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Crítica - Million Dollar Baby

Poster

'K.O. incontestable en los ojos del indefenso espectador'

07/02/2005 - Por Sycamore

(4/5)

En su última etapa en el mundo del cine, Clint Eastwood se ha dedicado ante todo a sus películas, a la dirección de aquéllos temas que más le han atraído, pequeñas y sencillas historias de un sencillo hombre del pueblo. Esperamos que la racha iniciada a partir de la exitosa Mystic River no encuentre su anticipado final en la brillante Million Dolar Baby y continúe rodando éxitos de público y crítica. La vigesimoquinta película dirigida por Eastwood tiene un impoluto guión en el que la capa más externa nos habla del mundo del boxeo y que por debajo nos cuenta los sueños de ambición de una joven de pueblo sin futuro pero con esperanzas que gracias a su trabajo y su constancia logra alcanzar cotas que sólo en sus imaginaciones habría soñado.

Maggie Fitzgerald, caracterizada por una muy correcta Hilary Swank, llega al gimnasio de boxeo de Frankie, Clint Eastwood en una de sus mejores actuaciones en su papel definitivo, para cumplir su sueño: ser la campeona mundial de boxeo. En la primera parte de la película-combate que Eastwood nos regala Swank dedica todo su esfuerzo y tesón a convencer a un reticente Eastwood para que la entrene. El viejo no está por la labor de incluir a una fémina entre sus ocupaciones y más después de la decepción que se ha llevado con su último púgil, y da negativas definitivas sin fijarse demasiado en ella. Morgan Freeman, tan encantador como siempre, intercede por la joven y comienza el entrenamiento y la carrera de Swank en una continua cascada de combates y K.O. que llenan la película de sangre e imágenes vibrantes. Sin embargo es entonces cuando la película, que parecía destinada a ser una más entre las películas de deporte y superación, al margen de la brillante factura con la que está rodada, sube de nivel y da un paso más allá para descubrirnos el bello cuadro de la relación que se ha establecido entre entrenador y púgil, que supera los simples consejos y el sentimentalismo. Es en esta parte en la que Million Dolar Baby consigue el K.O. con el espectador, donde le asesta un duro e inesperado golpe que logra tumbar sin sutilezas al más pintado. Eastwood se guardaba una carta marcada por la emoción y la autenticidad que pocos lograrían controlar de esa manera.

Million Dolar Baby habla de la ambición de Maggie, que consigue contagiar a Frankie y hacerle recuperar las ilusiones. Todo lo demás es complementario en la película, desde la presencia de Morgan Freeman, pasando por el ambiente y los personajes del gimnasio hasta la egoísta familia de Maggie, cuya existencia en el film es la única nota discordante y efectista, de cara a subir unas décimas la emotividad que ya tenía garantizada Eastwood. La película va de menos a más y la primera parte se ve salpicada por un exceso de von en-off que aunque deja algunas de las mejores líneas del novelesco guión estorba en exceso. Sí está bien dosificada la comedia y el drama en está primera parte, dejándolo todo en manos del puro dramón en la parte final.

La parte técnica de la película está a la altura de los anteriores trabajos de Eastwood, que últimamente logra sobre todo sacar lo mejor de sus actores. Swank vuelve a sus mejores tiempos de Boys don't cry y Freeman está igual de bien que siempre en una madurez inesperadamente brillante. Sorprende que sea él mismo, Eastwood, el que más dé de sí para completar una actuación impagable a la altura de sus mejores westerns. La fotografía es realmente destacable con sus claroscuros continuos y el colorido tenue del gimnasio, y el rodaje de los combates recuerda a las mejores películas de boxeo, con un equilibrio perfecto entre crudeza y emotividad. El combate contra la Osa Azul es un compendio de planos que se meten dentro de la acción de un deporte probablemente antinatural, como dice Freeman, pero que sienta muy bien a la pantalla grande.

Una de las mejores películas de Eastwood, que tras Mystic River se supera y consigue una película mucho más completa a todos los niveles, desde el emocional hasta la calidad del guión. Una historia de ambición y ascenso que recuerda el sueño americano con sus realidades y las mejores películas de boxeo, incluida Toro Salvaje. Lirista y poética, Million Dolar Baby maneja el ritmo como si de un combate se tratara para conseguir un K.O. incontestable en los ojos del indefenso espectador.

8,5/10

 

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