Big Eyes
Director: Tim Burton
Intérpretes: Amy Adams (Margaret Keane) / Christoph Waltz (Walter Keane) / Delaney Raye (Jane niña) / Madeleine Arthur (Jane adolescente) / Danny Huston (Dick Nolan) / Krysten Ritter (DeeAnn) / Jason Schwartzman (Ruben) / Terence Stamp (John Canaday) / Jon Polito (Enrico Banducci) / Elisabetta Fantone (Marta) / James Saito (Juez)
Duración: 106 minutos
Sinopsis: Basada en la historia real de Walter Keane, uno de los pintores más exitosos de los años 50 y principios de los 60. El artista alcanzó una notoriedad asombrosa al revolucionar la comercialización y accesibilidad del arte popular con sus enigmáticas [...]
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Estreno 25 de Diciembre de 2014

CRÍTICA

Con Big Eyes, Tim Burton ha conseguido algo tan retorcido como su perenne peinado: abandonar la mayoría de sus tics frecuentes y a la vez incorporar un pedacito de casi toda su filmografía en una cinta mucho más luminosa de lo que en él es habitual. Le han sentado bien muchas cosas para, sin perder de vista su identidad, ofrecer algo fresco, interesante, triste y divertido a partes iguales y que llega a mostrar, desde la distancia, vivencias propias compartidas con la protagonista de su historia. Desde luego le ha sentado bien la ausencia de los omnipresentes en su filmografía Johnny Depp y Helena Bonham Carter, evitando así cualquier sensación de deja-vu posible. Pero desde luego, lo mejor ha sido volver a recurrir a los guionistas Scott Alexander y Larry Karaszewski, expertos ya en construir ficción sobre vidas llamativas, como demuestran sus trabajos en Man on the moon, El Escándalo de Larry Flynt, o la también Burtoniana Ed Wood.

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No sorprende que se haya visto atraído por el relato sobre la vida de Barbara Keane, artista con unos cánones artísticos muy personales que chocaron con las tendencias de su época. Ella, en unos años 50 donde la pintura femenina no tenía cabida en las galerías de arte estadounidenses. Él, Burton, animador de perfil gótico que veía sus diseños rechazados por sus superiores en Disney. Por el camino, Burton aprovecha para de forma sutil meterle un meneo al concepto de arte y todo lo que le rodea. Así el personaje de un incontenible Christoph Waltz (dando la sensación de que los dos Oscars en su haber y esta interpretación vienen a ser un solo personaje en sí mismo) representa que no importa tanto el arte como saber venderlo, la capacidad de la gente de seguir modas y tendencias, la ausencia absoluta del criterio por debajo del negocio.

A la vista de los últimos trabajos de Tim, casi puede considerarse un piropo en sí mismo decir que Big Eyes no parece una obra suya al estar carente de toda fantasía y elementos siniestros. La historia respira autenticidad y descubre una historia poco conocida sobre una estafa de proporciones increíbles que solo pierde un poco el pulso en el último tramo, con un Waltz ya totalmente desbocado. Aún así, la historia es tan retorcida en sí misma y tan sorprendente que consigue atrapar de principio a fin. Burton no estaba tan acertado desde Big Fish, y habiendo pasado más de una década, más de uno ya empezábamos a darle por perdido.