Era de esperar que con el éxito conseguido por las dos anteriores películas, “Batman” y “Batman Vuelve”, se hiciera una continuación que de igual manera no se hizo esperar. Contando solamente con Tim Burton en la producción, era de esperar un ligero cambio en el aspecto general de Batman, pero se torna en algo radicalmente distinto de lo que teníamos acostumbrado a ver en Batman, partiendo además con un nuevo actor en el papel del hombre murciélago, Val Kilmer y con la dirección de Joel Schumacher.

Hablar de “Batman Forever” es hablar de una película que corta de raíz todo el maravilloso mundo creado por Burton. El ambiente que era oscuro, sombrío, gótico, se transforma en una atmósfera llena de colores y luces psicotrópicas donde predomina el verde fosforescente y el púrpura, eliminando toda esa atmósfera tan conseguida de las dos anteriores películas. Gotham City ya no parece esa ciudad tan fantasmagórica y misteriosa, se vuelve un lugar repleto de colorido y luces de neón resplandecientes que dañan nuestra vista. Si se pierde ese ambiente de “Batman” y “Batman vuelve”, la película tiene muchas posibilidades de ser un espectáculo esperpéntico, como al final resulta que es. Joel Schumacher realiza una dirección de dudosa calidad, siendo en exceso fastuosa y de impacto visual, intentando crear a un Batman más complejo y maduro, pero que al final parece como blando y poco capaz. Tampoco ayuda la interpretación de Val Kilmer, que no aporta nada, su interpretación es sosa y poco carismática, algo que consiguió Keaton sin apenas esfuerzo. El guión resulta más bien una tira cómica, ya que consigue caer en el infantilismo en muchos momentos, definiendo a los personajes como meras caricaturas, no siendo en absoluto interesantes.

El contrapunto maligno, por decirlo de alguna manera, de Batman son Dos Caras y Enigma. Tommy Lee Jones interpreta a Dos Caras y resulta increíble que un actor como él, que dos años antes había ganado un Oscar por “El Fugitivo”, se metiera en tan ridícula interpretación. Jones es una caricatura que juega a ser Joker, siendo más bien una vulgar imitación barata y sin estilo del mítico personaje protagonizado por Jack Nicholson. Su personaje no suscita ningún interés y no se si será culpa del guionista, si la persona capaz de escribir este despropósito se puede llamar guionista, pero Dos Caras es alguien vacío y sin contenido, alguien forzado a estar ahí enfrentándose a Batman porque sí. Jim Carrey es Enigma y bueno, se puede decir que Jim Carrey interpreta a Jim Carrey, ya que Enigma parece el pariente desequilibrado de “La Máscara”, ya que aparte de la coincidencia de su color verde, se une un recital de muecas y caras raras que debe haber dejado agujetas permanentes en la cara de Carrey. Claro, que una vez visto, no hay nadie más adecuado que Carrey para hacer a Enigma, pero resulta una interpretación tan irritable y ridícula que uno no sabe que pensar. En esta parte se incluye el ¿compañero? de Batman, Robin, que es interpretado por un Chris O ´Donell patético en todos los aspectos. Su personaje rezuma tal chulería que parece igual de repulsivo que cualquier villano. Como chica de turno aparece Nicole Kidman, quien debería poner cierto toque erótico o feminidad al asunto, pero su personaje es totalmente plano, queriendo incluir en ella ciertos diálogos de algo de sentido, pero Kidman tampoco ayuda. La participación fémina se complementa con una dulce y tentadora Drew Barrymore, tal vez lo más excitante de la película, junto con una horrible Debi Mazar, quien no dice ni una sola frase en toda la película.

Si algo bueno tiene la película es la reversión que hace Elliot Goldentahl de la estupenda banda sonora de Elfman, pero lo demás, como ya he comentado es algo bastante desechable. En verdad resulta entretenida para un espectador más infantil, pero uno más maduro resultará espantado con el shock visual que produce este torrente inusitado de imágenes más propios de un viaje de LSD. Aunque esto no fue obstáculo para que poco después llegara la cuarta película, “Batman y Robin”.