Sabotage
Director: David Ayer
Intérpretes: Arnold Schwarzenegger (John 'Breacher' Wharton) / Sam Worthington (Monster) / Olivia Williams (Caroline Brentwood) / Mireille Enos (Lizzy) / Terrence Howard (Sugar) / Joe Manganiello (Grinder) / Max Martini (Pyro) / Josh Holloway (Neck) / Harold Perrineau (Jackson) / Martin Donovan (Floyd Morgan) / Ralf Moeller / Rus Blackwell (Joe John Curley) / Tim Ware (Interrogador)
Duración: 109 minutos
Sinopsis: Un grupo de asalto de élite de la DEA se convierte en el objetivo de los cárteles de droga después de que una redada en un refugio de narcotraficantes les haya permitido incautarse de decenas de millones de dólares. [...]
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Estreno 11 de Julio de 2014

CRÍTICA

Un grupo de asalto de élite de la DEA se convierte en el objetivo de los cárteles de la droga después de que una redada en un refugio de narcotraficantes les haya permitido incautarse de millones de dólares.

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Que Arnold Schwarzenegger no va a aportar nada nuevo al mundo del cine es algo que todos sabemos. Su época dorada fue hace décadas pero, aún así, es una leyenda viva del cine de acción y siempre que hace un nuevo trabajo llama la atención de aquellos que gozamos cuando le vemos masacrar malos ametralladora en mano. Nunca se le ha exigido saber actuar, su presencia, su musculatura y su lenguaje corporal son más que suficiente para llenar salas de cine. Es por esto mismo que el propio director de Sabotage, David Ayer (Dueños de la Calle, Sin tregua) tuvo dudas de dar un personaje más o menos complejo a Arnold. Las tuvo… y tuvo razón en tenerlas.

Schwarzenegger interpreta a “Breacher”, el jefe de un grupo de operaciones especiales de la DEA al que le encomiendan una misión de “asalto e incautación” a un cártel del narcotráfico. Hasta aquí bien, papel perfecto para Arnold, pero “Breacher” es un hombre amargado que ha perdido a su familia en manos del cártel pero que, a su vez, es el único capaz de dominar y mantener unido a un grupo de operaciones especiales que más bien parece un cártel en sí. Para un papel así está bien Liam Neeson, pero no Arnold. Lo intenta, hay que reconocérselo, pero en la mayoría de diálogos fuerza demasiado y su personaje no tiene credibilidad. Esto contrasta con su grupo, formado por secundarios muy bien caracterizados con Sam Worthington a la cabeza, en un papel en el que por fín su “cara piedra” le vale para hacer creíble un personaje.

La película pretende ser una cinta de acción, un thriller e incluso tiene algunas partes cómicas, pero en la humilde opinión de un servidor se queda a medio camino de todo. Sus constantes giros de guión pueden acabar confundiendo al espectador ya que dejan cabos sueltos. No hay un “villano” reconocible porque no se sabe quién es (como en un buen thriller) pero no son capaces de compensarlo con una historia inmersiva e intrigante, como por ejemplo la reciente Prisioneros, sino que acabas deseando que pase toda la parte de la investigación para que “Chuache” se ponga a repartir estopa.

No ayuda mucho un montaje un tanto brusco, lo cual resulta curioso en una película del mismo director que la genial Sin tregua. Todo lo que David Ayer demostró en dicha película lo pierde en Sabotage, excepto las dosis correspondientes de sangre y visceras.

Su final no convence y enseguida sabréis por qué. Sí lo hace su “epílogo”, que nos retrotraerá a la época en la que Arnold partía el bacalao. Saldremos del cine con una sonrisa en la cara, pero será por ese epílogo no por la película en general. Si Arnold Schwarzenegger tendrá su “canto de cisne” interpretativo particular es un misterio. Con Sabotage no lo ha conseguido, así que habrá que seguir esperando.