El guionista y director David Mamet se ha ido haciendo con un hueco en el mundo del thriller a través de películas con una historia en ocasiones típica pero elaborada y con unos diálogos un punto por encima de lo que acostumbra Hollywood. Thrillers de calidad, digamos, con nombres sólidos en los papeles principales y un funcionamiento basado en un guión trabajado. Sorprende pues que sea precisamente en este apartado donde más flojee Spartan, pues a pesar de ser pretendidamente enrevesada, esto sólo lo consigue oscureciendo un guión a base de ocultamiento de información primero y tópicos después.

Spartan dedica toda su primera hora a una carrera continua con un objetivo que queda claro para el espectador: rescatar a una chica que ha sido secuestrada. A través de pistas nimias los servicios secretos van avanzando en la investigación a un ritmo frenético impuesto por el guión y la acción. Sin embargo, en esta primera hora Mamet nos niega saber las razones de tal secuestro y la identidad de la chica, nos impide empatizar con los personajes en su búsqueda, nos ahuyenta de solidarizarnos con los investigadores pues no sabemos a quién se busca. Es evidente que Mamet juega aquí con el espectador para lograr confundirle pero se olvida de que es un arma de doble filo: consigue su objetivo pero también que el espectador muestre desinterés por todo lo que ocurre. Se maneja al espectador diciéndole: tú estáte atento a la acción, que las razones no te deben interesar. No es un juego en el que Mamet nos vaya dejando pistas, de hecho las evita, ni es un juego de McGuffin en el que el director trate de que el espectador se centre en el suspense y la acción. Es un juego de ocultamiento de información total, y es simplemente inexplicable pues el efecto logrado seguramente no es el deseado. A estas alturas el interés de muchos espectadores ya se haya echado a perder.

La última parte del film, una vez que Mamet finalmente se decide a revelarnos el supuesto secreto sin sorprender excesivamente (probablemente con un par de razonamientos un espectador que no haya perdido el hilo haya llegado a estas alturas a adivinar a quien se busca), constituye un giro total del ritmo, del guión y de los personajes. De la acción pasamos al thriller puro con una trama conspiratoria debajo. Trama por otro lado completamente tópica y que no añade nada a lo que hayamos visto en otros thrillers similares: personajes acostumbrados en estas situaciones, representación de la inmoralidad política, etc. Nada nuevo bajo el sol y un desarrollo normal. Entretenido pero sin estridencias; Mamet no sabe cómo sorprender y los giros son esperados. Sí que sorprende el protagonista principal, un sólido Val Kilmer que abre las puertas a la madurez con muchas expectativas. Alejado del papel de chico guapo que incluso en películas como Heat desentonaba, Kilmer se revela en Spartan como un actor a tener en cuenta para papeles posteriores: sobrio y comedido.

Él es sin duda lo mejor de una fallida pero entretenida película, con un guión que juega con el espectador de manera burda para luego resolverse de la manera más mediocre cuando la gasolina inventiva de Mamet se acaba. No obstante los méritos son suficientes para darle un vistazo y tener entretenido al personal una tarde de domingo.

6/10