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Crítica - El Lobo

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'Pudo ser más de lo que es'

27/12/2004 - Por Sycamore

(3/5)

Desde que los libros han pasado a ser un adorno en nuestras estanterias y las carreras de letras han sido defenestradas por el sentido de practicidad social, el cine se ha convertido en una de las mejores armas (accesible, consumible, rápida, entretenida) para difundir cultura e historia. En este sentido El Lobo se presenta como una ocasión inmejorable de revisar los comienzos de la famosa banda terrorista ETA, conocida por sus acciones pero menos en cuanto a su formación y los tejemanejes internos de hace unos años. Queda la duda de hasta qué punto son verdades y no meras suposiciones lo que cuenta la película, que se interna hasta las entrañas de la organización y los servicios secretos; pero sea más o menos, lo que está claro es que películas como ésta le vienen muy bien a los chavales de hoy en día que crecieron ya en democracia y a los que Carrero Blanco les parece más una marca de bombones que los apellidos de un presidente español.

El Lobo nos cuenta la historia de un infiltrado en la banda, interpretado por Eduardo Noriega, y su acceso a la cúpula de ETA en una vertiginosa carrera terrorística de menos a más con resultados excelentes para la historia de la lucha antiterrorista. La historia se centra en el personaje y nos mueve de su vida cotidiana y mediocre a su relación con la banda y con los servicios secretos, ahondando en las peligrosas relaciones que surgen en su vida y que se pueden resumir en una frase suya: soy un terrorista de la ETA para todos menos para ETA. Un héroe oscuro al que todo el mundo odia, tanto el pueblo como en último término los etarras. Por el camino podemos ver cómo se fue formando ETA, sus razones contextuales e históricas, su proceso de militarización, sus primeros golpes importantes y sus primeras rencillas internas. En este sentido podemos decir que la película era definitivamente necesaria.

Cinematográficamente hablando, sin embargo, tenemos una película muy justilla. Es una pena que con un tema tan interesante y una trama tan dinámica el resultado final sea mediocre. Sin duda alguna los méritos de la película son más los relativos a la historia que a la construcción del guión, de la verosimilitud de la acción o de las actuaciones. En este último plano es donde más flojea la película pues ni Eduardo Noriega ni su antagonista/jefe José Coronado cumplen con las expectativas; sólo Santiago Ramos, como acostumbra, está a un nivel bueno. La película va de menos a más y es en el comienzo donde más dudas despierta: el personaje de la francesa Mélanie Doutey está muy mal construido y ni resulta atractivo, ni seductor ni se le termina de pillar el sentido: suyas son las peores escenas de la película y resultan un lastre para la misma. La música usada no se adecúa casi en ningún momento al tempo del guión y el director no sabe captar la esencia de las escenas, lo que debe potenciar. La parte final sí es más brillante, sin excesos, y mantiene al espectador intrigado y con un ritmo de suspense logrado.

La ambientación de la época y sus personajes es uno de los aspectos más logrados, aunque no se evita del todo en caer en tópicos y estereotipos, así como resulta curioso que, en contraposición a Mar Adentro por ejemplo, los personajes vascos apenas parezcan vascos ni tengan acento vasco. En fin son curiosidades de una película que pudo ser bastante más de lo que es y que casi queda relegada a una película palomitera de acción con una base histórica donde reside su mayor interés.

6/10

 

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