Dentro del extenso universo de películas dedicadas al mundo de la droga faltaba por ver una que se dedicara por entero al mundo de las mulas, que en el argot del mundo del tráfico se refiere a aquéllas personas que transportan drogas mediante la ingestión de cápsulas y viajan como turistas al país receptor. El director Joshua Marston muestra con una verosimilitud impresionante el viaje a ninguna parte de una joven, la María del título, que rodeada de miseria y falta de futuro decide embarcarse en una aventura de la que no conoce su final ni sus consecuencias.

María es una niña de 17 años que trabaja con flores en una inhumana fábrica que además supone la única posibilidad de un modesto pueblo de la Colombia más recondita. Embarazada, deja a su novio y su trabajo y contacta mediante un amigo con un narcotraficante que le propone un arriesgado pero lucrativo viaje. A partir de aquí la película nos muestra con una exactitud y un realismo que casi llegan a agobiar al espectador el proceso por el cual las mulas ingieren las cápsulas con droga, las transportan y las entregan. El viaje en avión es sin duda una de las partes más duras de la película y en ella Marston logra inquietar al personal sólo con la expresión de sus actrices.

Porque el tema va de actrices. A nadie sonaba el nombre de Catalina Sandino Moreno hasta que llegó esta película, y a partir de ahora habrá que seguir los pasos de esta joven pero prometedora actriz latina que ha merecido una sorprendente nominación al Oscar. En una película con un ambiente tan realista y casi documental, Catalina se desenvuelve con una credibilidad total e imprime a su personaje de una humanidad inconveniente para su misión pero que llegará a cualquiera que empatice con la miseria que pasan las mulas, que llegan a un momento de desesperación tal en sus vidas que no dudan en poner en juego su vida por un dinero que les garantice un futuro mejor, al menos durante un tiempo. El trabajo de sus compañeras de reparto es también emotivo, pero el mérito de casi toda la calidad de la película hay que cedérselo a Joshua Marston, que con una tarea de documentación absolutamente minuciosa y con una sinceridad desatada trata el tema en el tono adecuado y además no descuida en absoluto la historia, la cual se hace atractiva al espectador y que engancha gracias a sus actrices. No obstante está claro que el objetivo de María llena eres de gracia es más denunciar que entretener, y la mezcolanza de cuestiones como el narcotráfico, las diferencias norte-sur y la inmigración dan un resultado perfecto.

Una película muy recomendable con la cual pasaremos un rato agobiados por la tensión que generan la historia y las situaciones. Una película no muy original en su tema o su tratamiento pero que sí supone una novedad en cuanto a la nueva óptica que se le da al mundo del narcotráfico. En este caso no tendremos grandes capos, ni consumidores, ni a la famosa DEA: nos meteremos en la piel de las quizás mayores víctimas de este mundo gracias a la excelente labor de Joshua Marston en la dirección y la estelar actuación de Catalina Sandino Moreno.

8/10