La carrera de Robert Redford en los últimos años ha alternado actuaciones en películas intrascendentes y con ansias de impactar en taquilla con direcciones de películas mucho más personales y modestas en las cuales Redford ha podido seguir tocando los temas que más le gustan del cine. La sombra de un secuestro es una de sus películas para hacer caja pero del nivel intrascendente de películas como Spy Game llegamos al ridículo total en una película que no es que no vaya a pasar a la historia sino que directamente es infumable y mala con ganas. Pieter Jan Brugge puede temblar de lo realmente insípida y mala que es su película, y uno no se explica como estas películas llegan a distribuirse en España.

La sombra de un secuestro pretende ser una visión psicológica y basada en el diálogo de un secuestro típico. Willem Dafoe rapta a un adinerado Robert Redford para pedir a la familia de éste un cuantioso rescate. El FBI se mezcla y paralelamente a la acción, o lo que sea, vamos viendo los problemas internos que ha habido en la golpeada familia como la inexplorada vía del engaño familiar. Sobre el papel el planteamiento de la película no es malo, ante todo si oímos que se pretende dar una visión más profunda de los secuestros, que apenas hay acción ni tiros, que no hay espectáculo sino buenos diálogos y un guión trabajado. Luego la película es lamentable desgraciadamente, y apenas podemos sacar nada en claro. Ya desde las primeras imágenes podemos adivinar que algo no funciona, que no se sabe captar al espectador emocionalmente y que la película va decayendo en interés. Lo único que la puede salvar, pensamos, es un final impactante, pero eso ni llega ni nada; todo es predecible y malo, inexplicable en ocasiones y ridículo en otras.

Criticar la película es difícil porque difícil es saber por dónde empezar y recogerlo todo. Los actores están a un nivel muy bajo, en ningún momento te crees la tensión sugerida que surge entre secuestrador y secuestrado, principalemente porque ni Willem Dafoe ni Robert Redford dan nada en su actuación. Lo de Hellen Mirren va aparte, porque si quitáramos el sonido en sus escenas por su expresión seríamos incapaces de imaginar nunca que su marido está secuestrado. Toda la galería de secundarios baja aún más el nivel, destacando el agente del FBI que pasea por la mansión como Pedro por su casa haciéndose cafés o la escena del hijo en la que Brugge quita el sonido pretendiendo ser original y resultando hasta cómico. No hay guión, no hay actuaciones, no hay tensión, y sin embargo la peor parte se la debemos al director, que en ningún momento tiene claro lo que significa la palabra "ritmo" y que nos agota de tal manera que llegamos al soponcio.

En fin una película a evitar completamente pues ni siquiera llega a entretener. Cuesta entender que Robert Redford se embarque en aventuras como ésta por muy necesitado esté para sus proyectos. De paso hay que lamentar que su aspecto sea cada vez menos favorecedor por sus liftings y un mal encarado envejecimiento. En fin, imitando a Rick en Casablanca, diremos que "Siempre nos quedará Sundance"...

3/10