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Crítica - El Pianista (2002)

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'Una de las grandes obras sobre la inhumana Segunda Guerra Mundial'

17/05/2005 - Por Kefalegereta

(5/5)

Roman Polanski crea una magnífica obra maestra que nos lleva a través del principio de la ocupación de Polonia hasta el fin mismo de la 2ª Guerra Mundial, omitiendo para el que así lo espere ver, los campos de concentración. El punto de vista es desde el de un judío bien posicionado en la vida de Varsovia, un magnífico músico llamado Wladyslaw Szpilman que lo interpreta de manera magistral Adrien Brody.

La diferencia entre ver el punto de vista de una familia en una guerra y verlo desde las películas bélicas está en que al ver esta película uno se puede identificar sin problemas con la familia del protagonista. Para cualquier espectador identificarse con un soldado que lleno de barro marcha con sus compañeros a la muerte (de las películas bélicas) es más difícil e inusual, el motivo es que poco conocemos sobre las armas, batallas o guerras. En cambio es mucho más fácil identificarnos con una familia, la familia del pianista Wladyslaw Szpilman es vejada, marginada, empobrecida paulatinamente y enviada a los campos de exterminio finalmente. Roman Polanski utiliza de forma magistral este punto de vista, para el que ve la película es intuitivo identificar a su madre con la madre del joven músico, su hermano y hermanas, su padre, las decisiones que ellos toman son las mismas que se tomarían en una familia que no sabe bien que pasa en su ciudad y a la que se la está atacando continuamente por parte del gobierno residente.

En esta película uno se puede ver dentro de la situación de Wladyslaw Szpilman con la única excepción de no saber tocar el piano (o si, según quien lea esto) pues en ningún momento hace nada que no haría cada uno de nosotros, su pasividad ante lo que sucede, el pánico que le inunda ante tanta barbarie, como las prioridades cambian en el transcurso de la película, al final, el arte del piano y la comida son los únicos que importan. Con la comida sobrevive su cuerpo, con el arte, su alma. El músico vive la ocupación nazi, la barbarie de la misma, la llegada de los aliados y su guerra contra la Alemania de Hitler y finalmente el fin de la guerra. Al igual que La lista de Shindler en esta película se muestra como los judíos eran asesinados porque sí, sin ningún motivo y como sobrevivir era simplemente algo que decidía el azar.

Roman Polanski para mi no merece la Palma de Oro, merece la palmera entera. Su trabajo sensible y sentido en esta película es sublime en todos y cada uno de los planos. Nos introduce aunque no queramos en la vida de los ghetos de Varsovia, las familias que vivieron hacinadas allí simplemente por ser judías y a las que se las mataba por nada en especial, donde la vida no valía absolutamente nada. El tono inicial de la película, optimista, de esperanza ante tales vejaciones a los judíos, que con humor se pasa todo, se va volviendo junto con el personaje principal en desesperanza abrumadora. El momento en que muere la esperanza para el protagonista es cuando no logra salvar a un niño de la muerte a palos de los alemanes. Un trabajo sublime el de Roman Polanski, un trabajo que bien le merece el peso que se quitó de encima al acabar con viejos fantasmas de infancia.

El actor protagonista (Adrien Brody) realiza a mi parecer un estupendo trabajo, logra mostrar una evolución del personaje a lo largo del transcurso de la película. Inicialmente Wladyslaw Szpilman es un joven risueño que disfruta de la música y encuentra el amor en una joven, a medida que el horror se hace más y más evidente (cuando los alemanes se dejan de hipocresías y encarcelan, torturan y matan sin tapujos) se transforma en un hombre que solamente busca sobrevivir, asustado y entristecido hombre que solo busca vivir un día más, buscando en todo momento lo más importante, comida. Verle el rostro tras sufrir la difteria es como ver a un verdadero enfermo. Creo que es necesario que se preste atención a tanto actor bueno que aparece en la película, mis lágrimas se deslizaron con la actuación de los extras, sin lugar a dudas la carga de los trenes hacia el campo de exterminio es quizás la mejor de las escenas interpretadas por extras que he visto. El horror en cada uno de los rostros se marca en el corazón, al menos para mí, para siempre.

La fotografía, el trabajo de Pawel Edelman está a la altura de la historia y del director. El ambiente de belle epoque del principio de la película se acaba convirtiendo en una imagen de guerra total, donde el color gris predomina en cada uno de los colores de la historia. El guión de Ronald Harwood (Novela de Wladyslaw Szpilman) sigue más al director que el director al guión, no es una película de grandes diálogos. Al principio el diálogo es constante pero a medida que la historia avanza las palabras sobran ante tanto dolor. La soledad de Wladyslaw Szpilman crece como decrecen los diálogos en la película.

La música de Wojciech Kilar es un regalo para los que aprecian la música clásica, en ella se esconde un lenguaje propio que por el pagano como yo en esos temas solo puedo intuir. Detalles como que Beethoven sea interpretado por un general alemán es un mensaje de complicidad para los espectadores que sepan de música. Toda la cinta deja entreveer de manera muy sensible melodías de piano para cada estado. El no subtitular los diálogos en alemán me ha molestado un poco, pues si el protagonista entiende alemán también debería entenderlo el espectador. (O quizás era la versión que he visto yo). Aunque también le da una inmersión en la historia mucho más real. El tiempo de duración me ha parecido totalmente adecuado.

A mi parecer esta película es una de esas películas que se deberían mostrar en los colegios para que los estudiantes pudieran ver en que consisten realmente los extremismos y sus consecuencias, para que así crecieran con un poco más de idea de en que consiste lo que sucedió en la Segunda Guerra Mundial y saber que significa realmente llevar el pelo rapado o elogiar la bandera de la esvástica (Junto con ella les pondría también La lista de Schindler por supuesto).

Para mi, esta película es una de las grandes obras sobre la inhumana Segunda Guerra Mundial y las penurias que pasaron los polacos en esa absurda matanza, y si el arte debe tener en su mensaje una crítica para la reflexión del que observa la obra de arte, esta creación la cumple perfectamente.

Valoración: 9/10

 

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