Pedro Almodóvar es ahora mismo, guste o no, nuestro director más internacional y curiosamente de los más castizos que tenemos. Éxito sobre éxito, tras haber sido tentado por Hollywood se inclinó por abordar un proyecto que tenía en mente desde hace bastante tiempo, una suerte de pseudo-autobiografía sobre su vida de infante, mezclando el tema con sus ya hasta peyorativas referencias a sus temas estrella, a saber: homosexualidad, transexualidad, sexo, bizarrismo... lo acostumbrado. El resultado es ante todo una fallida mezcla de El Crimen del Padre Amaro y El talento de Mr.Ripley.

El mayor inconveniente de la película es su indefinición a nivel de género, que en algunas películas funciona pero en ésta no. Estamos ante un drama infantil con pederestia sugerida pero no mostrada, lo cual se agradece viniendo de Almodóvar. La historia se plantea así para luego poco a poco irse reconvirtiendo en puro Cine Negro, que alimenta el argumento pero que desposiciona la película bastante consiguiendo al final descolocar al espectador, que no sabe qué está viendo exactamente. Esta parte última parte de Cine Negro es quizá lo más interesante pues las historias de niñez y pederastia empiezan a estar muy vistas ya y la sensación que se tiene es que simplemente Almodóvar quería quitarse una espina clavada y la excusa para rodarlo es continuar con la trama negra. Sabe manejarse con dignidad en este campo y la dirección de actores responde bien, pero aún así queda una sensación agridulce de sí... pero no.

La dirección, probablemente lo más destacable de sus anteriores películas, pierde un poco en La mala educación. El giro estético tomado desde Carne Trémula y enriquecido con cada nueva película queda relegado y las imágenes se tornan repetitivas con los temas estrella de Almodóvar. En Hable con ella lo más destacable era la pureza de ciertas escenas, lo estéticamente brillantes que resultaban, de director veterano y curtido. Eso en La mala educación cae a favor de la historia, más enrevesada y compleja, pero fallida.

El director manchego definitivamente necesita cambiar alguna vez de aires, sorprendernos como hizo Lynch con Una historia verdadera, por ejemplo, y dejarnos claro que él rueda lo que rueda no porque sea lo único que sabe hacer sino porque simplemente es lo que le gusta hacer. Con todo La mala educación resulta una película digna, sin llegar a la altura de sus trabajos anteriores pero que se deja ver con gusto. Algunos la odiarán y otros la amarán, pero las razones tendrán que ver más con la afinidad que se tenga con Almodóvar que nada.

6,5/10