nudo-trama que tan bien funciona, y dispersa la atención del espectador. La trama principal daba para los 90 minutos de la película con bastante sin necesidad de añadidos. En cuanto al realismo, está claro que las situaciones están forzadas y pueden resultar un poco inverosímiles, pero en general y salvo alguna conversación filosófica, están muy acorde con el ambiente de una oficina. A ello ayuda la estupenda actuación de todos y cada uno de los actores, que pasan en todo momento por compañeros de trabajo con sus obsesiones y necesidades. La realización deja claro el escaso dinero con que se ha contado pero éste en apariencia problema se convierte en una ventaja al usar los directores convenientemente un ambiente claustrofóbico, con primeros planos agobiantes, que consiguen transmitir perfectamente el clima de la oficina.

El resultado final es una película interesante que hace reflexionar sobre la servidumbre dentro de la empresa y la solidaridad y otro tipo de valores que se pierden al venderse como persona a un puesto de trabajo. Es un buen intento pero con resultado desigual que con un trabajo un poco más refinado del guión podía haber dado para una obra maestra. Se queda a medio camino pero aún así merece echarle un vistazo para comprobar como cosas que suceden dentro de nuestra oficina no son únicas, ni mucho menos.

7/10

 

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6.12

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