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Crítica - The Rider

Poster

'América estás borracha, sigas en pie o estés de mala racha. Tomate la última y en paz'

23/09/2018 - Por Álvaro de Paz

(5/5)

The Rider
Director: Chloé Zhao
Intérpretes: Brady Jandreau (Brady Blackburn) / Tim Jandreau (Wayne Blackburn) / Lilly Jandreau (Lilly Blackburn) / Cat Clifford (Cat Clifford) / Terri Dawn Pourier (Terri Dawn Pourier) / Lane Scott (Lane Scott) / Tanner Langdeau (Tanner Langdeau) / James Calhoon (James Calhoon) / Derrick Janis (Victor Chasinghawk)
Duración: 104 minutos
Sinopsis: Brady, que fue una de las estrellas del circuito de rodeos y un talentoso entrenador de caballos, sufre un accidente que le incapacita para volver a montar. Cuando vuelve a casa se da cuenta de que lo único que quiere hacer [...]
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Estreno 21 de Septiembre de 2018

CRÍTICA



Es esta la mejor película que he visto en lo que lleva de año.
Siendo una anomalía, un regalo, un escáner de nuestro yo. Una fabula de sueños rotos que podría haberse contado en bajo ese gringo cielo naranja o el de Carabanchel…


(Más imágenes en su galería)



Si coges al Terrence Malick del 73 y su magnifica “Malas Tierras” junto al de “Dias del Cielo” del 78, las introduces en una batidora junto a algunos planos de “El Nuevo Mundo” y 40 años después lo licuas con el digital y el cine postmoderno de primerísimos planos y silencio como embotado o metálico. Pues lo que nos queda en el vaso es “The Rider

Resulta que detrás de este acercamiento al corazón de América está una mujer de nombre Chloé Zhao. Una directora de cine china-estadounidense afincada en California que siendo este su segundo film. - El primero ya tuvo buena acogida en Sundance y en los demás territorios de cine independiente con “Songs My Brothers Taught Me”.

Esta por el camino, (antes de llegar a nuestras salas) ya ha cosechado importantes galardones como el premio de la Quincena de Realizadores de Cannes o la Espiga de Plata en Valladolid.

Cuando un escritor quiere crear algo se sienta el solo delante de una hoja o de un ordenador y salpica fuera lo que tiene dentro. Pero no necesita ni tiene que tener nada más que eso. Su inspiración y una cuartilla para plasmarlo.

En cine siempre se tiene la idea de un gran equipo detrás de cada película y un cristo absoluto para hacer algo bueno. Resulta que un tal Stanley Kubrick el cineasta más potente que ha existido en la historia del séptimo arte trabajaba con un equipo mínimo dentro de una macro película de estudio que luego sería un acontecimiento mundial.

Esta buena señora se ha rodeó de un equipo de 6 personas contándola a ella.
-¡6!- Y el resultado es pura poesía en una pantalla. Con esto quiero animar a tantos y tantos creadores y narradores de todo tipo de historias que anhelan que llegue su gran momento en el séptimo arte o que una gran major esté detrás de ellos o que la tele te suelte un pasturrial y una enorme campaña televisiva cual bombardeo naval para poder hacer eso que quieres contar.
Quizás tanto los que están detrás de dar esos dineros y oportunidades como por supuesto los artistas que las hacen posibles deberían sentarse a ver esto y a imaginar que detrás de cada escena grabada hay 6 personas.
Imagino un pertiguista, un script, un dire de foto, un ayudante de cámara, un eléctrico y una persona de arte junto por supuesto a la directora. Punto. Se cocinaban su propia comida y utilizaban sus propios coches porque no había money. Cine de guerrillas que diríamos ahora.

La acción se sitúa en la reserva de Pine Ridge, en Dakota del Sur. La labor del “dop” Joshua James Richards es encomiable captando la hora mágica, de oro o bruja en esos planos donde la letanía del paisaje se funde junto a la melancolía del personaje principal.

Un personaje principal que al igual que los demás, no es actor profesional. La directora conoció la historia de la familia Jandreau. Nuestro prota Brady figura de los rodeos de la zona, su padre y su hermana con el síndrome de Asperger (la cual dota a la cinta de una ternura maravillosa) junto a Lane Scott, otro “Rider” que quedó parapléjico y al que Brady visita como un hermano suyo. Cada vez que los dos están juntos la pantalla vuela y duele. El dolor es precisamente el protagonista durante los 103´. Un dolor punzante como espectador y como personaje. Ya lo decía un tal David Lynch: “Son los personajes los que deben de sufrir”

Y aquí sufren y notas que no hay red debajo. Que no hay playback o colchoneta por si te resbalas y eso en el cine moderno gusta y mucho y se ve poco aunque se busque continuamente con falsos planos secuencias o ultra violencia cada vez más explicita.

Este tipo de cine es más duro que cualquiera de esos films que beben mas del mundo del videojuego que de la realidad buscando crear grandes emociones al que los ve.

Si quiere viajar al verdadero centro de América con una familia real que no sabe si se interpreta a si misma o al revés y mientras analizar su vida a la par que el bueno de Brady Jandreau esta es sin duda la atracción del parque donde usted como espectador debe montarse. Cual jinete, Brady les indicara como agarrarse con una mano a la montura y dirigir al caballo de derecha a izquierda. Como acariciarle. Si quiere montar a este potro crepuscular, a este poema vaquero mida sus fuerzas antes no le vaya a pasar como a su protagonista y se caiga haciéndose tanto daño que no sepa si volver a subir…

El año pasado fue una grata sorpresa Comanchería, estando también en unos estándares parecidos a ésta por proximidad de zona geográfica y venir del cine indie yankee. Pero no se equivoque aunque también lleven sombreros de cowboys. Estos son de verdad. Y a mi juicio la gana por varias cabezas a esa buena cinta de David Mackenzie

Porque quizás sea esta su gran baza, amen de todo lo demás. La verdad y de “The rider” es eso.

 

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