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Crítica - Centauros del desierto

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'Inolvidable'

01/02/2005 - Por delbruck

(5/5)

Mucho se ha hablado sobre The searchers, la obra maestra de Sean Aloysius O'Ferans, y sin embargo para mí es complicado hablar de la que posiblemente sea mí película favorita. Intentaré ser lo más objetivo posible.

En 1956, el mundo del cine estaba en una época dorada, los Oscars de ese año encumbraban como mejor película a “La vuelta al mundo en 80 días” dejando en un segundo lugar cintas como “Gigante” o “Los diez mandamientos”. Yul Brynner e Ingrid Bergman recibían las estatuillas a los mejores actores y George Stevens al mejor director. Mientras el mundo se tambaleaba al ritmo de Elvis Presley, y en España empezábamos a leer al Capitán Trueno, en Estados Unidos se estrenaba “The searchers” (Centauros del Desierto).

Por aquel entonces John Ford ya había rodado unas cuantas películas, y ya era un director consagrado; “El hombre tranquilo”, “La diligencia”, “Misión de audaces” o “Mogambo” definían una trayectoria impresionante, que quedó culminada con el estreno de la película que nos ocupa.

Para rodar su mejor película, John Ford sólo podía contar con su actor predilecto, Marion Michael Morrison, si podía compartir con Wayne botellas de Whisky, era lógico que compartieran también el rodaje de Centauros. Wayne sería mejor o peor actor, Ford había rodado con otros actores de sobrada calidad, pero el personaje protagonista sólo podía interpretarlo John Wayne.

John Wayne representaba ya la imagen de lealtad y patriotismo que deseaba ver en pantalla el público norteamericano. Si se hablaba de western una imagen de Wayne a caballo acudía a la mente. Y el personaje creado por Frank S. Nugent y Alan Le May se adaptaba perfectamente a su carácter y forma de ser.

Es el momento de desmentir un error común que comete mucha gente y es despreciar una película por su género, cosa más frecuente aun si hablamos de un western. Centauros es el ejemplo perfecto de western que no es simplemente una película de indios y vaqueros. La historia y los personajes de la cinta tienen una profundidad y un trasfondo digno del mejor de los dramas. Si sabemos ir más allá, veremos detrás de este western una película de personajes atormentados, frustrados, marcados por la tierra en la cual les ha tocado vivir. Veremos también, lealtad, perseverancia y constancia, amor, odio y honor. Es difícil mezclar todos estos ingredientes en 113 minutos, pero Ford es especialista en hacerlo.

Antes de situarnos en la trama principal Ford nos presenta a los personajes, y nos explica que sienten los unos por los otros, para que el espectador pueda entender su modo de actuar. Ethan Edwards (John Wayne) es nuestro protagonista y a la vez el hilo conductor de todos los acontecimientos. Toda la historia nos es narrada desde su perspectiva y casi siempre la cámara está con él, aunque se estén desarrollando acontecimientos fundamentales sin que el espectador pueda verlos.

Si Ethan es el protagonista, es su búsqueda la que hace avanzar la película, convirtiéndose en la esencia de la misma. Fijado el hilo principal, Ford es un maestro a la hora de enlazar historias paralelas o personajes secundarios que refuercen la trama. La historia de amor entre Jeffrey Hunter y Vera Miles o las andanzas de Ward Bond como un belicoso reverendo, se acoplan a la perfección a la historia principal. Hacer mención a la joven Natalie Wood y a Hank Worden que realiza un difícil papel encarnando al viejo Mose Harper.

A parte del gran reparto y del excelente guión tenemos que alabar la impecable fotografía de Winton Hoch, aunque sin duda gran parte del mérito sea del propio director, experto en buscar encuadres que nos muestren perfectamente la acción y especialista en fotografiar paisajes de gran belleza. En Centauros podemos ver una gran gama de colores, predominando los rojos y ocres del desierto y del otoño, y los blancos de la nieve en invierno. Sin duda una película de espacios abiertos y escenarios naturales, que nos permite disfrutar de planos de gran belleza.


La música corre a cargo del maestro Max Steiner, creador de bandas sonoras como, “Casablanca” o “Lo que el viento se llevo” entre otras, y que ya había colaborado con Ford. Steiner es un especialista, con experiencia en otros Westerns y su trabajo en The searchers está a gran altura, destacando el tema central de la película.




El tandem Ford - Wayne vuelve a funcionar a la perfección y nos obsequia con una película inolvidable, un western humano, que profundiza en sus personajes y nos lleva a lomos de los caballos de Ethan y Martin hasta que consigan su propósito, sin apenas enterarnos de que hemos llegado al final de la cinta. Según la crítica esta es la mejor película norteamericana de todos los tiempos, no sé si atreverme a decir tanto, a lo que si me atrevo es a decir que acabo de comentar la que para mí es sin duda la mejor película que he visto.

 

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