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Crítica - La Legión Invencible

Poster

'Obra maestra'

04/06/2003 - Por Elvis

(5/5)

Clásica película del maestro John Ford y parte de la trilogía que este dedicó a la caballería (junto con 'río grande' y 'misión de audaces').

Originalmente titulada 'ella llevaba una cinta amarilla' debido a la costumbre de las novias de los soldados de usar dicha prenda para mostrar su amor por un miembro de la caballería; esta película , protagonizada por John Wayne, es la conmovedora historia de un hombre que, entregada su vida a una causa, descubre que esta no le necesita.

Como siempre en la filmografía de Ford, el western es la excusa y el terreno idóneo para presentar a los personajes ante la adversidad. La trama es sencilla. 'Un viejo coronel , Nathan Bridges, comandante de uno de tantos puestos donde los hombres de la caballería defienden la frontera de los indios...' en estos o parecidos términos empieza una desgarradora (casi épica) voz en off para dar entrada a un militar de carrera que dio toda su vida al ejercito y que ve llegado el momento obligado de retirarse sin saber que va a ser de su vida. Su esposa reposa en el cementerio del fuerte, sus recuerdos están unidos a su uniforme (esa escena en la que saca su traje civil con el que se alisto en su juventud es genial), sus únicos amigos son sus hombres (el sargento es un secundario de lujo) y su única vida es el ejercito.

La escena en la que, tras una refriega con los indios (el nexo de la historia es un levantamiento de los indios, por supuesto) muere el soldado Smith, un general del ejercito confederado reenganchado como soldado raso por amor a la caballería, es sublime. Los dos tenientes, jóvenes, fogosos y aprendices del coronel, añaden con su competitividad mas matices a la historia. Y, por supuesto, la chica. La de 'la cinta amarilla' por la que pugnan los jóvenes oficiales y que admira a su padre (el comandante en jefe) y al coronel Bridges hasta el punto de protagonizar una escena sublime cuando Bridges se lamenta de su final ante su superior ("ahora agradecería hasta que me dejaran herrar un caballo") y la mujer de este rompe a llorar...
"No llores.. y tu tampoco...".
"Yo no lloro padre, tengo ganas de vitorearle".

Película crepuscular, con un technicolor lleno de rojos y dorados, con una fotografía llena de paisajes abiertos, puestas de sol... todo enmarcando que en la carrera de Nathan Bridges también se pone el sol. La acción, perfectamente rodada, las escenas de sentimiento ( como cuando la tropa le regala su reloj de plata grabado y desfila despidiendo a su jefe) todo con un ritmo perfectamente cuidado...

Una obra maestra del mas grande con un primer actor que esta mejor que nunca, unos secundarios de lujo , una historia que combina acción, reflexión y sentimiento y un trabajo técnico de los mejores que he visto.

 

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