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Crítica - ¡Buen Viaje, Excelencia!

Poster

'Sencilla con visionado fácil'

24/01/2005 - Por Sycamore

(3/5)

La última época del dictador Francisco Franco se podía haber abordado de muchas maneras, bien de una manera dramática o falso documental e incluso como un homenaje, quién sabe. Els Joglars tiene otro punto de vista, desde luego, y afronta esta pequeña y sencilla película como una parodia total de esos últimos días. Una parodia que va más allá de la caracterización de un Franco ridículo sino de un país y un ambiente dignos del surrealismo al que estamos acostumbrados en estas tierras. Albert Boadella hace un retrato personal del dictador y lo pinta con humanidad, sin ensañarse con su lado más malevólo y centrándose en el delirio que supuso su última etapa, justo desde la muerte de Carrero Blanco y con su reclusión en el palacio de El Pardo.

La historia de real tiene lo que nosotros supongamos. La mezcla de rigor, leyendas e imaginaciones es manejada muy hábilmente por Boadella para dar al final un resultado bastante crítico pero dentro de lo justo y huyendo de todo impulso políticamente correcto. Porque lo correcto según las corrientes de hoy en día hubiera sido mostrar a un Franco agarrado al poder y exprimiendo sus decisiones, pero Boadella nos muestra a un ser absolutamente patético y esperpéntico por dictador. Un Franco cargado de delirios de tiempos pasados, aquejado de una demencia senil alarmante y un entorno que no hace nada humano por salvaguardar los últimos días de Franco con dignidad sino que le explotan hasta el último momento preparando ya su futuro inmediato, negro según los presagios. El argumento salta temporalmente de situación en situación, cada vez más exageradas, y se centra en un personaje aparentemente ficticio: la señorita Müller, una psiquiatra alemana encargada de minimizar los problemas de Franco y que al final resulta ser la compañía que el dictador prefiere.

Las situaciones cómicas son abundantes pero no para provocar carcajadas excesivas sino para lograr la complicidad constante con el espectador, que ve la película con un gesto irónico que nos hace reflexionar un poco de lo que supuso el franquismo en el país. Para ello además Boadella inserta flash-backs cuasidocumentales pero escenificados que muestran momentos clave en la vida del dictador como el encuentro en Hendaya con Hitler. También cuenta Boadella con las distintas conversaciones de una tasca típicamente española en la que coexisten las distintas corrientes de pensamiento de la época, que van comentando las noticias más influyentes del momento. Como Boadella tiene para todos y en primer lugar para los españoles en sí, algunas de las mejores líneas se encuentran en estos cortos diálogos, como aquél, ácido y delator, que pronuncian dos progres:
- La situación es insostenible, tenemos que hacer algo fuerte de verdad, armar la gorda.
- Eso, eso... ¡repartamos octavillas!

La película es sencilla y se ve con facilidad, además aprendemos un poquito de historia, sin tomárnosla muy en serio claro. El resultado final que logra Boadella es que veamos esa parte final de la vida de Franco con un sentimiento agridulce sobre cómo somos o dejamos de ser los españoles. Y también desmitificar el personaje y la vida de Franco y reducirle a un nivel humano y demacrado para que dejemos de envilecer a un solo personaje y reflexionemos sobre nosotros mismos: lo que fuimos y lo que seremos.

7/10

 

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