Perdiendo el Norte
Director: Nacho G. Velilla
Intérpretes: Yon González (Hugo) / Julián López (Braulio) / Blanca Suárez [II] (Carla) / Javier Cámara [I] (Próspero) / Carmen Machi (Benigna) / Malena Alterio (Marisol) / Miki Esparbé (Rafa) / José Sacristán (Andrés) / Úrsula Corberó (Nadia) / Roman Vogdt (Otto) / Richard Pena (Franz) / Joachim Paul Assböck (Schalterbeamter) / Elena Rivera
Sinopsis: Hugo y Braulio, dos jóvenes con formación universitaria, hartos de una España incapaz de darles trabajo y un futuro, deciden emigrar a Alemania siguiendo los cantos de sirena de un programa de televisión tipo "Españoles por el mundo". Pero pronto descubrirán [...]
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Estreno 6 de Marzo de 2015

CRÍTICA

Es evidente que no todo lo que funciona en televisión funciona en cine y viceversa. Cada medio tiene su estructura, su ritmo y su desarrollo. Y si cada uno funciona a su manera en su medio, por algo será. Nacho G. Velilla tiene un amplio recorrido en televisión. Guionista, productor y director de algunas de las sitcoms españolas más representativas de los últimos años, es una voz más que autorizada en lo que a comedia de situación de se refiere. Se puede decir que se sabe todos los trucos para crear una galería de personajes con peso específico para irlos dosificando a lo largo de varias temporadas recurriendo a sus características individuales para ir tejiendo diversas tramas. En televisión funciona y es práctica habitual. Exportar el mismo estilo a la pantalla grande deja a la vista todas las costuras.

(Más imágenes en su galería)

Perdiendo el Norte es un título que se puede aplicar al propio director. Para empezar, por pretender hacernos reír con cosas que tienen poca gracia o ninguna, dado el panorama actual. Que un brillante licenciado en economía y un brillante científico se vayan a Alemania buscando un futuro que su país les niega y acaben fracasando y trabajando en un kebab, no es gracioso. Que un marido arruinado esconda la verdad a su mujer mientras esta sigue gastando a todo trapo, no es gracioso (ni original, Full Monty sin ir más lejos). Hacer bromas con el alzheimer, no es gracioso. Se puede hacer que sea gracioso, o al menos que sea comedia amarga, si se trabajan los desarrollos en esa dirección. Si se pretende que haga gracia porque sí, pues no, maldita la gracia.

Pero más allá de argumentos más o menos divertidos, la estructura, tan propia y tan funcional de una serie de televisión, fracasa al trasladarla a un formato de apenas hora y media sin situaciones episódicas. Más allá del trío protagonista, surge un surtido de personajes estereotipados salidos directamente del manual del buen guionista, más que trillados a estas alturas. El secundario fumeta/drogata/quedao ya no hace gracia. Ni por que sí ni por las situaciones que provoca. El personaje de Sacristán, emigrante de postguerra reconvertido en abuelo cebolleta, queda de un trasnochado que espanta. Toda la subtrama de Malena Alterio luce como mero relleno para completar minutaje. Y así con todo. En el pasado he disfrutado bastante con los trabajos de Nacho, pero en esta ocasión me parece que ha abusado del piloto automático.