Bien, habría que empezar diciendo que la película está basada en unos trágicos acontecimientos, el movimiento "Apartheid" de Sudáfrica, que concluyó en 1994, con Nelson Mandela como figura destacada y símbolo.

La idea me parece muy buena, la película recorre varias ciudades y poblados de la Sudáfrifca negra en donde el Apartheid cometió las mayores atrocidades, mostrando los tribunales de perdón creados para dar amnistía a los blancos aunque cometiesen crímenes, si eran capaces de probar que lo hacían con fines políticos. Sin embargo, desde un principio a la película le falta muchísima intensidad, no me gusta el modo de conducir la forma en que se conocen los dos protagonistas (Samuel L. Jackson y Juliette Binoche) y de como entablan amistad en un abrir y cerrar de ojos. Las actuaciones de estos dos personajes son prácticamente las únicas a destacar en la película, pues el resto de extras no aporta prácticamente nada.

La historia es coherente y simple, con algunos gags de humor, algo sosos y predecibles, pero que en alguna ocasión hacen esbozar una sonrisa. A veces realmente parecen que los meten porque al hilo principal le falta "chicha".

En los tribunales del perdón sigue faltando intensidad, no se le aplica la dureza que merecen esos momentos. La película podría haber dado mucho más de si, aportando la frialdad y crudeza con la que se deberían narrar los hechos, pero se limitan a dejar que la imaginación del espectador cree toda la tragedia, sin aporte gráfico alguno, cuentan historias trágicas, pero creo que no llegan a poner los pelos de punta, como realmente deberían.

El director John Boorman no es precisamente un adalid de cine comercial, pero creo que podría haber puesto al servicio de la taquilla más recursos que dramatizaran el film, pues técnicamente es una película algo pobre. Me gusta que actores buenos como Samuel L. Jackson se aventuren en papeles de cine alternativo, cuando estaba metido en proyectos como XXX-2 y La Vengaza de los Sith, pero en esta ocasión no ha conseguido aportar la tensión necesaria, dando en ocasiones una impresión de pasividad.

En definitiva, se ha tratado un tema delicado, quizá no comparable al Holocausto o los conflictos étnicos de Rwanda, pero en el momento de rodar situaciones humanas tan graves, hay que ofrecer al espectador algún motivo por el cual no dejar correr el asunto y en esta película no se ofrece.

5/10