Ciudad de desesperanza
Conocida es de sobras el interés que siempre mostró John Houston por los losers , gente sin un ápice de suerte, que recorren su cine asumiendo el rol de protagonista y de catalizador de situaciones y relaciones de lo mas variopintas, desde el Charlie Allnut aventurero en África hasta la trágica Gretta Conroy de Dublineses pasando por los dos que protagonizan esta mas que interesante película de boxeadores mas que de boxeo.

Fat City no es precisamente una ciudad dorada y ya desde la primera secuencia queda determinado el carácter marginal de la cinta, la cámara pasea, por una calle donde grupos de personas, entre mayores y muy mayores ven pasar el tiempo, con pocas aspiraciones ya, con las ilusiones ya retiradas. Pronto nos detendremos en la figura de un hombre quien en una habitación solitaria deambula buscando cerillas. La presentación de Tully, bien interpretado por Stacy Keach no puede ser mas clara, ni mas lucida. Durante el tiempo del relato veremos a un hombre que busca reconciliarse consigo mismo, una vez fue campeón, una vez fue alguien. La redención puede encontrarse en el amor de una mujer o en la vuelta al ring, eso siempre y cuando haya un perdón posible.
Al lado de Tully, en paralelo y pocas veces en perpendicular, surge un joven con la vida por delante, un aspirante a campeón Ernie (Jeff Brides) que anda perdido, pero que ira poco a poco completando su vida, con su trabajo y con una familia a la que mantener.Houston retrata el paso del tiempo en la figura de sus protagonistas pero lo hace con un marcado desencanto, en el fondo y pese a todas sus diferencias Telly podría ser el reverso adulto de Ernie.

El boxeo en este caso queda en un segundo plano, ni siquiera Houston se esfuerza en rodar con excesiva pasión los combates, el deporte es una excusa mas para perfilar el dibujo dramático de sus personajes. Eso si la escasa fuerza que otorga Houston a estos momentos conecta con el aire pesaroso que rodea las escenas de boxeo, en ellas desaparece todo el posible glamour que se pudiera esperar de este deporte, aquí los viajes se hacen en grupo en coches particulares, la ropa se comparte, es utilizada por todos lo boxeadores, por que como dice el manager de Ernie total no es tu sangre, que mas te da!!.

Mas cerca del cine independiente, mas cerca de la condición de autor, felizmente consagrada posteriormente en Dublineses, su mejor película, Houston se aleja de las situaciones que plantea, no se implica sino que a recorre a cierta distancia todos los problemas a los que sus personajes se van enfrentando, obteniendo una mirada mas amplia pero emocionalmete fria, siendo ese uno de los mayores defectos, sus imágenes en muchos momentos no calan, aunque cuando lo hacen lo logran sobradamente, destacando en especial la presentación Arcadio Lucero, el rival de Tully en su vuelta a los rings, o en ese lánguido y continuista final. Toda la película es una suma de miradas decadentes, de medios tiempos en los que nada parece suceder, Houston se centra mas en la creación de atmósferas que en el desarrollo de la historia.

Fat City es un melancólico retrato de dos seres que en su búsqueda de su propia entidad, son capaces de abandonar ilusiones de volver a atraparlas y de tirarlas definitivamente. Una muy sugerente película llena de aciertos.