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Crítica - Rebelde sin Causa

Poster

'Entretenida'

14/09/2005 - Por Sycamore

(3/5)

Se cumplen ahora 50 años desde la muerte de uno de las figuras de la América de los años 50, un icono de la juventud, de la rebeldía y que marcaría estilo en la sociedad como pocos han logrado. James Dean marcó estilo y se elevó a la categoría de mito de Hollywood con tan sólo tres películas. La primera de ellas, Rebelde sin causa, fue la película fetiche de la juventud norteamericana de un país que levantaba la cabeza ante el mundo. Su personaje Jim Stark era fiel reflejo de su personalidad: joven, incoformista, rebelde, tímido y solitario, su personaje es el centro de una película de jóvenes y para los jóvenes de la época que por lo demás no deja de ser un entretenimiento con algunas gotas de clásico.

La película cuenta en paralelo las historias de tres jóvenes sumidos en problemas de personalidad y con los padres y que no miran hacia adelante sino que luchan por hacerse un hueco en su presente colegial. El protagonista absoluto es James Dean con un personaje ya comentado, que llega nuevo al colegio y se ve retado al ser puesta en duda su valentía. Sus relaciones pasan por dos compañeros de aventuras y sueños: Nathalie Wood es una joven encuadrada en el grupo de los rebeldes y machitos, novia o algo parecido del líder del grupo que reta a Dean y que, irremediablemente, cae prendida ante los encantos de nuestro antihéroe. Por último Sal Mineo encarna al joven solitario, reflexivo y perdido que busca en Dean desesperadamente un amigo con el que compartir momentos y al que admirar. Los tres aparecen en la escena inicial en la jefatura de policía y juntarán sus vidas después de la famosa escena en la que Dean y el novio de Nathalie Wood se juegan sus hombrías respectivas llevando sus coches hacia un precipicio, ganando el que se salga del coche en el último momento. Es sin duda la escena más memorable de una película que por lo demás no pasa de mediocre.

Rebelde sin causa fue lo que fue en su momento, una película de símbolos, iconos, actitudes, pero no una gran película. Es interesante comparar el film de Nicholas Ray con otras películas películas para jóvenes de otra época, como puede ser American Pie, donde uno adivina las claras diferencias entre las ambiciones de los chicos en una época y otra. Más allá de eso, lo cierto es que Rebelde sin causa no pasa de tener un guión llevado con alfileres, con personajes cliché de personalidades no del todo bien dibujadas y un elenco de secundarios bastante pobre. Entretiene, eso sí, pero sobre todo en la parte final en la que por otro lado todo está rodeado de cierta inverosimilitud y a la vez poca sorpresa.

Convertida en clásico por su repercusión más que por su calidad cinematográfica, ver Rebelde sin causa hoy en día no es lo mismo que hacerlo dentro del contexto en que fue estrenada. Ha perdido con los años la frescura y el descaro que tuvo y no pasa de ser una muestra de en lo que se convertiría, en poco más de un año, una figura histórica como la de James Dean.

6/10

 

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