La acción sobre ruedas.

La importancia del coche en el mundo del cine, es casi comparable a la del humo de un cigarrillo, objetos casi míticos gracias a fotogramas inolvidables, el automovil como ideal de libertad incluso a justificado la plena existencia de algunas películas. El genero policíaco se ha nutrido de el, no siempre con resultados idóneos, el caso de Bullitt es especial, solo una secuencia de apenas 10 minutos ha bastado para convertirla en una especie de cult-movie.

Frank Bullitt (Steve McQueen) es un teniente de la policía de San Francisco al que se le encarga la misión de proteger a un soplón de la mafia Johnny Ross (Vic Tayback), este tiene como su benefactor a un oscuro senador Walter Chalmers (Robert Vaughn) que se aprovecharía de su declaración para auparse a la Casa Blanca, lo que en un principio parece un misión común y rutinaria se complicara con la aparición de dos matones que acabaran con el soplón, a partir de ese momento Bullit iniciara una investigación que aclare todos los puntos oscuros que rodean al asesinato.

Bullitt considerada como un policíaco mas no plantea muchos puntos de interés, la trama es trillada como muchas otras y la realización de Peter Yates ,que podría levantar el interés, no ayuda al estar demasiado supeditada a la estrella, en este caso, un Steve McQueen igual de inexpresivo que siempre, el guión nos pasea por lugares comunes al genero y por secuencias ya vistas, además algún personaje queda absurdamente inutilizado como el que incorpora la fantástica Jacqueline Bisset.

¿Qué es entonces lo que hace a Bullitt especial? En primer lugar la famosísima secuencia de la persecución por las empinadas calles de San Francisco, una secuencia perfectamente planificada (3 semanas de rodaje para casi 10 minutos) que sorprendió por el tratamiento hiper realista de la acción, sin proyecciones de fondo, y por su duración, esta secuencia marco un punto a seguir en el moderno thriller policíaco. Pero tras lo aparente en Bullit hay una segunda lectura que también hay que destacar, y es que Frank Bullitt no es un policía normal, es guapo, elegante, posee una casa de lujo, tiene una compañera preciosa, cena en restaurantes caros y conduce deportivos en su tiempo libre, es decir Bullitt es el retrato de una determinada arquitectura erótica que rompe con la visión del policía duro y atormentado de los 50.

En definitiva una película que pese a sus defectos, merece una parcial consideración por haber marcado un antes y un después en la utilización del coche en las secuencias de acción, ya que solo a partir del éxito en taquilla de esta película es cuando se generalizaron las hoy recurrentes persecuciones en coche.

(6/10)