“Dos almas solitarias”

A medida que avanza “Sólo Dios lo sabe”, parece que te encuentras en una especie de secuela enmascarada de la anterior obra del propio Huston “La Reina de Africa” y la verdad es que hay muchas coincidencias. Ya desde un principio, el protagonismo absoluto lo encabezan solamente dos personajes, ellos están prácticamente solos, viven situaciones desesperadas y poseen caracteres antagonistas. Pero Huston hace una película enormemente sutil y delicada, adaptando una novela que transcurre en el Pacífico en 1944 donde coinciden una monja y un soldado, ambos lejos de sus organizaciones, siendo vulnerables ante cualquier peligro.

Protagonizada por Deborah Kerr y Robert Mitchum, en “Sólo Dios lo sabe” dan vida a la hermana Angela y al cabo Allison respectivamente que se ven obligados a compartir una dura convivencia en una aislada isla. Durante los días que pasan juntos, vemos la evolución moral que sufren ambos, refugiándose en un principio en sus instituciones, iglesia y ejército, adoptando actitudes egoístas, pero su conciencia les advierte de que tienen que sufrir una convivencia forzosa. Huston es extraordinariamente inteligente mostrándonos lo absurdo de los planteamientos de ambos, como es su respuesta estricta para la hora de levantarse. Los diálogos no tienen desperdicio, ya que son de dos personas que no comprenden a la otra, como cuando el cabo Allison le pregunta por que una chica tan guapa se ha metido a monja y ella le responde que no entiende porque alguien quiere ser soldado. Las similitudes de ambas situaciones dan lugar con frecuencia a curiosos momentos de humor. Huston sabe tratar la película, enseguida observamos ese aire “hustoniano”, sobretodo en la escena en la que Allison se emborracha y se sincera con Angela.

A pesar de lo limitado que podría ser una película con dos personajes, Kerr y Mitchum son excepcionales, ya que detrás de ese dialogo tan interesante y contradictorio, realizan dos actuaciones geniales, ya que no podemos imaginar a otro soldado que no sea Mitchum para ese papel.Le da ese toque de gallardía y convencimiento en todo lo que hace, como si dominara la situación, propio de un soldado, lleno también de algo de ignorancia, pero también de un corazón solitario y con sentimientos, sintiéndose en un primer momento egoísta con Angela, pero posteriormente protector con ella. Deborah Kerr es una de mis actrices favoritas y de nuevo demuestra en esta película su gran talento, ya que en todo el metraje no pierde esa cara de inocencia y fragilidad que envuelve a la monja. Además hace una actuación muy medida, sabe ser un contrapunto amable sobre el cabo Allison y consiguen establecer entre ellos una bonita relación de amistad, que en algunos momentos parece ir más allá.

John Huston no sólo nos cuenta sus vivencias, sino que realiza directamente una comparación donde encuentra muchas similitudes entre iglesia y ejército y en la película hay muchas situaciones que paradójicamente se parecen, ya que son instituciones habitualmente cerradas y de extrema disciplina, pero además Huston consigue que el espectador considere entrañable esa relación, de igual manera que hizo con “La Reina de Africa”.

“Sólo Dios lo sabe” en definitiva es una gran película, no llega al nivel posiblemente de la mencionada “La Reina de Africa”, pero tampoco se queda muy atrás y es muy recomendable no sólo para apreciar el buen hacer de Huston, sino además de observar a dos inmensos actores como lo fueron Deborah Kerr y Robert Mitchum.